El mercado inmobiliario en Rosario
El valor de las propiedades con precios de la convertibilidad
El denominado boom inmobiliario en Rosario provocó un incremento de los precios que es inalcanzable para la clase media. El metro cuadrado en el centro supera los 800 dólares, mientras que en la zona costera llega a 1.200.

Corresponsalía de Rosario

Desde hace dos años, cuando la recuperación de la economía y el crecimiento del sector agropecuario dejaron de ser una realidad pasajera, las inversiones inmobiliarias se consolidaron en el Gran Rosario como un espacio firme y en franca expansión, cuyas fronteras, según coinciden distintos analistas, todavía no tiene un límite muy definido.

La aparición de este nicho de mercado se instaló por los beneficios que garantiza su escaso riesgo en momentos en que las apuestas financieras dejaron de ser un resguardo de rentabilidad segura.

En Rosario, se conjugaron dos factores que provocaron el amanecer de lo que algunos denominan boom inmobiliario. Por un lado, la recuperación urbanística de la zona costera que delineó la Municipalidad -en terrenos en los que antes estaban asentados las terminales portuarias y los ferrocarriles- amplió la oferta de tierras en partes privilegiadas de la ciudad, como Puerto Norte y Scalabrini Ortiz, que despertaron el interés de los inversores. Por otro lado, apareció un sector económico interesado en este tipo de negocios inmobiliarios que proviene -según datos de la Cámara de Empresas Inmobiliarias de Rosario (Cadeiros)- en un 50 por ciento del campo. Iván Barbero, economista de la Fundación Libertad, advierte que "el productor agropecuario se convirtió en un protagonista fuerte del mercado, ya que ahora percibe la compra de inmuebles como una inversión de capital y no para uso familiar como ocurría hasta hace unos años" .

Los que no pueden

Este nuevo panorama provocó desde hace dos años un estallido de los precios de las propiedades, que dejó a un sector de la clase media asalariada imposibilitada de acceder a una vivienda en momentos en que los créditos hipotecarios están fuera del alcance para una gran mayoría, según indica el director del Departamento de Economía del Centro de Estudios Políticos Estratégicos Americanos (Cepea), Cristian Módolo. El economista rosarino señala que "en una sociedad donde los activos inmobiliarios se valúan en dólares y la mayoría de la población cobra su sueldo en pesos se hace muy difícil alcanzar el primer escalón para acceder a la vivienda".

En la zona de Puerto Norte y Scalabrini Ortiz el metro cuadrado de una propiedad terminada se cotiza 1.200 dólares. Mientras que en el radio céntrico, donde se construyen actualmente unos 170 edificios, según detalla Alejandro Juri, titular de Cadeiros, los valores superan los 800 dólares por metro cuadrado.

Juri considera que "para fin de año el precio de los inmuebles se va a estabilizar, luego de que ingresen al mercado alrededor de 3.500 nuevos departamentos que actualmente están en construcción, y que se van a sumar a los 180 edificios que se terminaron durante el año pasado"..

Como en la convertibilidad

Iván Barbero, economista de la Fundación Libertad, advierte que los valores de los inmuebles se están acercando a los precios que imperaban en la década pasada, cuando regía la ley de convertibilidad. En ese momento, según detalla, un departamento estándar en el centro de la ciudad rondaba los 840 dólares el metro cuadrado.

Barbero estima que la fuerte demanda de inmuebles "se debe a que la gente relacionada con el sector agropecuario encuentra en las propiedades un resguardo de valor más seguro cuando todavía existe cierta desconfianza en los bancos tras la crisis de 2001".

De acuerdo con un informe de la Fundación Libertad, la rentabilidad de las propiedades es muy baja si se la compara con la que existía antes de la devaluación. "La rentabilidad de una propiedad en dólares no supera el 3 por ciento mientras que durante los 90 oscilaba el 8 por ciento", detalla Barbero, quien sostiene que "en Rosario la mayoría de las inversiones inmobiliarias se desarrollaron en su gran mayoría con capitales de la zona, a excepción de construcciones más exclusivas en las que apostaron constructoras de Buenos Aires".

El año pasado se acercaron algunos inversionistas porteños que atraídos por el boom rosarino pusieron sus ojos en el mercado inmobiliario local. Esperaban tener una mayor rentabilidad que en Buenos Aires, teniendo en cuenta los valores de los terrenos que son mucho más bajos, pero al existir un alto costo de construcción y un valor de venta final más bajo, la ecuación final resultó similar. Pero uno de los inversores foráneos que decidió apostar a Rosario fue el grupo Irsa, que en 1997 pagó 25 millones de dólares por los terrenos donde se construyó el shopping Alto Rosario y el supermercado Coto. En ese predio Irsa anunció hace dos semanas junto al intendente Miguel Lifschitz que construirá un complejo de edificios de baja altura en un predio de cinco hectáreas, para los que invertirá 100 millones de dólares. La empresa local Fundar se encargará de la construcción del complejo que incluirá también un hotel cinco estrellas, que será el segundo que se construirá en la ciudad.

En el sector de Puerto Norte, donde se demolieron a principios de año los enormes silos que pertenecían a la ex cerealera Genaro García se levantarán dos torres de 130 metros de altura, con unos 200 departamentos.

Hace tres semanas la transformación urbanística de la zona costera sumó un nuevo capítulo con el plan de reconversión de tres hectáreas en torno a la antigua Maltería Safac, sitio donde se construirán torres de departamentos, cocheras subterráneas, una plaza extendida y un nuevo balcón al río de casi 200 metros de extensión. Otro inversor porteño que desembarcó en la ciudad asociándose a firmas locales fue Real State Quality Developers, que realiza emprendimientos en Puerto Madero en Buenos Aires. Esta empresa se unió a OP Developers, que es la desarrolladora de la torre Aqualina, un edificio de 39 pisos que se levantará en avenida Libertad y San Luis.