El doctor Rubén Darío Oliva cuenta la mejor anécdota que tiene de la final con Holanda en el Mundial de 1978...
"A Bertoni lo insulté de arriba a abajo, entró e hizo el tercer gol"
El sanjustino fue el médico de la selección campeona del mundo con Menotti. "Bertoni gritaba como un loco y no tenía nada. Le dije que era un cagón de mierda y que entrara; lo hizo y metió el tercero".

Juan Daniel Rodríguez - (Especial para El Litoral desde Italia)

No se siente parte de la historia del fútbol argentino: "Si lo sintiera así, estaría muerto", dice riendo a carcajadas. Con sus 84 años y un pedazo de gloria sobre sus espaldas, piensa que la historia no es un papel en blanco, son hechos y desechos que se entrelazan, se recuerdan, se entumecen y no permiten vivir de recuerdos.

-En verdad, doctor Oliva, ¿no se cree parte de la historia grande de nuestro fútbol?-No puedo sentirlo así, uno no vive de lo que pasó y festejando las cosas positivas. Uno vive tratando de ser útil y mirando adelante. -Usted es un campeón del mundo y de eso no se puede "renegar"...-Fui parte de un grupo al que ayudé bastante, porque la parte sanitaria en el fútbol es muy importante y pienso que hemos trabajado bien.Termina su café a modo de desayuno y se sienta a dialogar con El Litoral en el hall del hotel. Fueron tres días que hemos pasado juntos por el hermanamiento de nuestra ciudad de San Justo con Arluno. Orgulloso de sus orígenes, cuando me veía me lo recordaba: "Tenés que hacer tu trabajo para el diario de Santa Fe", me decía, casi como una orden.

Inventor del término "médico deportólogo"

"Ese nombre lo propuse yo, en 1955, en el Congreso Nacional de Medicina del Deporte y del Trabajo que se hizo en Buenos Aires. Recuerdo que propuse el nombre de médico deportólogo porque el médico deportivo parece un doctor con camiseta de fútbol. Ahora, cuando voy a Buenos Aires y me presentan en algún congreso a un colega joven que me dice que hace medicina del deporte -deportología médica-, me río con afecto y le digo que ese término lo inventé yo hace como 50 años".

-¿Tuvo que trabajar mucho en aquel Mundial de 1978?-No era solamente el tema de las lesiones. Hay muchas patologías que suceden actualmente, donde se confunden los diagnósticos, problemas musculares, desgarros, estiramientos. Hay muchos dolores que son irradiados y que no son causados por donde se siente el dolor. Parecería que el organismo funciona como el tero, donde hace el nido y pone los huevos no canta, va lejos para confundir a los intrusos. Y con el organismo humano se da una cosa muy parecida, sobre todo con muchos jugadores famosos que están tanto tiempo parados porque los profesionales médicos no saben diferenciar bien la parte neurológica de la muscular. -Actualmente, hay muchas quejas, cuando se prestan los jugadores a la selección...-Mirá, tengo el orgullo de decir que por primera vez se constituyó el Sector de Medicina del Deporte. Con el profe Pizzarotti hicimos una preparación física seria. Tanto es así que, terminados el Mundial 78 y el 82, comuniqué oficialmente a la AFA que el grupo de jugadores se encontraba en perfectas condiciones físicas, médicas y médico-deportivas para ser restituidos a sus respectivos clubes. Lo tengo perfectamente documentado.

Su vinculación con Menotti

-¿Por qué lo llamó Menotti para sumarse a la selección?

-Hacía seis años que estaba radicado en Milán y Menotti había sido jugador de Central cuando era médico del club. Después, él fue a otras instituciones pero yo atendía a muchos jugadores, estaba muy vinculado al ambiente del fútbol. Cuando llegó el momento, Menotti propuso mi nombre, no porque era simpático, sino porque en Buenos Aires había curado a muchísimos jugadores. César pensó que una persona de experiencia en la materia podía ser yo, y propuso mi nombre a la AFA. Tuve que presentar mi curriculum, que fue aprobado por la comisión que presidía Cantilo.

-¿Fue cuestionado?-Fui criticado por ciertos colegas cuando llegué a la Argentina. Mucha gente decía si no había buenos médicos en el país, que tenían que buscar uno de afuera. "¿Éste es el deportólogo?", se preguntaban. -¿Tuvo dudas en aceptar el cargo?-Menotti sabía que, aparte de la medicina, podía serle útil en muchos aspectos, porque yo empecé de muy abajo: primero, fui maestro de escuela; luego, profesor de Educación Física y de ahí entendí muchas cosas de la parte funcional. Luego, estudié Medicina y en Rosario, mientras hice la carrera de médico, fui preparador físico de Central y, después, médico del club por concurso.

La dictadura militar y el Mundial

Por entonces, la historia oficial no era precisamente aquel film de Luis Puenzo. Nos decían que los argentinos éramos "derechos y humanos", el "Gordo" José María Muñoz sostenía que la copa del mundo era un hecho político para que todos los pueblos del mundo conozcan cómo éramos los argentinos y las Madres de Plaza de Mayo aprovechaban la presencia de periodistas del exterior para denunciar la desaparición de sus hijos. En todo este ambiente, ignorado por muchos de nosotros, se debía jugar al fútbol.

-¿Qué noticias llegaban acá, a Europa, de la Argentina por aquellos días, doctor?-No teníamos muchas. Sabíamos pero tampoco había información allá. Cuando llegué, nos encerramos en la concentración. Recuerdo que era un momento muy álgido. En la Villa Marista de Mar del Plata se escuchaban disparos de noche porque estábamos controlados por militares, y se sentían tiroteos. Pero no era nada grave, sólo que pasaban los gatos y los chicos, que eran militares muy jovencitos, disparaban, algo propio del estado psicológico del momento muy tenso. -¿El de ustedes era un mundo aparte en el encierro?-Sí, pero eso no significaba que desconocíamos la realidad del momento. Íbamos en el ómnibus con la delegación y por la radio pasaban los famosos comunicados. Eran períodos muy tensos y tampoco me olvido de que en los partidos se presentaban los militares dando la vuelta al campo con ropa de fajina, no de desfile. -Imagino que el tema de la seguridad alimentaria fue muy importante...-Hice mucho trabajo sin repercusión publicitaria. Tenía que controlar todos los alimentos que se compraban, carne, fruta, verdura. Recuerdo que una vez le pregunté al cocinero dónde compraba las naranjas y me dijo que lo hacía siempre en el mismo lugar. Entonces, le expliqué que la naranja es el fruto más fácil de contaminar, bastaba una simple inyección. Así que le pedí que las comprara en lugares distintos, por una cuestión de seguridad. -Después, concentraron en José C. Paz...-Un desastre... No teníamos ni un consultorio y, para que tengas una idea, el tanque de agua estaba contaminado, no nos podíamos lavar ni los dientes. Pero la gente piensa que estábamos en un paraíso o en un hotel cinco estrellas. íJa...! Lejísimo estábamos de eso. -¿Conoció allí a Videla, Massera y Agosti, los integrantes de la Junta Militar?-Vinieron todos. Ellos, al comienzo, no se dieron cuenta de la importancia social, afectiva y patriótica de un Mundial, máxime cuando se juega de local. Después, lo fueron entendiendo como fenómeno que ayudaría a una alegría, según se demostró después, cuando el pueblo entero salió a las calles a festejar. -¿Qué hacían? ¿Compartían la mesa con ustedes?-Se mostraban muy gentiles con los jugadores y con todo el cuerpo técnico... Pero yo no creo en acomodos raros, porque sé hacia dónde pueden apuntar tus preguntas... El fútbol es la combinación dinámica de 20.000 factores, de pequeñas cosas que influyen en las grandes cosas. Porque una pequeña cosa en el fútbol significa un gol y perder el partido.

El partido de las sospechas

-Se habló tanto de ese partido, doctor, que...

-Cuando empezó, ellos pegaron una pelota en el palo que, si entraba, nos obligaba a hacer cinco goles. Pero antes, contra Polonia, Kempes evitó un gol haciendo un penal, que luego Fillol le atajó a Deyna. Y ahí se jugaba la clasificación. En la final, contra Holanda, hubo un tiro en el palo que nos dejaba segundo... Y, si Luque intenta 30 veces más el zapatazo contra Francia, no la mete más. Entonces, ¿de qué arreglo me están hablando?

Pero hay toda una historia en torno a ese partido de la que se habló, se habla y se hablará mucho. Juan Carlos Oblitas afirmó haber sentido vergüenza como jugador porque, para él, ese partido no fue normal. José Velázquez afirmó lo mismo, habló de presiones muy fuertes. Junto a Chumpitaz, Oblitas, Cubillas y Sotil, le pidieron al DT Marcos Calderón que no pusiera al arquero Quiroga, que había nacido en la Argentina, y él aceptó. Pero en el vestuario, después de que ingresaran Videla y Henry Kissinger a "saludar", vieron que el técnico lo ponía y se sorprendieron. Historias, apenas algunas, de ese partido inolvidable en Rosario, que ganó la Argentina por 6 a 0 y le dio el pase a la final contra Holanda.

Los retos a Bertoni en la final

"Hubo un episodio que fue criticado por mucha gente que no entiende nada. Se cayó Bertoni en medio de la final ante Holanda, y entré rápidamente al campo, lo primero que tenía que hacer era dar un diagnóstico rápido. ¿Cuántas veces han pasado papelones otros colegas que dicen "No va más" y después el jugador se para, sale corriendo y lo deja pagando al médico? Eso es falta de experiencia. A mí nunca me pasó, porque vengo de abajo, conozco bien la historia de los dolores aparentes y de los golpes de rodilla en invierno, que duelen como loco. Por eso, si uno está seguro de que no es nada grave, al jugador hay que tratarlo mal para que reaccione".

-¿Cómo fue, entonces, la anécdota con Bertoni?-Bertoni no era muy corajudo, se lamentaba y gritaba como un condenado, yo lo puse panza arriba y le grité, le dije de todo. Lo primero que le vi fue su rodilla sana, porque cuando la rodilla está caliente, los ligamentos se ponen blandos y te pueden orientar para saber si es una distensión del ligamento lateral o algo más grave. Inmediatamente, pasé a la otra rodilla, la controlé en segundos y me di cuenta de que no tenía ninguna lesión en los ligamentos. -¿Qué tenía, entonces?-Simplemente un fuerte golpe, hacía frío y por eso se había asustado. Lo insulté, le dije de todo, que se parara y que entrara a la cancha inmediatamente. -¿Qué le dijo, doctor?-De todo... Que se parase y que era un cagón de mierda... Y lo empujé para que entrara a la cancha... Entró y marcó el tercer gol.Confieso que a veces me cuesta entenderlo al doctor Oliva, porque es necesario entrar en la fina sintonía de humor que siempre propone. Es difícil saber cuándo habla en broma y cuándo, en serio. Es sabio, inteligente y dueño de una admirable e inusual carga de energías. Parte de esa vitalidad la dedica diariamente a sus pacientes en su consultorio de Milán: "Es una forma de sentirse bien", confiesa su mujer en un perfecto castellano y agrega que, "a pesar de ser medio vago para caminar, va en auto a todos lados, pero se mantiene muy bien". -¿Sigue teniendo contacto con algunos jugadores de aquel equipo?-Con algunos, pero quiero decirte que el equipo del 78 fue un grupo bárbaro, sensacional... Teníamos a representantes de todas las provincias que hablaban todos los dialectos (risas). -¿Y en 1982?-No fue lo mismo, había ciertos aspectos desgastados... No sé qué decirte. A pesar de que la preparación empezó mucho tiempo antes, no fue lo mismo. Recuerdo que Menotti me decía que no fuera a Buenos Aires, porque no sabía si duraba en el cargo, pero a lo mejor hubo cosas en el grupo que lo desgastaron. -Si usted tuviese que elegir un amigo, alguien de aquel grupo, ¿a quién escogería?-Un amigo, no; sería una estupidez decir que uno vale más que los demás. Yo he tenido una relación muy afectiva y cordial con todos. Kempes me hacía reír, era el más chistoso del grupo, y con Jorge Valdano teníamos largas charlas que los demás no podían seguir porque no les interesaba.