Toco y me voy
íLa estática!
Con el frío, uno se abriga. Parece que lanas, determinados zapatos, cierto nerviosismo general o una mera reacción de la mecánica, provoca pequeñas descargas eléctricas al tocar determinados objetos. Esta nota viene cargada.

Flavio, un tipo habitualmente positivo y hasta optimista, llegó con una cara de sufrimiento inocultable. Estoy deprimido, alcanzó a decir. La estática, agregó. Ante tan lacónico comentario, lo menos que pudimos hacer es abrazarlo, pero ahí nomás dijo un "ay" sonoro, mientras se encendían chispas en su pulóver, en su barba, en su alma. Flavio explicó que todos los inviernos le pasa lo mismo, y anda, hasta la primavera, acobardado, pateado por todas partes, a los saltos, a la defensiva, abriendo puertas con los codos, probando las cosas con el revés de la mano. Pero siempre, en algún momento se olvida y es en ese momento, puntualmente, en que recibe otra descarga, más concentrada y dolorosa por cuanto uno está desprevenido y con la guardia baja. íLarrepitenciamadrequelo! (algo así), le escuchamos decir a nuestro amigo, quien nuevamente inclina la cabeza derrotado y repite: estoy deprimido.

La estática es la parte de la mecánica que estudia las leyes del equilibrio. Flavio no entra en esta categoría: está desequilibrado.

Lo que los humanos conocemos vulgarmente como estática hace referencia, técnicamente, a cargas eléctricas en reposo. Las guachas, menos técnicamente hablando, tienen la virtud de dejar de reposar en cualquier momento: cuando estiramos la mano hacia la puerta del auto, cuando asimos el picaporte, cuando nos apoyamos cancheros en el marco de la ventana para decirle cosas a la Carito (a uno le corre una electricidad por el cuerpo...) o sencillamente en cualquier acto que implique desplazamiento.

Después te enterás de que hay electricidad negativa y positiva (y Flavio ya está alineado sin necesidad de demostración empírica alguna) y que el tema no es fácil resolución.

En la estática pedestre, en la que te patea, entran a jugar fenómenos de la mecánica y de lo que sea, pero también factores de moda, sicológicos, entre otros.

íQué cargado que estás!, te comentan cuando pateás o te patean, estática de por medio, con lo cual debés comerte, además del escozor "eléctrico", el reproche sobre tu salud mental. Muchos asocian el tema de la estática al estrés que una persona arrastra. Y entonces, la patada de la estática viene a ser como una sanción inmediata, una especie de juicio sumarísimo que recibimos y que nos pone a la defensiva y en estado de alerta, un mensaje que debemos interpretar como la necesidad de bajar un cambio. Mi amigo Flavio, por ejemplo, cuando recibe esos mensajes, lejos de bajar un cambio, los sube: le da bronca, quiere pelearse con todos (con el invierno, con la estática -que literalmente lo trata a las patadas-, conmigo, con él, con las puertas, con los metales) y al final termina todavía más estresado, así que vuelta a cargar electricidad y realimentar el circuito. Flavio es más bien una usina eléctrica.

Otra versión le atribuye directa responsabilidad a la ropa de lana, a los tejidos, y al roce de éstos con pelos, otras lanas, otras superficies. La solución es andar en bolas: nada de estática, aunque podemos terminar engripados o en cana, o ambos. Por otra parte, Flavio descarta esa posibilidad: es friolento, así que seguirá usando pulóveres.

Hay otra corriente del pensamiento (una corriente estática) que sostiene la ineludible responsabilidad de los tamangos en la cuestión. Hay determinado calzado y determinadas suelas que facilitan primero la acumulación de electricidad y luego su descarga pública y notoria.

Por último, hay estudiosos que están (auto) convencidos de que hay determinados autos pateadores. Qué sé yo. Tal auto te patea; tal otra marca, no. Me parece medio capcioso el argumento y encima teñido de oportunismo comercial. Yo sé que Flavio, por ejemplo, compraría un auto "que no patea". Y odia a todas las motos y ciclomotores, porque o tienen encendido eléctrico o porque hay que patearlas. Y Flavio no está para esas cosas.

Texto: Néstor Fenoglio[email protected]: Luis [email protected]