LENGUA VIVA
Romanceando con el conocimiento

El conocimiento es esa esencia divina que invade nuestro cuerpo, mente y espíritu. Ese placer inusitado basado en el esfuerzo, el sacrificio y en un objetivo, que no es otro que el logro del "saber", del enriquecimiento y crecimiento personal. Ese saber al que podemos aspirar gracias a nuestra flexibilidad mental, que nos permite la realización de procesos cognitivos y a ese intermediario magnífico e imprescindible que nos posibilita la representación del mundo del conocimiento a través del lenguaje, más allá del contexto y del momento de su posesión; ese lenguaje simbólico que se agrega a esta cualidad exclusivamente humana.

Mientras divagaba sobre esta instancia sublime, comencé a romancear sobre ella y a proyectarla sobre esa hermosa, peculiar y fecunda tarea de educar. Pensaba en ese increíble fenómeno individual y social que es la culturización, el cual constituye un proceso vital, de tal suerte que surge con el ser humano y lo acompaña hasta su muerte.>

Pensaba en cuánta humanidad debe de encerrar el acto que nos induce a abrirnos al conocimiento, permitiendo que éste se apodere de nuestra mente y de nuestro espíritu. Reflexionaba sobre esta maravillosa simbiosis que guía e ilumina a aquellos que transitamos por esto que es el arte de enseñar; en cuánta emoción sentimos cuando el conocimiento se hace carne en nuestros educandos; parece un alumbramiento, un abrir los ojos a lo desconocido, un permitir apoderarnos de ese objeto de nuestro interés y gozar de él.>

Sabemos que aprendemos por doquier, que es un accionar atemporal, como un romance en el que, finalmente, en la escena de ese constante y cadencioso caminar hacia el objetivo quedarán coqueteando dos personajes: un ser humano dispuesto a aprender y el conocimiento.>

Sin duda, para aprender hay que ser generoso, no regatearle a ese conocimiento que nos espera parte de nuestro tiempo, de nuestra vida. Ser capaces de sacrificarnos por él, pues nos compensará al sentir el placer de su posesión.>

Lic. Evangelina Simón de Poggia[email protected]