Editorial
Incertidumbre en el transporte urbano

En las últimas semanas, volvió a quedar en claro para el usuario que en materia de transporte urbano de pasajeros está poco menos que desprotegido. Paros sorpresivos y parciales, protagonizados por trabajadores de algunas líneas, a partir de un conflicto cuyo efecto fue agravándose hasta comprometer la prestación de todas las empresas en un horario clave como el nocturno, sumaron un ingrediente al ya complejo panorama en el que se inserta este servicio público.

Precisamente, desde una de las entidades que pregona y difunde los derechos de los consumidores, se reflexionaba sobre ese concepto de servicio público y las características que debe reunir, cualquiera sea su prestador: continuidad, regularidad, uniformidad, generalidad y obligatoriedad. Durante varias jornadas, ninguna de estas condiciones se respetó y, en consecuencia, los usuarios -principales destinatarios y sostenes de la actividad- se quedaron sin colectivos y, así, sin alternativas para llegar a su lugar de trabajo o de estudio o, en todo caso, soportando mayores costos y apelando a otras formas de organización y traslado.>

Esta vez, fue el reclamo de los trabajadores por el incumplimiento del convenio colectivo de trabajo y la figura que cabe para la materialización del conflicto fue la de retención del débito laboral, que no es igual que paro. En la práctica, el efecto fue el mismo que el de una medida de fuerza: no hubo servicio.>

Más allá de la discusión entre las partes y de la razonabilidad del reclamo que se dirime por estos días en la sede de la cartera laboral de la provincia, en el marco de una conciliación voluntaria a la que se arribó luego de varios días de interrupciones -incluido un fin de semana largo-, es necesario no perder de vista el perjuicio que ocasiona a los usuarios una medida de esta naturaleza. Medida a la que se apela ante cada una de las demandas del sector trabajador y que deja a los ciudadanos indefensos y sin más posibilidades de reclamar que a través de las expresiones vertidas ante los medios de comunicación.>

Ajenos a demandas cruzadas, en medio de quienes argumentan internas gremiales y quienes denuncian presiones empresariales; sujetos a una tarifa que se modifica sin demasiadas explicaciones; testigos de constantes planteos sobre el sistema de distribución de subsidios que amenaza con resentir la calidad del servicio-; sujetos a cambios de recorrido o afectados directamente por la desaparición -en los últimos años- de varias líneas, los pasajeros del transporte urbano siguen sufriendo los vaivenes de una actividad en la que no comparten los beneficios, pero en la que sí padecen las pérdidas.>

En estos días sigue abierta la vía del diálogo para acercar a las partes y lograr un acuerdo que asegure la prestación regular de un servicio que está concesionado por el municipio -el cual debe garantizar su correcta prestación, pero que en los últimos conflictos estuvo ausente- y que sigue siendo fundamental para una amplia porción de santafesinos.>