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Las variantes para llegar al empate no existieron. Cuando Gimnasia convirtió, recién allí los rojinegros quisieron despertar, aunque era tarde. También abusó de los centros. Hubo varios rendimientos chatos.
Ignacio Andreychuk(Enviado especial a Jujuy)[email protected]
"Es lo que hay, chango", decía un colega norteño ni bien pasaban los minutos y el partido era un despilfarro absoluto. Y sí. Es nuestro fútbol, el que seguramente nadie quiere ver pero que tenemos que soportar. Pasa que se torna medio aburrido para el espectáculo en sí que dos equipos salgan al césped a mirarse tanto y a "pegarse" tan poco. Pero el que debía proponer algo diferente era Colón, algo que no hizo porque su libreto se acabó tras la trinchera jujeña que se formó en la segunda parte del partido.
Las comparaciones, según el rezo popular, son odiosas. Pero también sirven para sacar algunas conclusiones, rever aspectos flojos, revisar viejos logros, revolver en lo profundo. A veces, sirve. Y ayer, Colón trató de llevar a cabo un plan de ataque que no le dio resultado, al igual que el que trató de imponer la semana pasada ante Quilmes, en Santa Fe.>
Si bien es cierto que hay partidos en los que las cosas salen de manera más beneficiosa para los intereses de cada uno, existen otros que presentan barreras más duras para sortear. El tema es el cómo. Y Colón no tuvo cómo.>
Las acciones de la etapa inicial no alcanzaron a cubrir los dedos de una mano. Ni Gimnasia ni Colón arriesgaron más de lo debido, como esperando que el otro tire la primera piedra. Los bostezos copaban los palcos y las plateas. Claro, en la cancha había dos equipos amarretes y lentos.>
De todos modos, Colón debe preocuparse por Colón. Porque suena lógico pensar en la escasez de gol que tiene si en 45 minutos no le generó siquiera un momento de zozobra al local; tampoco elaboró una serie de pases medianamente punzantes como para infiltrarse dentro de la zona peligrosa y, desde allí, tratar de anotar. Nada.>
Incluso, la primera aproximación del conjunto sabalero llegó a los 20 minutos de iniciado el pleito. íOjo!, sólo un pequeño paseíto para ver qué hacía Gimnasia en defensa y, después, de nuevo a reagruparse. El meollo de la cuestión fue que Colón no propuso, sólo trató de controlar a Gimnasia con el afán de que los locales se equivoquen. Y no. Además, ya debe terminarse la idea de que "en casa mando yo" y, allá, "te respeto". En la actualidad, se hacen reiterativas estas situaciones en las que un técnico cambia de esquema o, si no, adelanta o retrasa la posición de sus líneas de acuerdo al escenario. Así está el presente torneo Apertura...>
Exagerada fricción
Si algo le faltaba al pobre y desteñido cotejo que llevaban a cabo en Jujuy, era la brutalidad. En un momento del partido, tanto Gimnasia como Colón apostaron para ver quién chocaba más al rival. Nada de ideas, sólo peleas y riñas por una pelota que "se quería ir del estadio".
Lo que llamó la atención fue la innecesaria fricción que trató de imponer Giovanni Hernández a la hora de buscar el balón en las cercanías de Valdiviezo. Primero, el colombiano no cuenta con una silueta apta para el impacto de cuerpos; segundo, él tiene que hilvanar, crear, fabricar, entender, descifrar los códigos del enemigo para entrarle por cada intersticio que deje. Ahora bien, este esquema lo desorienta un poco. Y se nota.>
Colón también respetó mucho su 4-4-1-1. "¿Por qué no juega Fuertes o Enría?", preguntaban los periodistas jujeños. "Tienen que jugar", dijo "Jairo" Morales Santos al término del partido, ex futbolista de ambas escuadras. Falcioni aclaró en una oportunidad que no se es más peligroso por jugar con un número mayor de delanteros, sino que los que llegan son los volantes. El tema es que ayer Gimnasia pobló en demasía el sector medio y dejó sin chances a los carrileros. Los bloqueó. Incluso los hizo retroceder.>
Golpe mortal
Ya en la segunda, el partido se perfilaba para un típico "gol gana". Entonces pasó lo que Colón trataba de controlar: apareció una jugada intranscendente, un centro flotante al área y Balvorín saltó más alto que las montañas de fondo para guardarla en la red. Ahí se terminó la charla.
Luego, Fuertes entró para sumar arriba. Al pibe Acosta lo metieron para ver si sacaba algo de la galera. Enría ingresó como francotirador derecho, posición habitual del "Caio". Pero no hubo respuestas. El pelotón jujeño despachaba cualquier objeto parecido a una pelota y la mandaba al campo contrario.>
Colón lo intentó una y otra vez. Fue con la hoja en blanco, sólo fue. Por arriba, los tres defensores de Gimnasia ganaron siempre. Por abajo, el sabalero no tenía variantes. Reiteró y abusó de juego previsible.>
La anécdota final llegó de la mano del volante Quinteros. El contragolpe se inició con una lenta salida de Reynoso, quien perdió el balón en la mitad y allí la capturó un inteligente Balvorín; el delantero hizo la pausa exacta, localizó a Gómez por la izquierda, llegó el centro en cortada al área y a otra cosa.>
Lo que preocupa es la falta de elaboración sorpresiva. Por otro lado, las tácticas no deben tapar a la picardía, la informalidad, el "firulete". Y Colón pareció atado a una rígida pizarra de color oscuro, que no admitía la irresponsabilidad de cambiar.>
Gimnasia (J) 2Colón 0
Gimnasia (J): Valdiviezo; Sabia, Sosa y Ramón; Pieters, Quinteros, Ramasco, Salas y Gómez; Balvorín y Turdó.
D.T.: Mario Gómez.
Colón: Tombolini; Chitzoff, Píccoli, Reynoso y Fernández; Barrado, Esmerado, Malandra y Rivarola; Hernández; Ramírez.
D.T.: Julio Falcioni.
Goles: en el segundo tiempo, a los 8 min. Balvorín (G) y a los 41 min. Quinteros (G).
Cambios: en el segundo tiempo, a los 15 min. Fuertes por Malandra (C), a los 17 min. Nocce por Turdó (G), a los 20 min. Iuvalé por Salas (G), a los 25 min. Acosta por Hernández (C), a los 26 min. Frontini por Sabia (G) y a los 32 min. Enría por Barrado (C).
Estadio: 23 de Agosto.
Árbitro: Héctor Baldassi.
