El "Tato" Mosset pegó la vuelta
Había firmado con el Hacoaj Ramat Gan, club que le dejaría un ahorro limpio de 50.000 dólares por diez meses. Por el miedo a la guerra, pegó la vuelta en dos semanas. Priorizó la tranquilidad familiar.

A los 24 años, el sacrificado y silencioso Marcelo "Tato" Mosset, defensor y capitán de Unión, pensó que la posibilidad de Israel era la oportunidad para ganar su primer dinero importante en el fútbol. Mucho más con la llegada de Mario, su pequeño bebé de dos meses. En Las Flores dejó a su esposa Ana Laura y su madre Carmen, además de sentimientos y amigos. Armó las valijas y se fue para Israel el 14 de julio. La ciudad a la cual iba se llama Ramat Gan, donde el club local había acordado con Unión un préstamo por diez meses, con una opción de compra. Para el club implicaba un buen ingreso económico y para el jugador una importante mejora económica. Al finalizar el contrato, el "Tato" tenía pensado volverse con unos 50.000 dólares en la mano, los cuales iban a ayudar para tener un reaseguro y terminar la casa que se está construyendo en Recreo Sur.

"Ramat Gan es una ciudad como Santo Tomé. Está en el centro del país, al norte de Tel Aviv. En mi club no había argentinos ni me pusieron traductor, por lo que me manejaba con el "4" del equipo, un jugador nacido en Israel que había jugado en España con el "Polaco" Arzeno y hablaba perfecto el castellano", comenta el "Tato" a El Litoral.

"Ellos me decían "no te vuelvas, acá no pasa nada". Pero allá está acostumbrados a todo ésto: nacen y mueren en guerra. Pienso que, quizás, soltero me la hubiera bancado. Pero mi familia en Argentina estaba muy preocupada por todo lo que mostraba la televisión, que les puedo asegurar es mucho menos de lo que en realidad pasa allá", dice el zaguero formado en las inferiores del Club Atlético Unión.

Postales como el sonar de sirenas del Ejército y el hecho de cortarse las comunicaciones fueron apurando la decisión que tomó antes de cumplir las dos semanas en Israel como futbolista. "No consulté con nadie la idea de volverme, la fui masticando solo", comenta ahora.

Como reflexión final, el jugador que recuperó capitanía y titularidad en el Unión de Trullet, usa una frase archiconocida pero no muy usada en estos tiempos en la Argentina: "La plata va y viene". De todos modos, en el caso de Marcelo Mosset la hizo realidad y priorizó la seguridad junto a los suyos. Por eso es que, jugando con su pequeño

Mario, el "Tato" justifica con hechos su disparador final: "A la felicidad de mi familia no la cambio ni por toda la plata del mundo".