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Cómo ayudar a los hijos en los estudios
El papel de la familia es fundamental en el desarrollo educativo del niño.. 

Una preocupación frecuente. ¿Cómo puedo ayudarle a que apruebe los exámenes sin ansiedad? ¿De qué modo rinde más? ¿Cómo le hago ver el valor de la educación para su futuro? El papel de la familia es tan fundamental como una motivación adecuada, para que los pequeños estudien y aprendan.

Cada vez que comienza un nuevo ciclo escolar, muchos padres se plantean cómo ayudar a sus hijos a conseguir el mejor rendimiento y desarrollo en el colegio, y agradecerían un libro de autoayuda que bien podría titularse "Manual para padres despistados en materia de educación". Seguramente encabezaría la lista de ventas por estas fechas.

Los psicólogos especializados en educación coinciden en que la enseñanza de los niños no sólo es competencia de los profesores: los padres deben asumir su responsabilidad de participar de una forma activa en la actividad educativa de sus hijos, y ser el ejemplo de aquello que esperan que los niños imiten y respeten.>

Lo cierto es que una nueva historia se comienza a escribir en una familia cuando los chicos inician la escuela. Esta etapa les aportará un crecimiento personal, además de permitirles acceder a nuevos conocimientos -fundamentales para el futuro- y vivenciar otras relaciones además de las compartidas en familia.>

En este cambio -que implica ajustarse a nuevas reglas-, es fundamental el acompañamiento de los padres, sobre todo para motivarlos sobre los aprendizajes que tendrán en la escuela. "Cuando el niño ingresa a la escuela empieza a vivir en un mundo de las normas, las reglas, lo previsible para una institución escolar. Pasa de un mundo privado (la familia, porque a pesar de ser una institución sigue siendo privada, donde rigen reglas internas) a un mundo público y legal. Empieza a incorporar lo público de la escuela y, de alguna manera, va a determinar su inserción en una sociedad determinada", opinó la psicopedagoga Sonia Bonazzola de Farioli.>

"Para que este pasaje sea satisfactorio -continuó- los padres deben transmitirle el deseo de aprender dentro de la escuela, motivarlo para que sepa que va a encontrar lo diferente, que es lo que ella debe ofrecer: la enseñanza de conocimientos y saberes que, de otra manera, el niño no podría lograr, por más computación, Internet y medios de comunicación que haya".>

En este sentido, Farioli recordó que "la infancia es una construcción social que se da en un tiempo histórico, que también depende de los tiempos en los que este niño se desarrolla. Además, así como las infancias fueron cambiando en los últimos tiempos, las escuelas también lo hicieron".>

El triángulo educativo

"En la escuela primaria, el niño sabe que encontrará un sistema de normas mucho más estricto que las que venía teniendo en el jardín, no porque éste no las tenga", aclaró la profesional. Pero, además, el chico también encontrará nuevos compañeros, en la mayoría de los casos, nueva maestra, más cantidad de personas con las que deberá enfrentarse, "que son necesarios para que se constituya como un sujeto también diferente, a los que tiene que adaptarse para ir incorporando este conocimiento", enfatizó.

En este punto, la psicopedagoga recordó que "en la escuela se maneja el denominado triángulo educativo, integrado por el alumno, el docente y el conocimiento como mediador. Los tres tienen que ir acomodándose y adaptándose para que quien necesita esto, el niño, pueda asumirlo y aprender. De esta manera, en los grupos logra interactuar y adquirir determinados vínculos sociales que son importantes y necesarios".>

"La influencia que los padres pueden ejercer en el desarrollo integral de sus hijos es fundamental. El proceso de aprendizaje comienza incluso antes de nacer y continúa durante toda la vida, y son los padres quienes han de establecer un ambiente familiar adecuado y crear las mejores condiciones de aprendizaje que permitan al niño desarrollar todo su potencial", explica, por su parte, la psicóloga clínica Marichu Hidalgo.>

Independientemente del tipo de familia -ya sea la tradicional, formada por padre, madre e hijos; la constituida por un solo progenitor y sus hijos, o bien otra clase de núcleo familiar-, siempre es vital establecer una relación positiva con el niño, que se base en el afecto, el apoyo y la atención personal.>

Claves para motivarlos

Para Hidalgo, "la motivación es fundamental para determinar los esfuerzos y el interés que el niño mostrará por aprender. El pequeño ha de sentir que forma parte con su familia de un equipo, que trabaja hacia una meta: progresar en los estudios".

Los padres deben intentar conocer al máximo a sus hijos: saber qué les gusta o disgusta, cuáles son sus opiniones, convicciones, experiencias y deseos, y actuar de forma que los niños se sientan queridos, entendidos y respetados.>

Al existir un vínculo positivo, el niño tratará, probablemente, de seguir las sugerencias e imitar las conductas paternas y maternas. "Todo lo que se diga o haga tiene un gran impacto en el desarrollo infantil, por lo que los padres deben tener una actitud positiva hacia el aprendizaje y ser modelos de buenos hábitos", señala la psicóloga clínica.>

En el proceso de aprendizaje -como en otras áreas de la vida familiar-, no importa lo que los padres son, sino lo que hacen. Según la experta, "hay que crear una rutina predecible en casa, con momentos y horas determinados para levantarse y acostarse, para las actividades extraescolares y el sueño, así como una organización del tiempo adecuada. Esta previsibilidad en el estilo de vida va proporcionando seguridad y autocontrol al pequeño".>

La actitud hacia los hábitos del trabajo en el ambiente familiar debe ser positiva. Los padres han de establecer expectativas claras y criterios elevados, inculcando a los hijos que hay que "hacer siempre lo mejor que uno pueda".>

"Hay que pedir a los hijos un nivel de exigencia alto y ayudarles a sentir que el esfuerzo y el aprendizaje son necesarios, valiosos y hasta excitantes. El niño ha de experimentar la satisfacción que produce un trabajo bien hecho y lo inaceptable que resulta una tarea descuidada o incompleta. La idea clave es que lo hagan siempre lo mejor que puedan", aconseja Marichu Hidalgo.>

Sembrar el éxito o el fracaso

Una familia puede condicionar hacia el fracaso de por vida, cuando sus expectativas respecto al niño son bajas, ya que ello afecta la motivación y la imagen que el niño posee de sí mismo. Los padres han de demostrar a los hijos que se sienten muy orgullosos de ellos cuando consiguen el nivel establecido.

Según el psicólogo Andrés Gento Rubio, otra forma en que los padres pueden ayudar a sus hijos consiste en desarrollar en ellos la sensación de competencia, inculcándoles que son capaces de realizar una tarea difícil y que pueden superar cualquier desafío. Cuando el niño adopte la actitud de "puedo hacerlo", hay que alentarle para que esta conducta se mantenga en él.>

Los niños necesitan experimentar el éxito y comprender que para conseguirlo se necesita un trabajo sostenido. También han de sentir el fracaso, pero no como una pérdida de confianza en sí mismos, sino de una forma positiva, como una vivencia de la cual pueden aprender a mejorar y que les va a ayudar a enfrentarse con éxito a las adversidades, frustraciones e injusticias que puedan experimentar en el futuro.>

"Los pensamientos negativos que el niño tiene, minan su confianza y desarrollo, y refuerzan la posibilidad de que se suceda un fracaso tras otro. Por ello es imprescindible sustituir estos pensamientos por otros positivos que le lleven a comprender que si persiste en sus esfuerzos logrará sus objetivos y se verá recompensado", explica Gento Rubio. El mensaje debe ser "tu puedes, lo conseguirás", pero en ningún caso, "eres incapaz, ya has vuelto a fallar...".>

Según el psicólogo, "los padres deben implicarse en la educación de sus hijos, ya que la mayoría pierde el interés en aprender si no sienten apoyo en casa. Hay que crear un ambiente familiar que les ayude a entender la educación como algo natural y positivo, y que comprendan que le va a servir para mejorar su calidad de vida".>

Los padres pueden ayudar a sus hijos a superarse, manteniendo en ellos una alta motivación, y haciéndoles sentir que no están solos, sino que se les va a prestar toda la atención que necesiten.>

Los secretos de la creatividad

Según Gento Rubio "la creatividad se caracteriza por un estilo de pensamiento inventivo, flexible y libre. Estudios científicos han demostrado que se puede aprender a ser creativo, y que las personas que tienen desarrollada esta capacidad aumentan también su capacidad de liderazgo, persistencia e iniciativa".

Para fomentar esta capacidad, conviene mostrar al niño actitudes que valoren el pensamiento creativo, ya que la creatividad es una forma de superar problemas y mejorar la calidad de vida.>

"Cuando un niño recurre a sus padres con algún problema, hay que tratar de no darle la solución de modo fácil e inmediato. Para su aprendizaje es crucial que sea el mismo niño quien encuentre la respuesta adecuada, y así aprenderá que puede controlar su entorno en lugar de ser controlado por él", aconseja el experto.>

Otra alternativa que tienen los padres para fomentar toda la potencialidad de sus hijos, es permitirles que exploren y descubran, que descarten ideas que no correspondan y que busquen otras mejores y dejar que asuman ciertos riesgos.>

"Los niños necesitan del elogio, el reconocimiento, la aprobación y la atención de sus padres. Los estudios confirman que aquellos que reciben apoyo verbal mientras trabajan, tienen más persistencia, elevan su rendimiento, están más dispuestos a efectuar tareas difíciles y tienen más éxito alto", señala Gento.>

Las recompensas también pueden ser eficaces para que los niños desarrollen una actitud positiva hacia el aprendizaje. Los hijos deben saber qué esperan sus padres de ellos y por qué se les premia, tienden a repetir sus patrones de conducta.>

Ayudar a los niños a que se fijen metas y se esfuercen por alcanzarlas, hace que desarrollen su sensación de competencia y autoestima. Cuanto mayor sea la frecuencia con que el niño alcanza sus objetivos, más motivado se vuelve. Por esa razón hay que controlar que las metas fijadas sean realistas y alcanzables.>

Las notas no son todo

Según Marichu Hidalgo "al fijar las expectativas respecto de las notas escolares, hay que tener en cuenta que `no lo son todoï en educación. Además, hay que adaptar las exigencias a las capacidades y limitaciones de cada niño".

"Si un hijo tiene problemas de rendimiento escolar y no mejora, es imprescindible establecer reglas y límites. Si rompe las normas, los padres incluso pueden imponerle algún castigo, o lo que en psicología se conoce como refuerzo negativo", señala.>

El "castigo" ha de aplicarse de forma inmediata y puede consistir en que el niño pierda algún privilegio o posesión: por ejemplo, que no vea la televisión. Lo que hay que evitar bajo cualquier circunstancia, según la psicóloga clínica, es "recurrir al castigo físico. Los gritos, amenazas y azotes no sirven para que los niños desarrollen su autocontrol; lo único que puede enseñarles es que la violencia es una forma aceptable de manejar los problemas". >

Los padres deben favorecer en sus hijos los sentidos de la autodisciplina y la orientación, de modo que alcancen sus metas porque disfrutan del hecho de sentirse competentes. Este tipo de motivación interna no es innata en los niños, deben aprenderla.>

A algunos padres no les gustan los deberes, porque les consumen mucho tiempo y son fuente de conflicto con sus hijos. Pero los deberes son buenos para los niños, porque refuerzan los temas trabajados en el colegio, permiten que adopten hábitos de estudio, fomentan su capacidad de trabajar de forma independiente, mejoran las notas escolares y les generan autodisciplina.>

Según Hidalgo "los padres pueden clarificar las dudas de sus hijos, darles información y comentar sus errores, pero no deben hacerle los deberes. A veces no resulta `fácilï no hacer sus tareas escolares, pero a medio plazo será lo más conveniente para todos".>

El reto de los exámenes

Los controles y exámenes los efectúan los profesores para diagnosticar problemas de aprendizaje, conocer las capacidades y aptitudes del escolar, para observar si se han cumplido los objetivos programados y para determinar las calificaciones.

Ante un examen, es básico que los niños lean las preguntas despacio y con cuidado. Es preferible que no dejen preguntas sin contestar, aún cuando no estén seguros de que la respuesta sea correcta. Además, es imprescindible que usen el tiempo de una manera inteligente: si una pregunta es difícil, hay que pasar a la siguiente y volver de nuevo a ella sólo si queda tiempo al final.>

Según Gento Rubio, "los padres pueden ayudar a sus hijos a preparar un examen aconsejándoles algunas técnicas de estudio eficaces, como leer los temas en voz alta, hacer esquemas y resúmenes escritos y repetir los conceptos para memorizarlos, así como utilizar rimas y asociaciones para recordar fácilmente".>

Estudiar el día antes del control es contraproducente, es un mal hábito de trabajo que tiende a aumentar la ansiedad en el niño. El estudio es más eficaz cuando se repasan a diario los temas nuevos trabajados en el colegio.>

Para el rendimiento escolar es fundamental una relación positiva entre familia, alumno y profesor. Los padres deben conversar con los maestros no sólo cuando surgen problemas, sino acudir a ellos para cambiar impresiones acerca de sus hijos o informarles de cualquier situación especial que pueda interferir en el rendimiento de los niños, como un divorcio, la muerte de algún familiar o un cambio de domicilio, entre otros factores.>

"La perseverancia, la paciencia y el amor son las claves que poseen los padres para ayudar a sus hijos a superarse día a día", coinciden los psicólogos Marichu Hidalgo y Andrés Gento.>

Favorecer la curiosidad

Despertar el interés

Los padres pueden ayudar a sus hijos poniéndoles a su alcance distintos medios de información, como fotos, revistas, periódicos, libros o programas informáticos. Incluso la televisión o los videojuegos pueden ayudar a los niños en su desarrollo integral, siempre y cuando sean didácticos y el uso de estas fuentes de aprendizaje no sea indiscriminado sino controlado.

Responder a las preguntas que formulan los niños y animarlos a que resuelvan sus propias dudas, es otra forma de ayudarlos a que aprendan mejor. Otro objetivo importante es fomentar la capacidad de pensar en el niño. Para ello hay que aplicar e inculcarles la observación, el razonamiento sobre las causas y efectos de las acciones, la clasificación y la comparación, así como la inferencia, la imaginación, la creatividad y la resolución de problemas.>

La capacidad de pensar se desarrolla en diferentes etapas que se basan en la edad y las experiencias infantiles.>

Los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar esa capacidad, creando un ambiente familiar que apoye no sólo los trabajos escolares, sino que fomente la curiosidad intelectual, la excitación del descubrimiento y el placer de "descubrir las cosas por sí mismo".>

Sugerencias a los padres

A pesar de que los padres eligen una determinada escuela, por necesidad, comodidad, o deseo propio, según el caso, deben saber cuáles serán las reglas que ella maneja.

Por este motivo, la psicopedagoga Sonia de Farioli sugirió a los padres "no tener miedo de pedir todas las clarificaciones que crean necesarias, sobre todo si hablamos de papás primerizos, en donde la ansiedad se juega un poco más porque esa escuela será el lugar donde depositan a su hijo. Si hay algo de la escuela que no les convence o de lo cual no están seguros es importante revisar esta cuestión antes de entrar. No creo que haya escuela que convenza totalmente a los padres porque las expectativas que uno pone sobre sus hijos siempre son elevadas en relación a ese deseo que les transmitimos a ellos. Pero con el correr del tiempo y en el avance de la escolaridad es importante exigir a la escuela ese primer contrato que se hizo entre ambas partes, para que se pueda cumplir".>

En relación a las normas de la escuela, la psicopedagoga también recomendó a la familia "cargarlas de sentido porque la norma en sí misma no tiene mucho fundamento". Y dio un ejemplo: los chicos pueden preguntar por qué tienen que entrar a las 7.30 y no a las 8. Se trata del horario establecido que deben cumplir los que están en la institución, tal como ocurre con el uniforme.>

Forman parte -concluyó- de los rituales que la escuela mantiene como necesario para la legalidad y la familia debe aceptar estas condiciones y acompañar para que el chico las acepte. Es muy probable que en el ingreso escolar esto sea más fácil y más difícil durante la etapa de adolescencia. Deberá poder conversar con los adolescentes para que entiendan que estas formalidades también son necesarias, porque las seguirá encontrando en el mundo adulto, universitario, de trabajo, de proyección de futuro.>

Convertido en ciudadano

La escuela construye al sujeto como ciudadano, afirma la psicopedagoga Sonia Bonazzola de Farioli. "Las normas que el niño aprende en la escuela, diferentes a las de la familia, son las que le imponen y lo ubican en la vida pública. Se trata de la aceptación de normas impuestas por otros, pero también de compartir con un grupo de pares semejantes con los cuales tiene que aceptar determinados tiempos", comentó.

Necesarios para crecer

"Hoy, en esta cultura de la inmediatez, de lo visual, de lo que implica el no renunciamiento, la escuela es el lugar del renunciamiento -explica la profesional-. Es el primer lugar de la postergación para ese niño, donde mandan los límites compartidos con otros. Su docente, con 25 o 30 compañeros, tiene que decirle que espere ante su demanda. Éste también es un momento importante para revisar esta cuestión de lo que vivimos socialmente fuera de las instituciones, donde todo es posible y los niños todo lo pueden. Ellos no son los responsables y mucho menos los culpables de esta situación sino los adultos, que permitimos que todo pueda ser en el momento, tal cual lo piden".

Aprender a esperar

En este sentido, la psicopedagoga advirtió que "es importante que los niños y los padres entiendan que no van a tener todo ya, que es muy probable que el chico llegue a la casa con alguna carga de frustración diciendo que su señorita no le contestó o no le miró el cuaderno. Pero está bien, porque se enfrenta con esta posibilidad de espera que es necesaria en su constitución psíquica".

textos de María Jesús Ribas y Mariana Rivera. fotos de EFE Reportajes y El Litoral