El martes se abrirán los sobres con las ofertas

Licitan importantes obras de desagüe

Fin al padecimiento de los vecinos de calle Entre Ríos. Cuando la obra esté ejecutada esta enorme masa de agua escurrirá por conductos subterráneos hasta el Salado. Foto: Alejandro Villar. 

Casi 26 millones de pesos se destinarán para sanear dos de las 26 cuencas en que el Plan Director de Desagües dividió la ciudad de Santa Fe. Para Horacio Ruíz es la obra más importante que concretará su gestión al frente de la Secretaría de Asuntos Hídricos de la Municipalidad.

La inmensa llanura en la que se erigió la ciudad de Santa Fe juega en contra a la hora de eliminar con rapidez el agua que se acumula luego de una lluvia intensa. Flanqueada por el Paraná y el Salado y con una leve pendiente, la situación se vuelve crítica en algunos barrios donde los vecinos sufren las consecuencias de ver correr un río frente a las puertas de sus hogares.

El próximo martes, se dará un paso trascendente en pos de solucionar dos inconvenientes concretos. Se abrirán los sobres con las propuestas para ejecutar los desagües troncales de dos de las 26 cuencas de la ciudad: Entre Ríos y Derqui-Gorostiaga.

"A mi juicio, es la obra más importante que encaramos desde esta gestión", aseguró muy entusiasmado el secretario de Asuntos Hídricos de la Municipalidad, Horacio Ruíz.

Los trabajos demandarán unos 26 millones de pesos, según el presupuesto oficial, y serán aportados por el Fondo Hídrico de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación. Con un plazo de obra de 36 meses, su finalización trascenderá esta gestión. Una vez concretados cambiará en forma sustancial la vida de los vecinos de los barrios San Lorenzo, Chalet y Arenales, en el primer caso; y de Ciudadela Norte, Schneider, San Pantaleón y Los Hornos, en el segundo; dos zonas densamente pobladas.

Un río pero subterráneo

Al sur, la cuenca Entre Ríos tiene su origen en Casa de Gobierno. La inexistencia actual de desagües obliga a un escurrimiento superficial del agua de origen pluvial, razón por la cual cuando llueve más de medio metro de líquido corre desde Dr. Zavalla hacia el Salado, inundando calles y viviendas.

"Técnicamente funciona fantástico porque colecta el agua y se la lleva hasta los reservorios. Pero es una calle donde vive gente que no puede ni salir de sus casas", explicó el funcionario. Con esta obra, el objetivo es entonces, "transformar ese río que es calle Entre Ríos en un río subterráneo, que es el conducto".

En el centro geográfico de la ciudad, la situación es igual pero las causas son distintas. La infraestructura de desagües que atraviesa Los Hornos es ya insuficiente y no acompañó el rellenado de las cavas que permitieron el funcionamiento de los hornos de ladrillos que supo haber en la zona. Actualmente, "los desagües colectores van por el costado y no por el corazón del barrio, entonces cuando llueve el agua que antes iba a la cava se junta en las calles". Se suma además, un reducido conducto en Aristóbulo del Valle. Aquí la cantidad de beneficiarios rondará las 70 mil personas.

Un trabajo artesanal

La técnica para construir los conductos es de hormigón in situ. ¿En qué consiste? Se ejecutarán en el mismo lugar donde funcionarán, con características nunca antes realizadas en la ciudad. ¿Por qué se elige este procedimiento? Ruíz lo explicó con claridad: "Santa Fe es una ciudad plana, por lo que para que un conducto transporte un caudal importante de agua no importa el diámetro sino la pendiente que tenga. Si colocamos caños grandes ocuparán mucho espacio pero transportarán poco caudal".

Entonces, la pendiente se irá acrecentando a medida que el conducto se acerque a su desembocadura final. "Por eso la profundidad será variable. En el inicio de la cuenca van a estar playitos pero a medida que se acerque al Salado se van colocar a una profundidad máxima de 3,5 metros".

El trabajo demandará gran mano de obra y será casi artesanal. "Tienen que excavar, bajar, nivelar el piso, encofrar, armar los hierros y colar el hormigón".

Obviamente que las molestias para los vecinos no podrán evitarse mientras la obra se ejecute frente a sus hogares. Pero con la determinación de que "se abra una cuadra por vez, se ejecute el desagüe, se tape y recién ahí se pase a otra", al menos podrán menguarse. En total, se colocarán 3.600 metros de conductos y se estima que en cada cuadra las cuadrillas de operarios estarán trabajando entre 15 y 25 días.

En Entre Ríos la tarea será un tanto más complicada, sobre todo en el límite oeste donde las viviendas están muy cerca de donde pasará el conducto. Allí será necesario entubar y table-estacar, es decir, construir una pared de madera para contener el suelo y evitar derrumbes.

En los dos casos se realizarán obras complementarias, como la colocación de caños de hormigón armado de distintos diámetros que serán el nexo entre las captaciones a construir y el conducto principal. Además se ejecutarán bocas de tormenta, bocas de registro, troneras de acceso al conducto para la futura limpieza y mantenimiento, cámaras de captación de cunetas y muros cabezales. Se reconstruirán las condiciones originales de la calzada previas a la ejecución del conducto de hormigón armado.

Abrió el paraguas

Con dos pliegos vendidos hasta fines de esta semana (por un valor de 50 mil pesos cada uno), y muchas consultas de empresas hechas aquí y en la Casa de Santa Fe en Buenos Aires, el municipio espera adjudicar la obra en el corto plazo y erradicar un problema de vieja data en la ciudad en dos sectores concretos.

De todos modos, ante lluvias cada vez más intensas y frecuentes, Ruíz abrió el paraguas: "Estas obras son la solución definitiva para los parámetros de diseño que tenemos en la actualidad. Con el cambio climático global, las lluvias están siendo muy distintas a los 100 años que tenemos estudiados. No tengo la bola de cristal para saber si las precipitaciones de los próximos 25 años van a responder a un patrón de los últimos 100 años. Esta obra está calculada según lo que conocemos".

San Lorenzo, Chalet, Arenales, Ciudadela Norte, Schneider, San Pantaleón y Los Hornos, celebren. Si las gestiones de gobierno que tomen el timón de la ciudad en el futuro adoptan el problema hídrico con seriedad, decidirán cuál de las restantes 24 cuencas sanean. Y abocarse a conseguir el financiamiento que el municipio no dispone para mejorar la calidad de vida de los santafesinos.

Lía Masjoan