La aurora de mayo

"Alta en el cielo, un águila guerrera / audaz se eleva en vuelo triunfal; / azul un ala del color del cielo, / azul un ala del color del mar". Son éstos los primeros versos de la hermosa melodía que en nuestras escuelas se entonan al momento de izar la enseña patria. Se trata de "La canción a la bandera" que forma parte de la ópera "Aurora" del músico argentino Héctor Panizza (1875-1967). Músico de relieve internacional que, a pesar de haber desplegado una intensa y permanente actividad como director de óperas en los principales teatros de Europa y América, cuenta también en su haber con una abundante obra como compositor. Padeció en sus últimos años de una sordera progresiva, que lo mantuvo alejado de los medios artísticos en su retiro en Milán.

La ópera "Aurora", cuyo libreto primitivo estaba en italiano, le fue encargada por el gobierno nacional. Se trata de la tercera de sus óperas. Fue estrenada el 5 de setiembre de 1908, en la temporada inaugural del Nuevo Teatro Colón y dirigida por él mismo. Su estreno en italiano se debe a que recién en 1918 se representa la primera ópera argentina cantada en castellano e interpretada por artistas argentinos. Desde su comienzo, el Colón montó (entre otras) obras nacionales, pero desde 1914 los autores estuvieron de parabienes, al exigir la propia Municipalidad que en cada temporada se diera una ópera de autor argentino.>

La ópera "Aurora" de Héctor Panizza, con libreto de Héctor Quesada y Luis Illica, consta de tres actos. Es de ambiente argentino y evoca los nacientes días de la nacionalidad y las luchas por la Independencia. No obstante, la música es de neto corte europeizante, sin rasgos americanistas ni nacionalistas, con mucho de la música italiana (Puccini y Verdi). Evidentemente el autor quiere recalcar el drama que, como teatro que es la ópera, hay en ella.>

En cuanto al argumento, el primer acto se desarrolla en el salón donde ha sido instalada la biblioteca, en la iglesia y convento de la Compañía de Jesús, en Córdoba. Entre los seminaristas que acomodan los libros están los novicios Mariano y Raymundo. Entra un sacerdote con un florero y lo coloca en el altar de la Virgen. Al salir el sacerdote, los jóvenes buscan afanosamente algo en el florero. Se trata de un mensaje de Buenos Aires. Mariano encuentra una flor que oculta un papel en el que se lee: "Jóvenes: íSalud a la aurora que surge en el cielo de la Patria! La lucha por la Independencia comienza hoy, 25 de Mayo; hoy comienza la Patria". Por su parte, Raymundo encuentra otro mensaje con una advertencia: "Que lo abra quien tenga corazón y no el servil". Sin vacilar Mariano lo abre y da a conocer su contenido. "¿Córdoba únicamente ha de ver agitarse contra la Patria el estandarte de la reacción? íNo!, Córdoba no ha de ser vil. íMuerte a Linares y a Ignacio de la Puente! Jóvenes: vuestro convento domina la plaza. Se han escondido allí armas y municiones. Abrid esta noche el convento al pueblo y entregadle las armas o todo se habrá perdido". Los seminaristas adhieren a la causa patriótica, más Don Ignacio (jefe realista) los descubre. En tanto Mariano se debate en un dilema terrible: ama a Aurora, hija de Don Ignacio.>

En el segundo acto, la escena se traslada a la residencia de Don Ignacio (interpretado en el estreno por el famoso barítono Titta Ruffo), donde un grupo de patriotas le exige la rendición, a lo que responde que dará su respuesta definitiva "al despuntar la aurora". En tanto Mariano sigilosamente consigue entrar a la residencia y explica a Aurora sus ideales de libertad a los que deberán sacrificarse hasta los anhelos más deseados del corazón.>

Es antes de comenzar el tercer acto cuando se incluye el Intermezzo épico que contiene la célebre canción a la bandera. En tanto se escuchan sus últimos compases: "Es la bandera de la patria mía / del Sol nacida que me ha dado Dios", don Ignacio se entera del fusilamiento de Linares. Indignado reacciona, estallando así la Revolución.>

Mariano cae prisionero. Un consejo de guerra lo condena a muerte por espía y traidor. Aun así los amantes logran encontrarse y tratan de fugarse, pero son sorprendidos por centinelas. Una bala hiere de muerte a la joven que, postrada en el suelo, ve alborear el día. Al elevarse el sol de la Libertad de América exclama: "Mirad es la aurora. Dios la escribe en el cielo con el sol y en la tierra con su sangre". Expira luego en brazos del amado.>

No se puede negar en el argumento cierta eficacia romántica, al enlazar en una simbología un tanto ingenua el nombre de Aurora con la aurora de Mayo. Lo cierto es que más allá de cualquier incoherencia, la bellísima melodía desglosada de la ópera "Aurora" sale siempre airosa.>

Nidya Mondino de Forni