El futuro es hoy

Eloy Rodríguez

Se impone una estrategia estatal para afrontar una problemática que se prevé cierta y con signos inequívocos de concreción: el agotamiento de las reservas de los recursos energéticos, que desde la óptica petrolífera viene en caída desde 1998.

Repsol-YPF explota cuencas maduras que están en decadencia productiva, como es el caso de Loma de la Lata, principal fuente gasífera del país.

Esta empresa, que se cotiza por sus reservas, depende de la ecuación dada por el hallazgo de nuevos yacimientos y la estabilidad en el volumen de reposición.

El contexto argentino, repetido por cierto, describe la incertidumbre de reglas a largo plazo que obstaculiza explorar cavidades de mayor riesgo y origina la indecisión pendular entre ejecutar estas inversiones en la geología de nuestra superficie o diversificarlas en otros países que no tengan vicios de subdesarrollo.

Además, en analogía con la imprevisión agrícola ganadera (los combustibles tienen precios dirigidos y coaccionados por retenciones sobre el crudo), la nueva ley de hidrocarburos está atrapada en la maraña burocrática del Congreso. El presidente Kirchner solicitó mayor inversión para exploraciones. Por eso requirió la intermediación de Rodríguez Zapatero ante Repsol y ésta, sin perder la administración y el control mayoritario, piensa en un financiamiento proveniente de la venta de parte de sus acciones. También acordó con Bolivia el precio de la importación del gas y con Chávez la integración entre Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Enarsa y el Bono del Sur para impulsar la búsqueda de hidrocarburos. En dirección opuesta, algunas dudas cancelaron la licitación destinada a ampliar en un 50% el gasoducto desde Santa Cruz a San Pablo.

El rumbo nos lleva, en el período 2008-2010, a importar petróleo, por lo que habrá que delinear opciones energéticas, como avanzar sobre los biocombustibles y apoyar al Conicet, al INTA y a los investigadores que, por ejemplo, a partir del gliserol (desecho del biodiésel) lograron alcohol vegetal o bioetanol y, de este último, concibieron "hidrógeno verde" que genera energía sin contaminar el ambiente, una oportunidad para que el campo constituya una cadena de valor que desde los surcos llegue hasta los surtidores de combustibles.

El futuro no es lejanía y abstracción, los resultados deberían obtenerse en un tiempo menor del que llevaría la construcción del atanor gasífero desde Caracas a Buenos Aires.