Cumbre intercoreana se cierra entre sobresaltos

Los líderes de las dos Coreas harán mañana una declaración conjunta al término de la histórica cumbre de Pyongyang, sin que hoy se intuya su contenido para la paz ante las señales ambiguas lanzadas por ambas partes y sus obvias diferencias.

El dictador norcoreano, Kim Jong Il, le pidió hoy al presidente surcoreano, Roh Moo Hyun, que se quedase en Pyongyang un día más, hasta este viernes, pero después de que el gobierno de Seúl lo calificase de señal positiva para lograr una cumbre "fructífera", súbitamente Roh rechazó el ofrecimiento.

Según un portavoz surcoreano, Cheon Ho Sun, ello se debió al cambio de actitud de Kim Jong Il, quien se habría retractado de su ofrecimiento inicial cuando el gobierno de Seúl ya lo había anunciado a bombos y platillos en una rueda de prensa de urgencia.

"Como ya hemos tenido suficiente diálogo, no hay necesidad de prorrogar" la cumbre, indicó Kim según los periodistas surcoreanos que se encuentran en Pyongyang.

El portavoz surcoreano indicó, no obstante, que el resultado de las conversaciones oficiales, que se celebraron hoy en dos rondas y ya han concluido, ha sido "satisfactorio" y "fructífero" para Roh.

Por primera vez desde 2000, los líderes de las dos Coreas se reunieron hoy para acabar con "el muro de desconfianza" que existe entre el último régimen estalinista y una de las economías más avanzadas del mundo, pero está claro que las divergencias persisten.

Roh y Kim mantuvieron dos encuentros de más de dos horas cada uno, por la mañana y por la tarde, para hablar de cooperación económica, desnuclearización de Corea del Norte y reconciliación en la península de Corea, según el presidente surcoreano.

Reunión "franca"

En un almuerzo con la nutrida delegación surcoreana transmitido por televisión desde Pyongyang, Roh calificó de "franca" su primera reunión con Kim, con quien admitió que le separaba hasta ahora "una barrera invisible" pero con quien coincide, dijo, en un "firme compromiso para la paz" en la península.

Roh reconoció que las dos Coreas "no comparten la misma percepción" sobre algunos asuntos, aunque insistió en la necesidad de "derribar el muro de la desconfianza" mutua.

Sin dar detalles, admitió que Corea del Norte "no está demasiado contenta" con el ritmo que Corea del Sur quiere imprimir a las conversaciones a seis bandas para la desnuclearización de Pyongyang, en las que también participan China, EE.UU., Japón y Rusia.

Y resaltó además el escepticismo de Kim, el único líder estalinista del mundo, hacia las reformas y la economía liberal de mercado.

La declaración que ambos líderes adopten mañana debería incluir alguna referencia sobre la necesidad de una paz definitiva para la nación coreana, dividida al término de la Guerra de Corea en 1953 en dos naciones que no firmaron un tratado de paz, por lo que técnicamente siguen en guerra.

Así lo ha señalado el presidente surcoreano, pero al día de hoy es incierto qué contendrá ese esperado comunicado, que se divulgará mañana.

Gran parte de la atención de esta cumbre histórica, la segunda en más de medio siglo, estuvo en analizar cómo se comportaba Kim Jong Il, después de que ayer algunos observadores calificasen su actitud en el acto de bienvenida como un poco fría.

Hoy, sin embargo, un Kim más envejecido que en la cumbre de hace siete años, pero sin dar signos de mala salud como se ha publicado, le dedicó varias sonrisas a Roh al darle apretones de manos, según recogieron las imágenes transmitidas desde la capital norcoreana.

Desnuclearización

Corea del Norte aceptó una agenda para las próximas etapas de su desnuclearización, comprometiéndose a desmantelar sus instalaciones de Yongbyon antes del 31 de diciembre, según un acuerdo anunciado hoy por China.

Además, Corea del Norte se comprometió a divulgar la "lista completa" de sus instalaciones nucleares. Las tres instalaciones de Yongbyon, entre ellos el reactor experimental de cinco megavatios, "serán desmanteladas antes del 31 de diciembre de 2007", indicó el comunicado común publicado por China.

EFE