Producciones alternativas
La costa es una zona muy emblemática

La costa santafesina está integrada por los departamentos La Capital, Garay y San Javier. Sus principales distritos son Santa Rosa de Calchines, Cayastá y Helvecia, donde "cada año llueve, aproximadamente, entre 850 y 950 milímetros. Las máximas precipitaciones se producen en primavera y verano (entre noviembre y marzo), registrándose una temperatura media de 25°C en verano; y de 10°C en invierno cuando las posibilidades de heladas se reducen al mínimo", según destacaron en el proyecto Desarrollo Regional Rural de los distritos de Santa Rosa de Calchines, Cayastá y Helvecia del departamento Garay, realizado por el INTA y el Centro Para la Producción y Comercialización del Departamento Garay.

Todas estas condiciones permite que hasta julio se desarrollen los cultivos tardíos como el gladiolo, choclo, zapallito y chaucha. Mientras que a partir de octubre se puede hacer tomate, pimiento, jazmín, entre otros, y durante todo el año hay posibilidades de cultivar una mayor y continua producción de rosas.

"En Santa Fe hay 10 productores, con una superficie total de 22 hectáreas; de las cuales, el 50% se realiza bajo cubierta. Esta actividad requiere alta demanda de mano de obra (de 2 a 3 personas por hectárea durante todo el ciclo)". Por esta razón, "la reactivación de este sector generaría más de 1.000 puestos de trabajo".

Con las instalaciones e infraestructura (galpones de empaque, cámara frigoríficas, personal, etc.) que hay en la zona, se podrían producir más de 300 hectáreas.

Santa Rosa de Calchines es la localidad que mayor importancia ha adquirido en floricultura, siendo el gladiolo, el jazmín, la rosa y las pequeñas experiencias en claveles, crisantemos y lisiantus, las principales variedades. Desde esta zona se abastece a los mercados de Buenos Aires, Rosario y Córdoba.

Cada vez menos

La producción de gladiolos es la más antigua de la zona. A fines de la década del 70 y durante el 80 se producían unas 380 hectáreas; mientras que hoy, es mínima la superficie que se dedica a este tipo de plantación.

Unas cuatro hectáreas (3 has. bajo cubierta plástica) son ocupadas por jazmín, produciéndose más de 3 millones de flores que se comercializan en paquetes de 10 flores cada una; y cerca de 7 hectáreas son utilizadas para cultivar rosas, bajo cubierta, que genera una producción en cantidad y calidad desde la primavera hasta enero.

La presencia de nematodes fitoparásitos, causantes de graves pérdidas de la producción, es uno de los limitantes que tiene este sector. De manera similar a lo que ocurre con la frutihorticultura es posible aumentar la calidad y rendimientos por medio del uso de nuevas tecnologías.

En el país

La virtual desaparición de la flor de corte importada del mercado minorista nacional, atribuible a obvias razones de precios, crea la oportunidad para la sustitución de la misma con producción nacional. "Es probable que la demanda por flor de calidad se fortalezca a medida que se vaya superando la crisis económica por la que estamos atravesando, lo cual, generaría un crecimiento", advierten desde la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de Innovaciones Tecnológicas Agropecuarias SA (Intea SA).

De esta forma, se contaría con los excedentes necesarios para financiar la reconversión de los productores más dinámicos que, en el mediano plazo, estarían en condiciones técnicas y financieras para ofertar flores de corte de calidad competitiva con la importación.

La transformación debería pasar, principalmente, por "la escala de producción y por una mayor eficiencia en el ciclo de comercialización interno, que posibilite una interfase mutuamente beneficiosa entre productores y exportadores". Sin embargo, "teniendo en cuenta las limitaciones estructurales que presenta el subsector en la actualidad, un horizonte realista se ubicaría en décadas en lugar de en algunos años".