En todos los sectores sociales
Preocupa el aumento del sida en el centro norte provincial
En el hospital Iturraspe los diagnósticos positivos del primer semestre de este año superaron a los de todo el 2006. Al contrario de lo que sucede a nivel nacional, la mayor cantidad de infectados tiene entre 30 y 40 años. Otra vez crecen los casos entre la población homosexual.

Hace 15 años el hospital Iturraspe atendió al primer paciente infectado con el virus del sida de Santa Fe. Desde 1992, la enfermedad experimentó importantes períodos de crecimiento. A los hombres que tienen sexo con otros hombres, siguieron personas heterosexuales. Así aparecieron las primeras mujeres enfermas, algunas embarazadas. Por ende, requirieron atención bebés con VIH.

Prevención mediante, se logró que el contagio se estanque en una meseta, especialmente en el grupo de homosexuales.>

Pero este año la cantidad de casos nuevos hicieron sonar la voz de alarma en el Comité de VIH-sida del hospital. "En el primer semestre de este año hemos detectado más diagnósticos nuevos que en todo 2006", aseveró con preocupación el asistente social Leonardo Martínez, quien integra el grupo de trabajo junto a profesionales de médica clínica, infectología, ginecología, pediatría, farmacia y laboratorio.>

Concentran la atención en lo que pasará de aquí a fin de año. "La mayor cantidad de detecciones aparecen entre octubre y diciembre", aunque no tienen certeza de por qué esto ocurre así. "De mantenerse esta tendencia los casos podrían incrementarse notablemente".>

Junto al hospital Cullen y de Niños, el Iturraspe es un reflejo de la realidad de todo el centro norte provincial. Y en el caso específico de esta enfermedad, incorpora también lo que ocurre en sectores medios de la sociedad, y no sólo a quienes disponen de menores recursos que son los que más utilizan la salud pública.>

Con obra social al hospital

"Hay mucha gente que prefiere no atenderse en el lugar donde vive para resguardar su identidad y opta por venir a grandes conglomerados urbanos que le permitan mantener el anonimato en su ciudad", analizó Martínez. Además, acude gente de todos los sectores sociales, aun quienes tienen obra social. ¿Por qué? El profesional lo explicó así: "Aunque por ley las obras sociales están obligadas a cubrir los tratamientos, las personas infectadas que están trabajando tienen miedo que su empleador se entere y los despida, por eso prefieren venir al hospital. Nosotros tratamos de que las obras sociales se hagan cargo pero si la persona te plantea que no va a ir no queda otra, porque no podemos asegurar que manejen la confidencialidad de una manera estricta".

Agregó además que, como los tratamientos son costosos, en el sector privado intentan diplomáticamente que acudan a los hospitales porque, según les dicen, allí encontrarán todos los servicios a disposición. "Lo cual es cierto", remarcó.>

Embarazadas y gays

La mayor cantidad de análisis reactivos se da en mujeres embarazadas. Pero es lógico: el sistema de salud es de quienes más se ocupa, se hacen controles periódicos en los dispensarios y siempre se pide el análisis de HIV.

"La mujer tiene una importante cercanía con el centro de salud, si no es por ella va por sus hijos. Mientras que el varón no. Es muy frecuente que sea él quien contagia a su pareja pero la que va al centro y recibe la información de la enfermedad es ella. No es fácil con los hombres porque se resisten a venir, dan vueltas, hay una cuestión machista muy fuerte y un gran temor. En cambio, por lo general, la mujer afronta la situación y ve después cómo la saca adelante", aseguró el trabajador social.>

Los datos estadísticos del Comité reflejan que el contagio de la población gay se estancó durante los años 2002, 2003 y 2004. Pero a nivel local la situación empeoró y ahora "estamos viendo que de nuevo hay un incremento importantísimo, al contrario de lo que sucede a nivel nacional donde hay un aumento progresivo en mujeres heterosexuales y la población de homosexuales se mantiene en una meseta. En este último tiempo el contagio de gays supera al de mujeres", aseveró Martínez.>

Uno de los mayores problemas con este grupo -que no se dedica al trabajo sexual- es que no se da una detección precoz porque no mantienen un vínculo fluido con el sistema de salud. "Prueba de ello es que muchos llegan al hospital con una enfermedad oportunista en curso, como problemas de piel o respiratorios, tuberculosis, toxoplasmosis o fiebres recurrentes que no se van. Esto nos hace pensar que no se trata de contagios recientes y que contrajeron el virus varios años antes de concurrir al sistema de salud".>

Entre 30 y 40 años

La edad media de la mayoría de los enfermos tampoco coincide con la tendencia nacional e internacional, que ubica a los adolescentes como los más vulnerables a contraer el virus. En Santa Fe son personas jóvenes en plena actividad laboral y tienen entre 30 y 40 años.

De este dato, el análisis que hacen desde el Comité es que "esta población no tiene una cultura del uso del preservativo y, por lo general, no lo ha incorporado en sus primeras relaciones sexuales; en cambio los más chicos se criaron en un ambiente donde padres y docentes les hablaron sobre su importancia como medida preventiva".>

Respecto a los sectores sociales más expuestos, son los pobres los que más riesgos tienen de contraer la enfermedad. "Y esto también nos preocupa", recalcó Martínez. "Desde hace un par de años tenemos todos los medicamentos y los servicios están bien montados. Pero a una persona que no tiene asegurada la alimentación diaria ni dinero para el colectivo se le dificulta muchísimo el acceso al sistema de salud para que el tratamiento sea continuo".>

Más casos en el Cullen

En el hospital Cullen, también estiman que este año se incrementará la media de los casos de sida de los últimos años. "Venimos teniendo alrededor de 30 y 40 diagnósticos nuevos de VIH por año. En este primer semestre, ya llevamos 25 casos nuevos, casi una persona infectada por semana, por lo que creemos que aumentará la media", sostuvo el médico infectólogo Mario Amín.

Los pacientes que se reciben en el servicio son derivados de distintos consultorios del hospital, o es gente que ya tiene diagnóstico confirmado o debe confirmarlo. Se hace también control de transfusiones y a embarazadas.

"Cada vez hay más casos. En 2001, hubo 22 casos nuevos; al siguiente ya se llegó a los 30, luego se había estabilizado en los 40 y ahora vamos camino a superarlos porque en la mitad del año ya se diagnosticaron 25", dijo.

Lo que ha disminuido es lo que Amín define como "demanda espontánea". Es decir, que cada vez menos gente pide por propia voluntad que le realicen el análisis. "La gente viene con la enfermedad avanzada, a pesar de que tienen información hay como una negación. Piensa que no puede ser que esté infectada y por ahí, cuando tiene algún síntoma, los profesionales no piden el análisis".

La edad promedio de los nuevos diagnósticos ronda, al igual que en el Iturraspe, los 35 años. Pero hay varios pacientes que tiene menos de 25 años y muchos mayores de 50. También aquí pertenecen a distintos niveles socioeconómicos.

Sin infección en recién nacidos

El hospital de Niños Dr. Orlando Alassia atiende a pacientes infectados que están en seguimiento y a hijos de madre con VIH que son derivados del hospital Cullen.

A cargo de la sección Infectología está el Dr. Gustavo Ezcurra. Asegura que los últimos pacientes positivos se registraron en el hospital en el año 2005. Además, de los derivados del Cullen, "no hemos tenido ninguno con diagnóstico positivo confirmado, es decir, estuvieron expuestos al virus pero no son pacientes sida-pediátricos".

Esto implica que están aplicando correctamente, y a tiempo, las medidas de prevención para evitar la infección en el recién nacido. "A las pacientes positivas detectadas durante el embarazo se les da medicación antirretroviral, por vía oral. A su vez, por vía endovenosa, se les da AZT en el momento de la cesárea, que es lo que se recomienda, y el recién nacido recibe AZT en jarabe desde el nacimiento y durante 6 semanas".

El protocolo mundial demostró que, de este modo, se disminuye la transmisión vertical. Sin ninguna intervención, las posibilidades de transmisión son de aproximadamente un 30 %. En tanto, si se aplica este proceso completo, las posibilidades se reducen a un 8 %. "Con estos datos, nosotros podríamos ver algún paciente positivo, pero hasta ahora no he tenido ningún caso", aseveró el profesional.

Lia Masjoan