Eloy Rodríguez

Las realidades internacionales y domésticas demostraron en forma contundente que las decisiones coyunturales no resuelven el caletre de la cuestión que es la implementación y la estabilidad de políticas a largo plazo. El campo, inexplicablemente, ha sido instalado, por el gobierno nacional, en la vereda de enfrente.

Desde el gobierno se aducen fundamentos parciales para justificar los desaciertos. Se ha pauperizado la importancia del aporte rural a la recaudación nacional. Se dijo, con marcada iniquidad, que el campo sólo aporta un 4,5% del total recaudatorio, omitiéndose informar, desinformando, que además el sector rural coadyuva con $ 8.500 millones de pesos en concepto de retenciones más una suma similar por los impuestos a las Ganancias, Bienes Personales; Renta Mínima Presunta, además de cargas sociales, como así también de la distorsión proveniente del gravamen al cheque. Es decir alrededor de $ 17.000 millones, aproximadamente el 12% de los ingresos nacionales, son aportados por uno de los sectores al cual se ha recurrido, históricamente, en los momentos de crisis económicas y sociales.>

Tanto esfuerzo contestatario ha soslayado, desde la óptica ganadera, por ejemplo, que habrá falta de hacienda hasta marzo de este año, lo que le daría al estado la excusa populista de una nueva intervención. La escasez no será responsabilidad del productor, ya que desde marzo de 2006, fecha en la que se vedaron las exportaciones, el ganadero que engordaba novillos para vender al exterior se vio obligado a suspender el proceso para destinar dichos animales al consumo doméstico y en la actualidad, enredado en un círculo vicioso, retiene dicha hacienda para ganar kilos en busca de la exportación. Es el lógico resultado del cortoplacismo, que no soluciona la insuficiencia de oferta, rigidez del rodeo bovino desde hace más de treinta años, para satisfacer las necesidades sostenidas de demanda interna y externa. La solución requiere un proceso a largo plazo, aproximadamente, de 6 a 7 años, de los cuales ya se dilapidaron más de tres. Según el uruguayo Roberto Vázquez Platero, especialista en ganadería, en el 2020 el mundo consumirá 26 millones de toneladas de carne más que en la actualidad. Argentina sólo produce el 10% de este total (2,6 millones de toneladas) y no se vislumbra una mirada que exceda el próximo trimestre de este año. Mientras tanto, inversores extranjeros apuestan a un futuro basado en las magníficas posibilidades que ofrece nuestro ubérrimo país.>

Además, la planificación agrícola ganadera tendría que prever las derivaciones de la extensión de la superficie cultivable del maíz, por el valor energético que le dio el etanol en detrimento de su valía forrajera. >

Si de oportunidades se trata, la bio energía presenta un escenario internacional muy propicio.>

El petróleo, con escasa oferta ante la avidez de la oferta, ha incrementado sustancialmente su valor. La energía fósil entró en crisis, se agota y se adviene su reemplazo por combustibles renovables, emanados de los cultivos de soja, caña de azúcar, ricino, maíz y colza, entre otros, que aportan la fotosíntesis (traslado del dióxido de carbono existente en el aire, a las semillas, tallos y hojas de las plantas, en forma de aceites o azúcares). >

Esto tiene su optimización ecológica, ya que el uso de los bio combustibles eliminarían una de las causa del recalentamiento global (liberación del dióxido de carbono), a través del reciclado, imperecedero, de los gases. El aprovechamiento de energía renovable ocasionará el avance de la agricultura para tratar de satisfacer el aumento de demanda, como así también, de no preverlo, podría conllevar a una deforestación sin control.>

Como conclusión se puede decir que la actividad agropecuaria necesita 4.500 millones de litros de gasoil, con problemas de abastecimiento, de los 12.500 millones que se consumen en el país.>

El tiempo urge, una política nacional agropecuaria también.>