Juan Carlos Haberkon - Rafaela (Enviado Especial)

Sin capacidad de reacción, el desembarco en el éxito se hace muy pero muy difícil. Jugando como jugó ayer, Ben Hur siempre se queda muy cerca del fracaso. Sin reacción futbolística, sin respuestas colectivas ni individualidades, sin esas reacciones que deben nacer desde el alma, desde la bronca, desde el espíritu. Sin reacción desde el banco de suplentes, donde Viotti no encontró las respuestas esperadas. Sin todo eso se complica demasiado la continuidad en la B Nacional.

Que el grave error defensivo no se haga excusa para Ben Hur. Es cierto que terminó perdiendo por eso, pero no es menos real que el empate era igualmente una derrota, porque a la BH solamente le servía ganar en el Parque.>

La cuestión es que Ben Hur ya venía perdiendo en el juego. Había estado dormido, como si no hubiera podido creer lo que había pasado con Huracán hace una semana, cuando cayó por tres tantos contra cero.>

El traslado turbio desde el fondo ensució la búsqueda de Ben Hur. Ante este Almagro, que predica buen juego, llegó a la cita con más dudas que certezas. El equipo de Viotti salió a atacar. La intención de ir, de buscar, de atacar al rival estaba. Pero no pasaba de ser un manojo de ganas. La realidad indicaba que Ben Hur no sabía cómo emerger con claridad.>

Apurado, nervioso, cargado de ansiedad, el equipo de la BH quería y no podía. Y así, mientras los minutos transcurrían, si había algún arquero que se revolcaba, ése era Bertoya. Tauber daba señales de inquietud, pero casi no trabajaba. Tampoco daba señales de buen juego el equipo de Viotti.>

Desde el medio hacia atrás, Ben Hur no ofrecía seguridad, y desde el medio hacia adelante, no generaba fútbol porque Giampietri se mostraba apagado. Había cierto equilibrio generalizado, en un contexto de un partido luchado, lleno de asperezas y con escasos aportes de distinción.>

La diferencia del equipo de Bianco en aquel primer tiempo pasó por la producción colectiva. Porque, en los momentos en que achicó los espacios y presionó, lo hizo en bloque, con una formación reducida sin depender de un jugador en particular. En cambio, la búsqueda de Ben Hur dependió esencialmente de la luz que podía aportar Giampietri o las subidas de Vella o Fernández por los laterales. Al no imponerse Ben Hur, que jugaba con un hombre más -expulsado Agotegaray a la media hora de juego-, sobresalía la impotencia. No había caso. Después del cero a cero del primer tiempo, nada cambió en el segundo. Si Almagro no se impuso antes fue por la falta de definición de Carnero o Torres y por dos tapadas excelentes de Bertoya. Hubo cambios de jugadores y de esquemas, pero, en realidad, en esencia, no cambió nada.>

Lo poco que había hecho Ben Hur en el comienzo se diluyó enseguida. >

En los minutos finales, Almagro manejó mucho más la pelota. Fue más profundo. Y tuvo cinco llegadas, incluida la del gol de Fredrich tras un buena jugada colectiva. Un derechazo bajo dejó sin chances a Bertoya, que no pudo evitar la caída de su arco.>

Ben Hur terminó sufriendo y protestando fallos del árbitro cuando, en realidad, debió protestar contra sí mismo.>