Ganados y carnes
Un gobierno con mucha suerte
A pesar de sus medidas erróneas para controlar los precios, el stock y la producción de carne por ahora no han caído. Una parte de la actual administración, no obstante, sostiene que en algún momento se pagará el costo por los errores cometidos.

Hay mucha carne todavía en las cámaras, tanto de exportación como de consumo, pero la oferta en algunas categorías de hacienda ya ha comenzado a reducirse.

Desde hace semanas, viene achicándose, por razones estacionales, la oferta de vacas, cuyos precios ya reflejan esa escasez. La exportación, que tenía hasta hace pocas semanas varios días de faena asegurados, hoy trabaja con cada vez menos margen, con subas lentas pero constantes de las cotizaciones del novillo pesado. El faltante de animales pesados obliga a un corrimiento de la demanda industrial hacia medias reses más livianas (de entre 115 y 148 kilos). >

Falta también el novillo liviano y el supermercado y algunos frigoríficos derivan la demanda insatisfecha hacia la vaquillona pesada, que hay mucha, tanto de corrales como de campo suplementadas. >

El grueso del feedlot sale con entre 280 a 330 kilos, por lo que se paga bien el ternero muy liviano. El faltante de hacienda más acentuado se espera para setiembre, aunque como queda dicho, en varias categorías ya empezó a insinuarse la escasez. >

Si se proyecta el crecimiento del índice de precios mayorista (IPM) de los últimos tres meses, la inflación de acuerdo a este indicador (no manipulado), sería cercana al 25 por ciento anual. >

Estrategia

El Gobierno nacional introduce desde hace dos años continuamente chicanas para "estabilizar" los precios de la carne (la resolución 645, prohibición de exportar, cupos de exportación, registro de exportaciones, amenazas, precios máximos, intervención de Liniers), por lo que se corre el riesgo que la intención de hacer daño sea exitosa y que el precio se deteriore muy rápido en "términos reales".

Esta última expresión hace muchos años que no la utilizamos, al punto que la mayoría de los analistas ya no usamos la histórica serie del precio del novillo, "con base 60 = 100" deflactada por el IPM. >

Resultados

El efecto negativo sobre la rentabilidad ganadera ha sido muy grande, especialmente en la cría, y sus resultados destructores de riqueza no han sido hasta ahora mayores por dos motivos.

Primero, porque el deterioro comienza en 2005, con una base de precios ganaderos superiores a la media histórica; había un colchón. >

Segundo, porque la vocación ganadera, y un componente emocional, hace que pese a la reducción de los márgenes de rentabilidad una enorme proporción de los ganaderos no quiera salir de la actividad. >

Frente a un stock ganadero que ha crecido durante seis años, hasta diciembre del 2006 (último dato conocido), y una producción de carne vacuna que en los últimos meses roza los récords históricos, el Gobierno puede hacer la siguiente lectura (errónea): >

"Se quejan, pero si producen cada vez más, y acumulan cada vez mayor cantidad de cabezas, tan mal no les va. Nos amenazan con faltantes de carne y liquidaciones de stock que, al final nunca, se producen", podrían sostener. >

Una parte del Gobierno cree que en ganadería las cosas se han hecho mal, y que en algún momento se pagará un costo por los errores acumulados y por los "impulsos no reprimidos". >

Compensaciones

En su particular visión del mercado ganadero, y para evitar males mayores, el Gobierno propone subsidios o compensaciones que tienen un implícito reconocimiento del daño producido: compensación a los criadores que vendieron terneros en el primer semestre de este año, compensación al engorde a corral; compensación al criador (incluida en el llamado plan ganadero). Y ahora, probablemente, compensación al invernador que lleve los novillos a un peso mayor.

Nosotros decimos: con subsidios, y menos con el monto que se piensa invertir (o devolver), es muy difícil modificar el rumbo de un mercado de un tamaño tan grande y que además actúa en condiciones muy parecidas a la competencia perfecta.

Las señales emitidas hasta ahora son sin duda las peores, y el Gobierno debe considerarse con mucha suerte, por el hecho que ni el stock ni la producción de carne hasta ahora hayan disminuido.