ACTUALIDAD/MUNDIAL ALEMANIA 2006
Berlín, reflejo de separación y reunificación
Una mirada diferente sobre Alemania 2006. Desde la intimidad del hogar y desde el refugio de la memoria, una argentina descendiente de alemanes, nos sumerge en las ciudades donde se jugará el mundial. Un viaje para seguir cada semana desde estas páginas. textos de Laura Aprozov (*). fotos de El Litoral

El mundial se mudó a Berlín. Millones de ojos de todo el mundo miran fijamente hacia esa ciudad, con la pasión a flor de piel y el grito de gol, esperando en la garganta. Se calcula que más de 2 mil millones de miradas estarán siguiendo por TV y en vivo, la última jugada de este campeonato, en el que Alemania se presentó ante el mundo con su mejor costado humano y de perfecto anfitrión.

Entonces me puse a pensar en cuánto deberíamos saber para entender una ciudad alemana, única. Porque Berlín trasciende las fronteras de su propio país, para convertirse en una entidad en sí misma.

Si decimos Alemania, asociaremos su imagen con los paisajes de Munich, o la región de la selva negra, con las mujeres pulposas y muy rubias, llevando alegremente jarras con litros y litros de cerveza.

Pero si pensamos en Berlín, relacionaremos esa ciudad con la historia, y la leyenda del Ave Fénix, que se levantó de sus propias cenizas para volver a volar.

Berlín es la memoria de un pueblo que padeció guerras, muros, divisiones, transformaciones. Es, en sí, una urbe controvertida. Moderna. Sinónimo de arte. De cultura. De profundas mutaciones y permanente desarrollo.

Es una de las ciudades más interesantes de todo el mundo... No sólo por lo que es hoy, sino por su pasado y su futuro. ¿Que si es linda? No podría afirmarlo. Supongo que va en gustos. Pero es una experiencia única que debería poder vivirse al menos una vez en la vida.

Un muro de acero y hormigón

El pueblo alemán, y en especial el berlinés, vivió trágicamente los horrores del nazismo y los años nefastos de la guerra. Y alcanzó su punto máximo de tristeza, cuando -luego de todo el horror vivido- llega el fatídico 13 de agosto de 1961. Ese día, el pueblo Berlinés se vio obligado a presenciar, impotente y desconsolado, la construcción de un muro de 155 Km de longitud y 3,6 metros de altura, que separaba familias, amigos, amores, barrios, casas, vidas... A lo largo de los años, 200 personas perdieron la vida intentando cruzarlo.

Pero nunca se dejó de soñar con la libertad de quienes quedaron atrapados del otro lado del mundo occidental.

Desde el 9 de noviembre de 1998, junto con la caída del muro, se trabaja incansablemente por levantar una nueva ciudad. Comenzaron a construir a partir del olvido y la indolencia. Y hoy, donde sólo había viejas casas oscuras y frías, abandonadas por la mano del Estado, hay gigantes y ultramodernos rascacielos y hoteles 5 estrellas. Se invirtió muchísimo dinero y esfuerzo. Debía verse bonita, lo más rápidamente posible, para convertirse en 1990 en capital del país, desplazando a la mítica ciudad de Bonn.

Cosmopolita. Rebelde y eterna. Conocer Berlín es asimilar un nuevo cosmos, surgente, emotivo, inquietante y fundamental. Actualmente viven en Berlín 3,4 millones de personas, repartidas en los 12 barrios que la componen. Cada uno de ellos con encanto e identidad individual bien definida. Es, además, la ciudad más grande del país, con una riqueza arquitectónica incomparable, fusionando lo más moderno con lo más emblemático del pasado.

Berlín es, definitivamente, la reina de las urbes cosmopolitas. Tiene una muy variada población. Y algunos personajes típicos pueblan las calles.

Tiene una esquina oscura dentro de su realidad cotidiana: calles pobladas de hombres autoexcluidos de la sociedad, y estaciones de trenes donde la droga, el alcohol y la marginalidad social, forman parte del paisaje urbano. Punks de cabellos fosforescentes y perros compañeros de ruta. Algún demente que canta viejas canciones con una lata de cerveza en la mano, mujeres perdidas en el peor costado de la vida y mucha, mucha soledad...

Tenemos que hacer una aclaración, y es que todos ellos reciben ayuda social: una mensualidad de entre 500 y 800 Euros, según el caso, que les permite vivir. Tienen seguro de salud y ropa dos veces al año. Y el Estado les proporciona lugares dignos donde repararse del espantoso frío invernal. Adicciones, marginalidad, y falta de contención familiar, los vuelca a la calle.

Pero ése es un pequeñísimo aspecto, inevitable en una urbe tan moderna y tan populosa. Que queda opacada con el brillo que le dan los innumerables museos, llenos de memoria. Sus galerías de arte. Sus teatros y salas de concierto. Los centros comerciales. El parlamento, con su cúpula interactiva de cristales y espejos de 25 metros de alto. La nueva casa donde se hospeda la primera ministra, Angela Merkel, y que estrenó su antecesor, Gerhard Schršder, construido sobre un terreno de 7.000 m2 y que mira directamente al parlamento.

Su antiguo zoológico, su imponente red de subterráneos, la Postdamer Platz y sus gigantes edificios. La Fernsehen Turm con su mirador, más, más, Berlín es eso y mucho más... Y recuerden que su "Isla de los Museos" fue declarada por la Unesco como "Patrimonio cultural de la humanidad".

Muy pronto, en el 2015, seremos testigo de la reconstrucción del Palacio Real, destruido durante los bombardeos de la II Guerra Mundial. Ese proyecto tendrá un costo final de unos 800 millones de Euros.

Como ven, amigos, Berlín no terminó aún de armar su fachada final... ¿Lo hará algún día? ¿O su crecimiento y transformación pasará de generación en generación, como un modo de ser...? Pero de lo que sí estoy segura es que lo mejor, aún está por verse...

Un domingo con sabor alemán

Mi padre era un verdadero amante de la cocina, un sibarita en cuanto a sabores y aromas se refiere, adoraba inventar comidas con sabores raros y nombres exóticos, y cada domingo discutía con mi mamá para ver quién cocinaba ese día. Pero cuando ella decía "Voy a preparar Kšnigsberger Klops" (albóndigas de la ciudad de Kšnigsberg), típico no sólo de Berlin, sino de todo el noreste alemán, entonces se acababa la disputa. Mi papá se relajaba, ponía un buen disco de jazz para ambientar, yo tomaba la bici y me iba veloz al almacén, a comprar anchoas y harina, y mi hermana iba corriendo a la carnicería a buscar la carne picada... Luego, los tres esperábamos impacientes que la comida llegue a la mesa. Es que es una de las delicias de la cocina tradicional alemana.

Seguramente, habrá varias versiones de la misma receta, pero yo me quedo con la de mi mamá, Alicia, que es ésta:

Kšnigsberger Klops

1/2 Kg de carne picada magra (en la versión tradicional lleva mitad de vaca y mitad de cerdo), 2 pancitos viejos, mojados en leche. 1 cebolla finamente picada. 1/2 cucharada de azúcar. 2 huevos. Perejil picado, 1 cucharada. Filetes de anchoas, 6 Ó 7 bien despinados y picados. Harina y leche cantidad necesaria. Sal, pimienta y gotas de jugo de limón para saborizar.

Dorar la cebolla con media cucharada de azúcar, en un poco de grasa o manteca. Dejar enfriar. En un recipiente, colocar la carne picada junto con los pancitos remojados, exprimidos y bien picados; agregar los huevos, el perejil, las cebollas rehogadas, y sazonar con sal y pimienta. Con las manos humedecidas en agua fría, formar bolitas del tamaño de una nuez grande.

En una cacerola, preparar una salsa blanca más bien líquida, sazonarla con unas cuantas gotitas de jugo de limón, sal y pimienta. Agregar las anchoas finamente picadas o procesadas y poner a cocinar allí las albóndigas. Cocinar a fuego muy suave por unos 10 Ó 15 minutos. Servir con papas al natural o bien con fideos cortos, tipo guiseros.

Guten Apettit! Buen provecho... y recuerden que atreverse a sabores nuevos es animarse a conocer más.

Ellas buscan hombres de verdad

Los machistas están fuera de moda.

Los hijos y nietos de la guerra dejaron impresa su marca de machos que todo lo pueden. De cabeza de familia duros, fríos, verdaderamente prusianos, donde mostrar sentimientos era signo de debilidad. Con el devenir de las décadas, ese estilo de hombre en Alemania se vio enfrentado a la búsqueda de otro ser. Un hombre nuevo. Capaz de dar ternura y de mostrar sensibilidad. Y que se contraponga a ese machista, que pasa sus noches en los bares y que enloquece con cada partido de su equipo de fútbol preferido. Así es como en los ï80 aparece un tipo de varón que se confronta con la imagen del "macho" con botas tipo texanas, campera de cuero y aliento a alcohol. Pero ese nuevo varón que nacía, dentro del grupo de intelectuales y universitarios, se acercaba más a un osito de peluche, suave e inofensivo, que al hombre de verdad que buscaban las mujeres. Ese hombre nuevo tampoco era lo que las mujeres necesitaban... así que continúan buscando.

Ellas siguen soñando con su caballero de armadura, de modales finos, estilo personal, tiernos y con fuerza de carácter.

En los ï90, llega el tango y la salsa a Alemania, y junto al baile y la libertad de movimiento aparece el "hombre latino", con sus piropos, sus miradas picantes y su desfachatez. Las alemanas se derretían frente a los ojos negros de los machos latinos. Y a los hombres alemanes no les quedó otra solución que tratar de imitarlos.

Sin embargo, eso tampoco las satisfacía. La búsqueda de un hombre completo con sello propio, auténticamente alemán... continuaba.

Ya a mediados de los ï90 y lo que va del 2000, el hombre ocupa los mismos roles en la casa y en la vida cotidiana que la mujer... y ambos están, juntos, en la búsqueda de un equilibro que, indefectiblemente, habrá de llegar.

Las parejas de hoy, en Alemania, son verdaderamente parejas. Y si ella puede ganar tanto dinero como él, ¿por qué no decidir intercambiar los roles, al menos un año cada uno, como ya lo hacen miles de familias? No sabemos si ellas encontraron a su príncipe azul tan soñado, pero sí sabemos que ellos hallaron un lugar diferente, verdadero, lleno de comprensión, sensibilidad y despojado de cualquier tipo de prejuicio. Son los hombres de hoy. Los hombres de verdad. Que se abren a los sentimientos y a la ternura. Los hombres que también están llegando a nuestra sociedad... o no? Bueno, es que dependerá de nosotras, las mamás de varones, dejar de criar machos dependientes, los reyes del hogar... porque ésos, ya están pasados de moda.

(*) fue durante 11 años periodista, conductora y traductora de DWtv (Radio y Televisión Nacional Alemana).