Mario Cáffaro
El 25 y 26 de agosto sesionará en Rosario, la convención nacional del radicalismo para definir la política electoral de 2007 y el presidente del comité nacional, Roberto Iglesias, recorre los distritos para ir conociendo la postura de los dirigentes e intercambiar opiniones. Ayer, estuvo varias horas en esta capital donde mantuvo una serie de encuentros, primero con los convencionales nacionales por Santa Fe, entre ellos el titular del órgano, Adolfo Stubrin, y luego con autoridades y dirigentes locales. En el medio habló con El Litoral sobre la situación actual del radicalismo, su marco posible de alianzas, las diferencias con Kirchner y el caso de Mendoza donde su sucesor, Julio Cobos, se pasó al kirchnerismo.
- Algunos dirigentes apoyan abiertamente a Lavagna y otros al Frente para la Victoria
-En el partido hay dos posiciones muy distintas. Un grupo de dirigentes ya han realizado un acuerdo con el presidente de la Nación. Lo han hecho individualmente, han avanzado en una estrategia conjunta y al margen de la discusión, de los debates y de las posiciones que ha tenido nuestro partido. Este es el planteo que hacen algunos de nuestros dirigentes y al cual quieren arrastrar al partido.
Por el otro lado, un sector inmensamente mayoritario asume su lugar de oposición que es el que nos dio la sociedad. Es el que debe efectuar los controles y oponerse al gobierno y no someterse. El radicalismo no puede ser tolerante a un proyecto hegemónico que estos dirigentes, que acompañan al presidente, no sólo están tolerando sino fomentando.
Estas dos posiciones existen. También el radicalismo entiende que no tiene la fuerza necesaria como para poder afrontar el desafío de ponerle freno a ese proyecto hegemónico que encarna el presidente y abre la discusión a otros sectores sociales y políticos, entre ellos el que representa Lavagna, para nosotros un hombre de respeto, de gran trayectoria con el cual hemos encontrado coincidencias.
Si algo tiene seguro la gran mayoría del partido es que el proyecto de Kirchner no se puede, de ninguna manera, tolerar. Lo demás abre un marco de discusión que se ha ido llevando con el socialismo, el ARI y otros dirigentes y sectores, entre ellos Lavagna".
Iglesias fue gobernador de Mendoza hasta 2003 y su delfín, Julio Cobos, fue su sucesor. Al poco tiempo se convirtió al kirchnerismo y se menciona que integraría la fórmula con Kirchner o con Cristina Fernández en los comicios presidenciales. "Esta volterada de nuestro gobernador y algunos amigos conflictúa la situación de Mendoza. Hemos tenido la prudencia de no alterar la gobernabilidad de la provincia para no afectar la calidad de vida de los mendocinos", señala a la vez que reconoce que Cobos evita los ámbitos de diálogo con el radicalismo.