textos de Romina Santopietro. fotos de El Litoral
Un grafiti muy difundido en las paredes de nuestra ciudad reza: "este país es un poema, a nadie le falta un verso". Sólo que hay versos que seducen a mucha gente, poemas que engañan y no revelan que detrás de la palabra de autoproclamados guías terrenos, se ocultan numerosos riesgos.
Uno de los menos conocidos es la adicción que estas historias pueden generar. De hecho, existen personas incapaces de tomar una decisión sin leer su horóscopo o consultar con su adivino o vidente particular. Otros necesitan de la tutela de seres supuestamente superiores para seguir adelante con sus vidas. Y hay otros casos más desesperados, de enfermos terminales o desahuciados que buscan una cura milagrosa, el toque sanador de quien -le asegura- puede superar a la medicina tradicional con sus poderes sobrenaturales.>
Estas personas, fanáticas del ocultismo, mánticodependientes y ufoadeptos, son los adictos a las nuevas creencias.>
Cada día es mayor en nuestra sociedad el número de personas que dependen, para tomar una determinación personal o profesional, de consultar a los guardianes del futuro, amos de las soluciones mágicas.
A fuerza de delegar sus decisiones se convierten en adictos a las mancias -todas las técnicas de adivinación- y, de este modo, en potenciales víctimas.>
Un grupo de investigadores españoles realizó entre 1991 y 2003 un estudio sobre las técnicas de adivinación y el llamado mundo esotérico. Esta investigación se llamó "Proyecto Manteia" y logró trazar un perfil-tipo de los adictos a estas prácticas. Sus principales características son:>
Pero este tipo de situaciones es más riesgosa aún en el caso de un enfermo, ya que si la enfermedad está en una fase terminal, el supuesto sanador alienta vanas esperanzas en la persona que acudió a él como su último recurso.
La responsabilidad ética y moral que entraña autoerigirse en guía terreno, pagano, de la Nueva Era o de lo que fuere, los limita a vender ilusiones y espejitos de colores. Y es así como estos gurúes toman real control sobre las vidas de sus adeptos. Esa responsabilidad se escapa del sentido de realidad de la persona que cree ciegamente en cada palabra pronunciada por el maestro ascendido, sanador o guía espiritual.>
Un tema relacionado con la buena fe o la ignorancia del adepto es la posible estafa a la que se expone, porque estos líderes de la new age son maestros ascendidos, pero a veces también son ases en los negocios: cada sesión de cura o de adivinación ronda los 30 pesos o más.>
Los adictos a las mancias son los principales candidatos a todo tipo de estafas relacionadas con el timo del "trabajito", la limpieza de hogares y negocios de malas vibras, los destrabes y, por supuesto, la sanación milagrosa. Pero, una vez más...todo depende del precio que se esté dispuesto a pagar.>