Oficialismo y oposición en el ciclo preelectoral

La democracia funciona con la presencia legítima del oficialismo y la oposición. Existen otros requisitos y condiciones para asegurar su funcionamiento, pero la presencia de un sistema de partidos políticos es indispensable para hablar de democracia representativa.

La relación entre el oficialismo y la oposición suele ser tensa, contradictoria y está bien que así sea. En sistemas políticos fuertes predomina la colaboración sobre el disenso; en regímenes políticos más débiles o en crisis lo que se impone es el conflicto, pero lo que importa es que tanto la colaboración como el conflicto tienen un límite, más allá del cual se corre el riesgo de viciar la existencia misma del sistema.>

La estrategia del oficialismo es tan antigua como la teoría política: dividir para reinar; la estrategia de toda oposición es dividir para ganar. Más allá de las legítimas apetencias del poder, lo que importa en todos los casos es que las reglas del juego se respeten, no sólo las escritas sino aquellas que tienen que ver con la cultura política y que hacen posible la existencia de la democracia como tal.>

Valgan estas breves consideraciones para analizar las gestiones que está llevando adelante el ingeniero Blumberg con el objeto de unificar a la oposición contra el gobierno. En principio sus esfuerzos han tenido un éxito relativo, ya que si bien ha logrado la adhesión de los dirigentes de centro derecha, no ha logrado sumar a los de centro izquierda. Lo que la reciente experiencia política enseña es que sumar fuerzas heterogéneas para ganar una elección puede producir un buen resultado electoral pero el precio a pagar por ese beneficio son las dificultades para gobernar. Lo ocurrido con el gobierno de la Alianza en ese sentido es aleccionador.>

El dilema que se presenta para la oposición es el siguiente: si se suma a todo el arco opositor se puede ganar, pero luego es muy difícil gobernar. Pero si se marcha por separado, de acuerdo con las creencias de cada sector, se impondrá el oficialismo. El dilema, hoy, parece ser sólo teórico, porque en términos prácticos se le hará muy difícil a la oposición aglutinar a todos los sectores, por más que quien intervenga en esas gestiones sea el ingeniero Juan Carlos Blumberg.>

Una alternativa institucional a estos problemas fue la inclusión del sistema de ballottage. En la primera vuelta todos los candidatos o partidos compiten con su propia oferta. En la segunda vuelta se producen las alianzas y realineamientos para que los ciudadanos puedan elegir entre lo detestable y lo menos malo, como le gustaba decir a Aron. De este modo no sólo se resolvía un dilema electoral, sino que se le otorgaba al candidato ganador una ancha base de sustentación política.>

Para que el análisis sea completo, nunca se debe perder de vista que la política, incluso la política electoral nunca puede reducirse a un cálculo matemático. Se sabe que a veces hay sumas que restan y restas que suman, pero esto sucede a veces, no siempre, porque lo que distingue a la política como ciencia y como arte es que siempre excede en su devenir a las especulaciones más exigentes.>