María Inés Vollmer, asesora de Daniel Filmus

Destacan consenso del proyecto para la nueva Ley de Educación

Vollmer (a la izquierda en la nota gráfica) disertó en el auditorio de ATE. Foto: Gentileza ATE. 

La especialista habló sobre el proceso de gestación del anteproyecto de la nueva Ley federal de Educación, y los desafíos que supondrá hacia adelante. Refirió la necesidad de que este instrumento sirva para afrontar de manera viable las nuevas demandas que presenta la educación en estos tiempos.

María Inés Vollmer fue ministra de Educación en Mendoza, ocupó una banca como diputada provincial, formó parte de la Subsecretaría de Desarrollo Territorial y Economía Social de la Nación, y fue funcionaria del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. En la actualidad, es asesora del ministro de Educación, Daniel Filmus.

Recientemente, disertó en el marco del seminario sobre "Políticas estatales en el nuevo escenario", que se realiza en ATE, y abordó como eje el anteproyecto de la nueva Ley de Educación nacional. También dialogó con El Litoral.>

-¿Cómo fue el proceso que derivó en el anteproyecto para la nueva Ley federal de Educación?-El proceso se inició en mayo cuando el ministerio de Educación de la Nación, lanzó un documento donde se desarrollaban conceptos vinculados con los fines, objetivos, principios y valores de la educación, las características de una política educativa nacional, la organización del sistema educativo, la formación docente, la calidad educativa. Y algunos temas importantes como la actualización de contenidos y la incorporación de idiomas y nuevas tecnologías. Y hay un importante capítulo destinado a la garantía del financiamiento de la educación, dado que la meta para el 2010 es lograr que el gasto consolidado de la educación tenga un porcentaje del 6% del PBI que se genera en el país. -Actualmente, ¿en qué nivel se encuentra? -En este momento, estamos arribando al 5%. Cuando se inició la gestión del ministro Filmus, estábamos en el 4%, y tenemos cuatro años más para un PBI que, en la medida en que el país crezca y se desarrolle, va a mejorar. -De alcanzarlo, ¿estarían satisfechas las expectativas?-La idea es que siempre haya una posibilidad de atender la demanda, porque muchos de los temas planteados requieren recursos importantes. Una de las medidas significativas es la universalización del nivel inicial, otra es la obligatoriedad del secundario. Son decisiones que implican cargos docentes, infraestructura, equipamiento, materiales, computadoras, capacitación, salarios dignos... Es decir, cuando se toman medidas de política educativa como las que anuncia la ley, se requiere garantía de los recursos para poderlas implementar. El resultado de la consulta del documento (del anteproyecto) es altamente positivo, porque las medidas son altamente consensuadas: el 81% de los docentes del país se ha expresado. El anteproyecto va logrando un nivel de consenso creciente, y aportes de mejoras. Los legisladores -que ya tienen el proyecto en sus manos, y saben que pueden llegar correcciones con motivo de las consultas- ya están trabajando. La decisión del presidente (Néstor Kirchner) y del ministro es que antes de fin de año tengamos la ley. -¿Por qué razón se hizo necesaria la creación de este nuevo proyecto de ley educativa?-Hay varias razones. La Ley federal de Educación le dio una atribución muy importante a las provincias en el armado del sistema educativo provincial. Este grado de libertad llevó a que las provincias propusieran esquemas de organización, que finalmente terminaron en una situación de excesiva diversidad. Esto generó dificultades a los alumnos que se pasaban de una provincia a otra, o en la formación de los docentes. Ésa fue una causa importante para plantearse hoy un sistema educativo nacional unificado. Por iniciativa de los aportes, volvemos a la denominación de primaria y secundaria, que está más incorporada en la cultura de los argentinos. Además, en diez años, el país sufrió crisis económicas y sociales importantes, sobre todo entre 2001 y 2003, que modificaron la estructura de las familias, que ocasionaron muchas dificultades para los sectores más pobres. Y la escuela, que recogió el impacto de este proceso de deterioro, se tuvo que hacer cargo de situaciones más complejas. Y eso amerita proveer a las escuelas de más cosas, ya que hay alumnos que por su condición de pobreza tienen mayores problemas de aprendizaje, y requieren mayor apoyo educativo. La ley tiene que poder responder a esto. -Entonces, ¿hay optimismo para que este proyecto llegue a buen puerto?-Hay una preocupación por el perfeccionamiento del sistema educativo, hay un horizonte de mediano y largo plazo en un país que crece, que define una política estratégica de mediano y largo plazo, y hay una gran capacidad de acuerdo nacional, que es muy novedosa. Desde el congreso pedagógico nacional no se daba un debate tan importante con la participación de tanta gente de distintos sectores, que generó el consenso que hoy refleja este anteproyecto.

Séptimo grado

-¿Cómo cree que será la adaptación de los alumnos al nuevo plan?

-Una dificultad fundamental radicará en dónde quedará ubicado el séptimo grado, porque hoy algunas provincias lo tienen en lo que va ser la escuela primaria, y otras en la secundaria. Hay una tendencia a pensar que el sistema educativo se irá estructurando progresivamente en una opción de seis en primaria y seis en secundaria. Pero la ley es muy prudente, y plantea primero un proceso gradual, y segundo -lo dice claramente- que no se altere ningún derecho adquirido, ni de los chicos ni de los docentes.

Juan Ignacio Novak