"Pacto de silencio"

Desocultando el pasado, interrogando el presente
Por Rosa Gronda

Dos líneas narrativas sostienen el relato, autobiográfico en parte, del realizador Carlos Echeverría: una reconstruye la historia de Erich Priebke, criminal de guerra nazi, localizado en Argentina hace una década, mientras la otra se interroga por el rol de la comunidad alemana en Bariloche, que no sólo lo encubrió, sino que lo integró en un proyecto político-cultural simpatizante del perdido esplendor hitleriano.

Desde la perspectiva cinematográfica, no se trata de un documental ortodoxo, ya que el realizador no se limita a ordenar una serie de entrevistas e informes para la investigación, sino que introduce fragmentos de ficción en los que reconstruye episodios de su propia infancia.>

Filmado en Alemania, Italia, Chile y Argentina, "Pacto de silencio" busca los nexos de las comunidades germanas, no sólo a nivel internacional sino local, como las imágenes del Luna Park en Buenos Aires, donde puede verse un multitudinario festejo, con gran despliegue de cruces gamadas, celebrando la unión de Alemania y Austria en el año 1938.>

También se incluye material inédito acerca de los nazis que se escondieron en Sudamérica, como filmes familiares de Priebke compartiendo un asado al borde del lago Nahuel Huapi o imágenes escolares en las que el oficial SS entrega los diplomas a los egresados de la escuela, de la que fue director hasta su detención. Un colegio donde los alumnos fueron los únicos de la ciudad a quienes se les prohibió en su momento ver el filme "La lista de Schindler".>

La atmósfera de confabulación social en la pequeña comunidad que permitió prosperar a criminales nazis bajo la imagen de `buenos vecinos' se agudiza cuando Echeverría filma a esos ciudadanos que lo increpan e incluso le tapan la cámara, como una mujer de considerable edad que agita sus guantes oscuros ante la lente, causando la momentánea impresión de que estamos ante los mismísimos brujos recreados por Polansky en Rosemarie's baby o alguno de los sombríos personajes de Patricia Higsmith, capaces de distorsionar una evidencia.

Toda la película es una extensa pregunta que se reitera a lo largo del documental: ¿cómo fue posible que un personaje con el pasado de Priebke llegara a donde llegó?; ¿qué permitió su ascendente trayecto de fugitivo a prolijo maitre de hotel y de allí, a ocupar un cargo jerárquico en el colegio de la colectividad alemana en Bariloche?>

Los hechos comprobados del pasado son retransmitidos sin anestesia y con honestidad intelectual por Echeverría, aprovechando hasta el último segundo, donde los créditos son interferidos por las excusas, negaciones y rechazos de miembros de la comunidad barilochense. Finalmente, el remate de la extensa y dolorosa lista de los más de trescientos hombres asesinados en la Masacre de las Fosas Ardeatinas (de la que Priebke figura como principal responsable), aporta un tono de emotivo homenaje. Al lado de cada uno de los nombres figuran sus edades y oficios; la mayoría jóvenes de todas las clases sociales: carpinteros, comerciantes, soldados, técnicos, profesores y hasta trabajadores del cine.>

Con un relato que obliga a la reflexión constante y a la memoria permanente, "Pacto de silencio" propone una mirada en el comportamiento de los ciudadanos antes, durante y después del "affaire" Priebke, dejando la inquietante impresión de que mucho de las causas de fondo siguen vigentes.>