El paraíso de la palabra inútil

EFE

El escritor portugués José Saramago expresó su pesimismo con relación al uso contemporáneo de la palabra y de la imagen, y afirmó que "vivimos en el paraíso de la palabra inútil y la imagen que no sirve para nada", en un mundo donde la "santa audiencia es venerada en todos los altares".

El autor pronunció esas palabras en una conferencia en el seminario "El júbilo del aprendizaje: Beatos y bibliófilos en la pedagogía de la imagen", celebrado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en la localidad de Potes (Cantabria, norte).

En esta primera jornada del curso, dedicada al "legado de la imagen", el Premio Nobel de Literatura declaró que "el mundo es pésimo", hasta el punto de que, en su opinión, el ser humano no merece la vida y ha fracasado como especie.

En respuesta a los que dicen que "estamos mejor que antes", Saramago afirmó que confunden el tener con el ser y que se les olvida que quizá haya mejorado una pequeña minoría entre más de seis mil millones de personas.

El autor portugués criticó el uso actual de las imágenes y declaró que ahora se vive "una especie de culto a la imagen como un valor en sí mismo" y la televisión hace una utilización "totalmente gratuita" de esas imágenes, "echando a la cara" de quien mira la pantalla una tras otra sin otro resultado que el aturdimiento.

Saramago alertó para la "insensibilidad" en transmitirse un programa sobre la vida de los que se conoce como "famosos" y, en seguida, imágenes de otra bomba en Irak o una epidemia de sida en África, "lo que significa que tanta importancia tiene una cosa como la otra".

Según expresó el escritor de obras como "Manual de pintura y caligrafía" y "La balsa de piedra", existe una "santa venerada en los altares de todo el mundo", que es la "santa audiencia", en cuyo nombre se cometen muchos crímenes contra la razón, la sensibilidad y el buen gusto, con el aplauso además de las propias víctimas.

"El sistema ha convertido a las víctimas en cómplices y eso pasa todos los días", subrayó Saramago, quien considera que los ciudadanos deberían exigir que se les respetase, sobre todo a los medios y también el poder político.