La vuelta al mundo
Karl Rove, la mano derecha de Bush

Durante casi 34 años fue el asesor político de Bush, su asistente espiritual y, según sus críticos, el operador encargado de hacer los trabajos sucios. El presidente lo despidió la semana pasada con palabras enternecedoras, palabras que se hicieron extensivas a su esposa Darby y que incluyeron la promesa de amistad eterna, más allá de los vaivenes de la política.

Quienes lo conocen advierten que lo primero que sorprende es el rostro y la sonrisa angelical de este hombre nacido en Denver en 1950. Sus modales suaves, su sonrisa serena y aniñada, contrastan con la fama que se ha ganado de operador duro, implacable e inescrupuloso. "Niño genio" lo han bautizado en el entorno de Bush, para referirse a su cara de ángel y a su talento para tomar decisiones a veces originales, a veces brutales.>

Rove fue el que diagramó las campañas electorales de Bush en Texas y sus dos campañas presidenciales. Su consultoría política se encargó de definir las consignas, contratar publicistas, relacionarse con los medios y, sobre todo, investigar a los candidatos opositores para ventilar con bombos y platillos sus pecados reales o imaginarios.>

Su eficacia para producir resultados beneficiosos para su cliente le han valido las críticas más duras de sus rivales. Rove ha sido calificado como el "Goebbels de Bush" o el Rasputín de la Casa Blanca. Menos literaria, pero más judicial es la denuncia que pesa sobre su responsabilidad en el suicidio del escritor y biógrafo de Bush, James H. Hatfield, quien fue encontrado muerto en un hotel Springadale.>

Hatfiled fue el escritor que probó la detención de Bush en 1972 acusado de consumo de alcohol y cocaína. Gracias a una investigación minuciosa se pudo eludir la severa censura impuesta por el padre de Bush para que no adquiriera estado público ese pecado juvenil. La campaña iniciada por Rove contra Hatfield incluyó la difamación en revistas especializadas, prohibición de la venta del libro en varias ciudades y cierres de cuentas bancarias. Un año antes de su muerte Hatfield estaba quebrado.>

Del cantero intelectual de Rove proviene la propuesta de acentuar el perfil religioso de Bush. Mientras demócratas y republicanos debatían sus temas tradicionales, Bush empezó a plantear la cuestión religiosa como eje de su campaña. Rove lo relacionó estrechamente con los teleevangelistas ultraconservadores y con el líder de Christian Coalition, el célebre Ralph Reed.>

Rove fue el que vio en el atentado terrorista contra las Torres Gemelas una formidable oportunidad para fortalecer el liderazgo de Bush como garante contra el fundamentalismo islámico. La invasión a Irak contó con su asesoramiento en materia publicitaria, asesoramiento que incluyó algunos célebres negociados de los que en algún momento deberá rendir cuenta a la Justicia.>

Durante ocho años, Rove integró el "club de desayuno" de la Casa Blanca, la mesa chica del poder en donde todas las mañanas se toman decisiones que impactan en el mundo. Los consejos de Rove siempre fueron escuchados y en algún momento sus sugerencias le hicieron cambiar la posición al presidente. Así ocurrió, por ejemplo, cuando se discutió una nueva rebaja de los impuestos a los ricos. Bush, lejos de ser un corazón sensible, consideraba que ya había habido una rebaja y que era imprudente y hasta injusto otra nueva rebaja. Dos frases de Rove bastaron para que el presidente cambiara de opinión.>

La especialidad de Rove siempre han sido las campañas electorales. Más que preocuparse por su candidato, siempre se preocupó por estudiar las debilidades de sus rivales. Cuando el enemigo era Kerry, Rove logró convencer a un grupo de veteranos de Vietnam para que dijeran que su participación en la guerra no había sido tan importante como él decía. Especialista en detectar amantes, debilidades sexuales o intimidades eróticas de sus oponentes, en ese campo probó ser imbatible por la calidad de su información y la inescrupulosidad de su tratamiento.>

Dos de sus principales colaboradores terminaron enjuiciados por sus enredos en esta clase de operativos. Se trata de Lee Atwater y Dwight Chapin, actualmente despedidos de la Casa Blanca pero partícipes del círculo de amigos de Rove. Con estos socios Rove se inició en Texas con su primera consultoría política. Con ellos maniobró para controlar la organización juvenil republicana. También ellos fueron los encargados de cerrar tratativas con el lobby cubano de Miami durante las elecciones de 1990. Lo que se dice dos amigos leales en las buenas y en las malas.>

Especializado en estudiar la vida íntima de sus enemigos, Rove no pudo impedir que sus adversarios le pagasen con la misma moneda y le recordasen que su madre se suicidó cuando él tenía 19 años, según ellos, agobiada por la soledad, las culpas y las drogas. También le recordaron que su padre era un marginal que, entre otras cosas, siempre se negó a reconocerlo. Como se podrá apreciar, en Estados Unidos el debate electoral está muy lejos de ser un juego de niños o una partida entre puntillosos caballeros protestantes>

Las escabrosidades juveniles de Rove no le impidieron de todos modos expresar una adhesión incondicional al entonces presidente Nixon, un modelo de presidente de Estados Unidos, injustamente derrocado por el lobby de la prensa demócrata y la traición del establishment político>

Rove deja el poder y regresa a su rancho de Texas. Su situación económica es cómoda sobre todo porque fue uno de los grandes beneficiarios de la quiebra de Enron, empresa que lo contó entre sus principales accionistas. Asesor del príncipe, ha ganado enemigos encarnizados que lo acusan de mafioso y rufián. Su presencia en los círculos invisibles del poder, su influencia sobre las decisiones del presidente recuerdan a Henry Kissinger en sus mejores momentos, aunque para Bob Woodward a Rove le falta formación académica y rigor intelectual para compararse con el mítico "mister K". >

Rogelio Alaniz