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Cuando los dinosaurios entran en la mitología
Creencias e historias de seres prehistóricos.

De las latitudes más remotas de la tierra, de las entrañas de culturas impenetrables que pueblan el planeta, sobreviven relatos sobre el origen de extraños animales, que atraviesan las distintas edades del tiempo.

La fuente mitológica de la tradición de América es honda y fecunda como pocas. Surge del limo de los tiempos prehistóricos y el devenir de los siglos no ha conseguido hacer desaparecer este elemento arcaico de aquellas culturas, incluso el de las ágrafas.

Su sutil influencia campea en la sustancia nueva de las generaciones presentes, replanteando con un enfoque actual los antiguos enigmas de los animales desconocidos, de una legión de ambiguos monstruos que emergen de las profundidades de las aguas, que habitan en selvas, que surgen de cuevas y montañas. Sus descripciones corresponden, en infinidad de ocasiones, a especies extinguidas hace milenios y generalmente concuerda con las citadas en los mitos.>

Pese al rechazo tan rígido que ha tenido el mundo científico hacia la posibilidad de supervivencia de animales prehistóricos, la realidad le ha deparado sorpresas insospechadas, como lo fue la presencia de un auténtico fósil viviente: el pez celacanto, de cuya existencia se sabía por sus restos fosilizados y que, para asombro universal, fue atrapado casualmente en 1938. Posteriormente, se capturó casi un centenar de ejemplares. Cabe recordar que el origen del mismo se remonta a millones de años.>

De entre los seres prehistóricos, los dinosaurios han tomado en los últimos tiempos gran auge en el interés popular. Pero también encontraremos reptiles y otros animales que se perfilan en los relatos mitológicos.>

La maldad por 7

La narrativa guaraní es rica en mitos y leyendas referidas a seres, que bien pueden ser tomados como animales prehistóricos.

La generación mitológica guaraní se origina en el remoto encuentro de Taú -espíritu maléfico- y Keraná, doncella de belleza extraordinaria muy afecta al sueño. Como se pasaba los días durmiendo, la nombraban Keraná, que en idioma guaraní significa "dormilona".>

Taú se había enamorado perdidamente de Keraná y para conquistarla se transformó en un joven apuesto. Propiciado el encuentro por sus artes mágicas, la visitó durante siete días. Al séptimo día, intentó raptarla para llevarla para siempre a sus dominios y terminar con la soledad que le acompañaba desde siempre.>

Angatupyry, el espíritu del bien, intervino para evitar que consumara tan desdeñable propósito. Ambos trabaron en una lucha feroz. Merced a sus malas artes, Taú logró vencerlo y raptar a la jovencita.>

El hecho causó una profunda tristeza y una gran indignación en la tribu, que pidió un castigo ejemplar para el raptor. Angatupyry oyó el justo reclamo y lanzó una terrible maldición a Taú, según la cual, todos sus hijos se convertirían en monstruos.>

De la unión de Taú y Keraná, nacieron siete hijos y todos a destiempo: al séptimo mes de ser concebidos.>

Keraná dio a luz sucesivamente a Teyú-Jaguá, Mbaí-Tuí, Moñaí, Yacyjateré, Kurupí, Aó-Aó y, por último, a Luisón.>

Al nacer Luisón surgió en los cielos la constelación de las Siete Cabrillas, como una advertencia de que los hombres debían cuidarse de estos genios, pues de ellos sólo recibirían daños.>

Al mismo tiempo surgieron los azotes de la humanidad, que son siete en sus categorías diversas: Las siete grandes penas (miedo, dolor, llanto, hambre, sed, enfermedad y muerte); los siete grandes vicios (envidia, pereza, gula, avaricia, embriaguez, odio e ira); los siete insectos y alimañas que perjudican e impiden el trabajo del hombre (hormiga, gorgojo, mosca, mosquito, langosta, alacrán y serpiente); las siete causas principales de grandes aflicciones de la humanidad (robo, injusticia, miseria, pestes, terremoto, incendio y guerra).>

La presencia de estos monstruos en la tierra fue la que dio origen a los males y desgracias anteriormente mencionados.>

Imágenes monstruosas

Detengámonos en la mitofisomía de algunos de estos monstruos. Teyú-Yaguá era un gigantesco lagarto con cabeza de perro ¿un dinosaurio carnívoro quizás? No nos olvidemos que los dinosaurios no eran reptiles comunes, sino que eran más evolucionados, pues su estructura -tanto física como cerebral- estaba más desarrollada que las de los reptiles propiamente dichos. Un ejemplo simple es que, al igual que los mamíferos, tenían las extremidades mejor posicionadas que aquéllos.

Merodeaba en torno al cerro Yaguarón y tenía su guarida en un abismo de ese lugar, llevaba a sus víctimas a las cavernas, en donde las devoraba. Su piel muy lustrosa adquirió brillo, porque se revolcaba en el oro y en las piedras preciosas de Itajú, por lo que también se lo consideraba el genio protector de las riquezas yacentes en el suelo.>

Mbai-Tui se describe con cuerpo y patas de lagarto, terminadas en tres potentes garras y larga cola, rematada en dos púas venenosas y con cabeza de loro. Las características de la boca en forma de pico, el cuerpo reptiloide y púas en la cola, parecen emparentarlo con algún estegosaurio.>

Moñaí era una serpiente de dilatadas dimensiones, dientes afiladísimos y dos púas en la cabeza. Su hábitat no se ceñía a un lugar único, sino que se desplazaba en sus correrías por diversos sitios; al moverse producía un ruido pavoroso en medio de la fronda lacustre, estremeciéndose las aguas. Aún la tierra firme vibraba y la gente huía, los pájaros remontaban alborotados el vuelo y los animales desalojaban el lugar en loco desplazamiento, azuzados por el espanto.>

Moñaí inmovilizaba a sus víctimas con la mirada y las atraía con el aliento. Su espacial alimento eran los cazadores y pescadores, a quienes lograba sorprender por más sigilo que pusieran. Los aguardaba, acechándolos debajo de la verdosa espuma que cubría las aguas de lagos y esteros; al menor descuido los envolvía con su cuerpo vigoroso y ondulante, impidiéndoles cualquier movimiento, por lo cual, una vez apresados, era inútil que intentaran escapar.>

La serpiente y el inca

Hubo serpientes gigantescas que medían de 16 a 20 metros de longitud, pertenecientes al género gigantophis, que vivieron en el Océano Medio hace unos cuarenta millones de años. Su rastro sinuoso lo encontramos en mitos, tradiciones y teogonías de toda América, donde el omnipresente reptil ha adornado templos, ornamentado vasijas e, incluso, figurado en emblemas de poder como el del Inca Moite Kopaj, gran guerrero, hábil conquistador y ejercitador habitual de sus valentías. Solía salir solo del Cuzco y se dirigía hacia las montañas de los Andes o a las regiones selváticas del imperio a cazar pumas o yaguaretés y, cuando regresaba, por triunfo, traía atados con collares a estos animales.

Cierta vez que estaba cazando, se topó con una especie de serpiente de dimensiones gigantescas. El monstruo tenía alas similares, por su conformación, a las de un murciélago y patas cortas con uñas afiladas, como los tumis ceremoniales.>

Al ver al Inca se levantó en el aire, sus ojos se enrojecieron y haciendo vibrar su larga lengua, se dirigió a él y quiso lastimarlo con las uñas, mas el avezado guerrero adivinó la intención y se guareció en la espesura.>

El animal, dando espantosos silbos, estremeció la comarca. El Inca decidió enfrentarlo y salió de su refugio. Hubo un nuevo intento de herirlo con las uñas, pero el intrépido adversario le dio un golpe en el pecho con el chompi y, como en esa parte el animal no tenía durísimas escamas protectoras como en el resto del cuerpo, acusó la herida. De la misma comenzó a manar sangre a borbotones. Tanta sangre perdió que manchó el suelo y bañó el cuerpo de Moite Kopaj.>

El reptil aún más embravecido, se elevó en el aire para descubrirlo y volverlo a atacar, pero él lo aguardó como la primera vez y cuando volvió a arremeter, el hombre lo hirió en el mismo lugar, pero en esta ocasión le perforó las entrañas.>

Era tanta la sangre vertida que el Inca, por lo resbaladizo del suelo, caía a cada dos o tres pasos. La víbora, herida de muerte, se precipitó a tierra y comenzó a dar tan terribles golpes con su cola larga y gruesa, que arrasaba cuanto tocaba.>

El Sigfrido americano advirtió el peligro de ser despedazado por un coletazo. A duras penas, entre caídas y tropezones, se dirigió hacia la montaña. Arrastrándose, lo persiguió el reptil y cuando ya lo alcanzaba, él se dio vuelta y le dio un golpe tan fuerte en un ojo que se lo quebró. Desangrado y ya muy débil, el monstruo cayó muerto.>

Así concluyó la batalla legendaria que pervive en el corazón del pueblo quechua.>

Memoria de los pueblos niños

Es factible preguntarse de dónde ha tomado su origen esta legión de monstruos que los pueblos de la prehistoria ha pintado, esculpido y descripto como si verdaderamente la hubiera tenido antes sus ojos, en carne y hueso. ¿Puede aseverarse que hayan sido meros productos de la fantasía?. Alguien dijo que "las leyendas son la memoria de los pueblos niños".

Si se nos permite reconocer algún valor a estas reliquias materiales que nos han legado las primeras épocas de nuestra antiquísima humanidad, ¿quién se permitiría tomar sobre sí, la labor de fijar límites al dominio que pudieron alcanzar en el pretérito, los recuerdos de "pueblos niños"?>

Hay un antiguo apólogo que ostenta una fina ironía y plantea un curioso problema. Se trata del nominado "El chino y el último grano de arroz", que dice lo siguiente: si admitimos que la ración cotidiana de arroz de un chino es de 1 kilo -2.000 granos, en números redondos- es evidente que el mismo podría consumir 2.000+1, y con la misma facilidad 2.001+2. Ya se ve adónde lleva esto... Se desea saber ¿cuál sería el último grano de arroz que el chino podría comer?... la cifra en que estaría obligado a detenerse.>

Si admitimos que los recuerdos de los pueblos primitivos hayan podido remontarse a mil años más allá de las fechas más atrasadas inscriptas en los monumentos, las piedras, papiros u otros manuscritos ¿por qué no 2.000+1, 2, 3 años y así sucesivamente?. La última fecha en que sería necesario detenerse, se haría tan difícil de precisar como "el último grano de arroz del Chino". Este entretenimiento encierra una seria lección: cada vez que se quiera practicar un sondaje en los abismos del tiempo, nunca podrá saberse con exactitud dónde podrá detenerse la sonda, por lo que lo más prudente es no querer limitar de antemano la longitud de la cuerda que va a emplearse.>

Ha habido y hay, autores que se preguntan si en estas edades que se creían vacías y mudas para siempre, no habrá repercutido el inmenso rumor del mundo antediluviano, y si la realidad y la ficción no se habrán mezclado para dar a luz a tales monstruos.>

El extraño animal del Lago Esquel

No sólo en épocas perimidas se hace referencia a los criptomonstruos, sino que a lo largo del siglo XX, los avistamientos fueron frecuentes.

En 1922 la posible presencia de un plesiosaurio alteró el ritmo de la Argentina, cuando se dio la noticia de que uno de esos animales prehistóricos, tenía aterrados a los pocos pobladores de la zona del Lago Esquel, en Chubut.>

El señor Sheffield, que tenía su cabaña de cazador en los valles internos de Los Andes, escribió a Clemente Onelli, director del Jardín Zoológico, informándole sobre la existencia de un animal con un cuello colosal en forma de cisne y cuerpo como un cocodrilo. Éste difundió la noticia y montó una expedición para encontrarlo.>

Diarios nacionales y extranjeros, sumaron enviados especiales. De todas partes del mundo se solicitaron mayores datos del animal que amenazaba con revolucionar la ciencia. La expedición fracasó, tal como si el antediluviano ser que retozaba en una de la bellísimas lagunas del Sur, se negara a las miradas de los cazadores y se resistiera a ser atrapado.>

M'Koo en las aguas del Mainyu

El África central, región cálida y pantanosa que ha conservado su estabilidad y no ha cambiado prácticamente desde los tiempos en que los gigantescos animales poblaban la tierra, sigue siendo tan impenetrable y desconocida como antaño. De allí proceden historias de monstruos, narradas con frecuencia por científicos de prestigio reconocido.

El célebre naturalista y escritor Iván T. Sanderson relata una pavorosa aventura vivida por él en el río Mainyu. Remontando ese curso, durante una expedición se le apareció un gigantesco ser de tono oscuro, revolviendo las aguas que se tornaron de color jerez. Su cabeza abultaba tanto como un hipopótamo adulto. Sin detenerse a observar más detenidamente al animal, los expedicionarios huyeron presos del pánico. Sus guías nativos nombraron a la terrible criatura, MïKoo.>

Bernard Huvelmans, zoólogo y autor de varios libros, lo menciona en su obra "Tras la pista de animales desconocidos" y señala que este relato, junto con otros detalles en torno al MïKoo, procede de un naturalista de primera línea, cuyos trabajos gozan de prestigio en todo el mundo.>

En tanto, en el Congo y Camerún, los nativos hablan de Mokele-Mbembe, un monstruo con aspecto de dinosaurio que se esconde en la selva. Quizás es éste el más famoso del continente negro.>

Chan, Nitaka y Nahuelito

Retornando al continente Americano, en el estado de Guanajato (México), se habla de las aventuras de Chan, un monstruo que vive en un lago del cráter del volcán La Alberca.

En el lago Okanagan, de Canadá, se ha conseguido registrar en video, la imagen de un animal de forma serpentiforme, de unos diez metros de longitud y varias jorobas. Esta criatura se conoce como Ogopogo y ya los indios lo mencionaban Nitaka.>

En Bariloche, se dice que en lago Nahuel Huapi habita un plesiosaurio: el famoso Nahuelito. Su presunta existencia ha interesado a científicos argentinos y de todo el orbe.>

Estas criptocriaturas tienen el atractivo de despertar nuestra curiosidad e interés, y hacernos reflexionar que la bóveda de los cielos cubre todavía muchos enigmas, cuyos misterios estamos lejos de haber penetrado.>

La leyenda de "El dorado"

EL FANTASÍA DE LOS CONQUISTADORES

Con respecto a dioses y diosas con mitofisonomías serpentarias, recordemos un mito chibcha, que por su proyección entró a tomar parte activa en la Conquista de América.

En Colombia está situada la laguna Guatavita, que fue sagrada para los chibchas, quienes creían que en sus aguas habitaba Furatema, la diosa serpiente, cuyo tamaño era descomunal. En algún momento ignorado de la historia de este pueblo, dio comienzo un extraño ritual: el gobernante de turno debía desnudarse, cubrirse el cuerpo con gomas resinosas y luego rodar sobre un colchón de finísimo polvo de oro. Luego tripulaba una canos y remando llegaba hasta el centro de la laguna; una vez allí, arrojaba al agua, esmeraldas y objetos de oro en homenaje a la diosa. Posteriormente, se zambullía para desprender la arenilla de oro que lo cubría.>

Este particularísimo ritual convirtió a dicha laguna en una de las más ricas y sagradas del pueblo chibcha, y dio origen a la leyenda de "El dorado", que alimentó la fantasía codiciosa de los conquistadores españoles, quienes pagaron un alto tributo de sangre en su búsqueda.>

textos de Zunilda Ceresole de Espinaco.