Tras la obtención del título mundial
Viswanathan Anand: "No puedes jugar ajedrez si no la pasas bien"
El jugador indio realizó tablas en la última jornada ante el húngaro Peter Leko y se coronó campeón mundial. Con apenas 37 años, dijo que jugará 5 ó 10 años más y luego se dedicará a otra cosa.

De la redacción de El Litoral

El Gran Maestro Viswanathan Anand, proclamado monarca mundial de ajedrez, es un campeón diferente, que juega sin pensar tanto las jugadas, no come carne y considera imposible asumir este deporte sin un toque de diversión.

"No puedes jugar si no la pasas bien. Yo disfruto después de una buena partida o si descubro algo que no sospechaba", dijo el jugador de la India en entrevista exclusiva con EFE.

Nacido en Madrás, el 11 de diciembre de 1969, "Vishy" empezó en el ajedrez a los seis años, gracias a las enseñanzas de su madre. Rápidamente mostró talento y una rara habilidad para mover las piezas casi sin meditar.

Cuenta la leyenda que, en su niñez, en Madrás había pocos relojes y era obligado a jugar con velocidad, lo cual influyó en que el niño encontrara atajos en los tableros para ganar en menos tiempo, lo cual aún le sirve.

"Mi verdadero crecimiento vino después, vivía en Filipinas y con nueve años empecé mi real interés por el ajedrez", asegura "Vishy", quien se considera a sí mismo un jugador flexible, capaz de tomar del estilo de los demás.

Anand reside en Collado Mediano, España, un sitio en plena sierra, donde viven unos amigos apasionados por el ajedrez, que escogió como base de entrenamiento, después de hacerse Gran Maestro en 1987, y ante la obligación a moverse a torneos en Europa.

"España es mi segunda casa, me siento muy a gusto allí", dice el campeón, que cumplirá 38 años en menos de tres meses, lo cual significa que fue el segundo competidor más viejo de los ocho aspirantes al título mundial este mes en la Ciudad de México.

"Es curioso, Boris Gelfand, Vladimir Kramnski y yo, los tres más viejos, hemos terminado en los lugares del uno al tres; no sé si es una tendencia o sólo pasó aquí", explica.

Viswanathan es un ajedrecista de personalidad, pero tiene gracia para tratar a la gente y dentro de su gremio sobresale por su desenfado, también a la hora de vestir, porque prefiere las camisas azules que le hace su patrocinador a los trajes elegantes de los rivales europeos.

"Me pongo la ropa que elige mi mujer", dice, para no dar importancia al tema y, de paso, mencionar a su esposa Aruna, una chica delgada que habla cinco idiomas con la que está hace 11 años.

Haciendo historia

Anand se dio a conocer como futuro genio del ajedrez poco tiempo después de salir de la adolescencia, en 1987, al ganar el Mundial Juvenil, un éxito que pasó inadvertido porque por entonces el ajedrez vivía la fiebre de los duelos Karpov-Kasparov.

En aquel tiempo, se convirtió en el primer Gran Maestro de la India y en un símbolo de los románticos del ajedrez que, a fin de cuentas, se inventó en el país asiático hace alrededor de 1.400 años.

El nuevo monarca mundial de ajedrez ya tuvo la corona entre los años 2000 y 2002, pero entonces había confusión en la manera de elegir al mejor. "Esta vez es algo diferente, soy campeón absoluto y eso tiene un valor", asegura.

De Anand se ha escrito que es espiritual, vegetariano y está cercano a Dios, pero evade las preguntas sobre su vida y toca el tema de manera general. "En los torneos uno busca tranquilidad y no importa la manera de lograrlo, si es respirar 10 veces u otra cosa; la espiritualidad no es exclusiva de la India", dice.

Interesado por la astronomía, la economía y la ciencia, Anand tiene una vida aparte del tablero con 32 piezas en colores blanco y negro; quizás por eso no se ve en los torneos hasta llegar a viejo.

"Si acaso 5 ó 10 años, no veo más", confiesa.

El pasado sábado, Anand no cambió mucho su rutina; desayunó temprano, comió algo después, pero no almorzó para evitar tener sueño a la hora de la partida; sin pensar en nada más que el juego del día. Salió agresivo con piezas blancas, pero, luego de 20 lances, la posición era pareja y firmó las tablas con Peter Leko, lo que necesitaba para ser campeón mundial .

"Es un título que no cambio por nada", asegura el maestro, que puso el sabor latino al Mundial de Ajedrez y terminó por ganarlo.

éltima jornada

El Gran Maestro indio Viswanathan Anand se adjudicó el Campeonato Mundial de Ajedrez que se desarrolló en la ciudad de México, al empatar con su par de Hungría, Peter Leko, en partida de la última ronda del certamen.

De este modo, Anand culminó con 9 puntos, con uno de ventaja sobre el israelí Boris Gelfand y el ruso Vladimir Kramnik, quien defendía el título.

El indio necesitaba medio punto para consagrarse y lo alcanzó ante Leko, después de 20 movimientos de una Apertura Rey López.

Por su lado, Gelfand tampoco pudo quebrar al ruso Alexander Morozevich, con quien dividió el punto. En cambio, Kramnik superó al armenio Levon Aronian.

En el cuarto encuentro de la jornada, el ruso Peter Svidler se impuso a su compatriota Alexander Grischuk, tras 35 jugadas de una defensa siciliana, variante Miguel Najdorf.

Anand se llevó un premio de 390 mil dólares y expondrá su título ante Kramnik en la segunda mitad del año próximo.

La dama de los trebejos

Para la maestra húngaro-estadounidense Susan Polgar, la primera mujer que tuteó a los hombres frente a un tablero, una dama no necesita pedir inteligencia a los varones para destacarse en el mundo del ajedrez.

"Mi hermana Judith ya le ha ganado a Anand y bien preparada puede hacerlo en un campeonato. No tenemos nada que pedir a los hombres, podemos jugar como ellos, pero pocas tomamos el juego en serio", explicó Susan en una entrevista a EFE.

Nacida en Budapest en abril de 1969, Susan escandalizó al mundillo del ajedrez cuando a los 22 años conquistó el título de "Gran Maestro masculino". Tamaña osadía resultó algo irreverente para los defensores del machismo en el llamado juego ciencia.

"A muchos les costaba asumir ser derrotados por una mujer. Una vez, le gané al Gran Maestro estadounidense Walter Browne y, enojado, les dio un manotazo a las piezas", recuerda la mayor de las hermanas Polgar, quienes se acercaron al deporte desde niñas, siempre con la idea de retar a los campeones.

Susan apenas juega ahora porque comparte su tiempo en atender a sus dos hijos, uno de ellos campeón infantil estadounidense, y en dirigir un instituto que investiga cómo puede ayudar el ajedrez a los niños en edad escolar y si sirve para disminuir los efectos de padecimientos como el mal de Alzheimer.