ESTRENAN "QUÉ FALTA DE GEPPETTO!"
Musicanthropus por cinco, en el Teatro Municipal
Los humoristas y músicos santafesinos regresan a los escenarios para brindar la "enésima verdadera historia de Pinocho", en cinco funciones para los próximos dos fines de semana. Se espera una muy buena concurrencia de público.

El "Pete" Cánaves, alias Pedro; el "Chaleco" Céspedes, alias Jorge; el "Turco" Hillar, alias Samuel; el "Flaco" Ruscitti, alias Pedro y el "Gordo" Weidmann, alias Santiago, dan forma a uno de los grupos humorístico-musicales más caros al sentimiento santafesino: Musicanthropus. Tras las exitosísimas presentaciones del último espectáculo a la fecha, "La Ulisea" (2000-02), los protagonistas de esta particular historia regresan a los escenarios, nada menos que con cinco fechas: el sábado 25 (21:30) y domingo 26 de noviembre (20:30); el viernes 1° (21:30), sábado 2 (21:30) y domingo 3 de diciembre (20:30), en las instalaciones del renovado Teatro Municipal 1° de Mayo -San Martín 2020-, presentarán su más reciente trabajo "Qué falta de Geppetto!".

El espectáculo cuenta con la participación de músicos como Darío "Yuyo" Céspedes; Maxi Maglianese; Mario Spinosi y Enzo Valls; la historia original es de Carlo Lorenzini, alias Collodi; las ideas y textos pertenecen a Enzo Valls y la readaptación de textos, al propio grupo. Lo mismo que la música, que ha sido compuesta por Enzo Valls/Musicanthropus y otros. En la asistencia coreográfica se desempeña Claudia Correa.>

DICEN LOS PROTAGONISTAS

Así presentan el espectáculo sus hacedores: "Nos preguntamos si el personaje de Pinocho hubiera alcanzado la misma fama si su creador, en un ataque de típica mamitis itálica (también conocida como `complesso d'Edipo'), no hubiese cambiado su trivial apellido Lorenzini por el nombre de la aldea natal de su madre, Collodi. Gente que sabe nos contesta que el nombre de su autor no tiene nada que ver con el suceso del personaje, ya que a Collodi casi nadie lo conoce fuera de Italia e inclusive algunos incautos lo llaman Goldoni. Lo cierto es que años más tarde, Carlo Collodi, enojado con su mamá porque le sirvió la pastasciutta fría y víctima de una enfermedad mental de cuyo nombre no queremos acordarnos, se volvió a cambiar el nombre por el más fashion de Walt Disney. Bajo este otro seudónimo, con gran sentido del marketing y anticipando varias décadas la moda de lo "políticamente correcto", realizó una inolvidable película de animación de cuyo nombre no conseguimos acordarnos. Los Musicanthropus, dejándose convencer por un agente ítalo-argentino de la Cuarta Internacional Grouchomarxista, han decidido contar la enésima "verdadera" historia de Pinocho, que de verdadera tiene sólo la mentirosa nariz del protagonista. Evidentemente no han escarmentado después de todas las querellas que por su espectáculo anterior (La Ulisea) les presentaran Homero, Ulises, Penélope con su traje de piel marrón y todo el pueblo de Itaka (que dicho sea de paso, nosotros hasta hace muy poco creíamos que era una escopeta). Pero la mentira tiene patas cortas (o nariz larga) y la impostura será pronto descubierta. El título de la farsa consumada por los susodichos veteranos (en el mejor sentido de la palabra, o sea "ese") lo dice todo: íQué falta de Geppetto!, variaciones sobre el tema de Pinocho para Musicanthropus bien temperado. Allí podremos ver una insostenible defensa del personaje de Pinocho, perpetrada mediante el más vil y remanido de los recursos: la feroz caricaturización de "sus detractores, sus profesores y sus mentores", incluida "su propia Hada Protectora". Por lo que pudimos saber, no se salva nadie. íNi el público! Cabe esperar que cuando se levante el telón de nuestro primer (y único) Coliseo, los Musicanthropus se conviertan en el hazmerreír de toda la ciudad- ¿qué digo de toda la ciudad? íDe toda la provincia- de todo el país- de todo el mundo! Ante tal perspectiva los integrantes del grupo ya están pensando seriamente en cambiarse el apellido por el de la aldea de la madre. Lo que no saben es de la madre de quién. Porque el problema es que -madre- no hay una sola. O como bien sabe Pinocho: madre hay uno solo".

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL