Es el paso más importante. Al mezclar los ingredientes la masa tomará una consistencia totalmente pegajosa. Incluso costará trabajo desprenderla de los dedos y será difícil imaginar que en algún momento tendrá una firmeza manejable. Amasar una y otra vez por un largo rato, durante aproximadamente veinte minutos.

La masa estará lista cuando su superficie esté lisa, brillante y deje de pegarse en la mesa de amasado. Importante: en ningún momento se debe agregar más harina para mejorar la consistencia ya que no es necesario. La masa se va calentando poco a poco durante la manipulación y también la harina se irá hidratando lentamente.>

Después de tanto amasar, hay que dejar reposar la masa otra vez y esperar a que la levadura haga lo suyo. Para que esto ocurra se debe colocar la preparación en un recipiente grande engrasado con manteca, para que no se pegue. Cubrir con un trapo limpio y dejar en un sitio cálido. Transcurridas tres o cuatro horas estará del doble del tamaño, aunque esto depende mucho de la temperatura del lugar donde se leudó.>

Ya que duplicó volumen es el momento de amasar de nuevo, aunque en esta ocasión se trata de algo bastante más breve, tan sólo requerirá dos o tres minutos. Luego dar a la masa forma de rosca sobre una fuente para hornear.>

Si el horno es de tamaño pequeño, es mejor elaborar dos roscas más chicas. No fiarse de la pequeñez aparente, ya que al hornearla crecerá de tamaño.>