Durante la Cumbre de los Estados del mar Caspio
Vladimir Putin defiende en Teherán derecho iraní a la energía nuclear
Foto de familia. De izquierda a derecha, el presidente de Azerbaiján, Ilham Aliev, el presidente turco, Gurbanguly Berdymukhammedov, el presidente kazajo, Nursultan Nazarbayev, el presidente ruso, Vladimir Putin y el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad posan durante la segunda cumbre de los países ribereños del mar Caspio (Irán, Rusia, Azerbaiján, Kazajistán y Turkmenistán) en Teherán, Irán. Foto: AGENCIA AFP

El presidente de Rusia llegó esta mañana a Teherán en una visita histórica a Irán, en la que, además de estrechar lazos con sus países vecinos del mar Caspio, tratará sobre los planes nucleares iraníes.

Vladimir Putin y los otros dirigentes del mar Caspio defendieron hoy el derecho de Irán a la energía nuclear y advirtieron contra toda acción militar durante una cumbre regional en Teherán.

Putin llegó a la capital iraní para participar en una cumbre de los Estados del mar Caspio, en medio de fuertes medidas de seguridad y de un gran misterio debido a informaciones sobre la existencia de un plan de atentado suicida en su contra.

La visita del presidente ruso cobra una importancia significativa pues se produce en un momento de aumento de tensión entre Irán y los países occidentales por la negativa iraní de suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio.

Junto con los jefes de Estado de los otros cuatro países del mar Caspio (Azerbaiján, Irán, Kazajistán y Turkmenistán), Putin firmó una declaración de apoyo implícito al programa nuclear iraní.

Tras la cumbre, el presidente ruso tiene previsto reunirse con su homólogo iraní, Mahmud Ahmadinejad, y el guía supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, con quienes tratará el tema de la central nuclear que Rusia construye en Buchehr (sur de Irán).

"Rusia es el único país en ayudar a Irán a construir una central nuclear con un objetivo pacífico; eso será objeto de discusiones serias", dijo Putin.

La terminación de Buchehr es regularmente aplazada desde hace varios años. Rusia atribuye esos retrasos a la falta de pago de los iraníes, que éstos desmienten. Los expertos occidentales ven en ello un medio de presión ruso para forzar a Irán a ser transparente respecto a su programa nuclear.

Un derecho

En cuanto a la cumbre de los países del mar Caspio, la declaración de sus participantes defendió "el derecho de todo país miembro del Tratado de No Proliferación de desarrollar investigaciones, producción y el uso de la energía nuclear con fines pacíficos, sin discriminación y en el marco de este acuerdo y de los mecanismos de la Agencia Internacional de Energía Atómica" (Aiea).

Putin hizo referencia a ese punto declarando que "las actividades nucleares pacíficas deben ser autorizadas".

Irán recibió ya dos series de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, votadas también por Rusia, debido a su negativa a suspender su enriquecimiento de uranio.

Teherán afirma que esa actividad sólo tiene un fin civil, mientras que los países occidentales temen que sólo encubra la intención de fabricar bombas atómicas.

Rusia, que nunca ocultó su aversión hacia el incremento de sanciones a Teherán, mostró recientemente sus crecientes divergencias con los occidentales sobre el caso iraní.

Ayer, Putin pidió "paciencia" en una visita a Alemania. La semana pasada aseguró ante su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, que lo visitó oficialmente en Moscú, no tener "informaciones según las cuales Irán aspira a producir armas nucleares".

Oposición

Rusia y China son los únicos países del Consejo de Seguridad de la ONU que se oponen a la adopción de una tercera resolución con nuevas sanciones contra Irán.

Moscú apoya su posición en el compromiso que tomó en agosto Irán de esclarecer ante la Aiea las zonas oscuras de su programa nuclear.

La declaración de hoy de la cumbre de los países del mar Caspio también fijó "el principio de la imposibilidad para un Estado de poner a disposición su territorio en caso de agresión contra otro Estado", añadió Putin.

Esta disposición es especialmente importante para Irán, que teme que Estados Unidos utilice Azerbaiján para un ataque en su contra, aunque ya el propio presidente azerbaijano, Ilham Aliev, excluyó esa posibilidad.

Aliados de conveniencia

Rusia e Irán, enemigos acérrimos durante siglos, han forjado tras la caída del comunismo una "alianza de conveniencia" cimentada en los hidrocarburos, el armamento y, especialmente, su oposición a la política de Estados Unidos en el golfo Pérsico.

La visita del jefe del Kremlin, Vladimir Putin, que se reúne hoy con el líder iraní, Mahmud Ahmadinejad, representa el clímax de las relaciones entre rusos y persas, a los que siempre ha separado una frontera natural, el mar Caspio, el lago más grande del mundo.

Stalin fue el último líder ruso que visitó Irán al asistir en 1943 a la Conferencia de Teherán, que tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial y en la que también tomaron parte los dirigentes de Estados Unidos, Frank Delano Roosevelt, y Gran Bretaña, Winston Churchill.

Dos imperios, Rusia e Inglaterra, se disputaron el control de Persia (la actual Irán) durante los siglos XVIII, XIX y la primera mitad del XX, cuando la contienda mundial frustró los planes soviéticos de implantar un régimen comunista en Teherán.

El relevo lo asumió EE.UU., pero la caída del Sha en 1979 y la ascensión al poder del Ayatolá Jomeini conllevó el ocaso de la influencia de Washington, que a partir de entonces apoyaría a la vecina Irak.

La caída de la URSS allanó el camino para la mejora de las relaciones, que experimentaron un impulso definitivo con la elección como presidente del reformista Mohamed Jatamí en 1997.

Durante la histórica visita del líder iraní a Moscú en 2001, Jatamí y Putin firmaron un tratado de "vecindad estratégica" y cooperación militar estimada en miles de millones de dólares.

El anterior dirigente iraní en pisar Moscú había sido el Sha Reza Pahlevi en 1974.

Desde finales de la década de los 90, tanto Jatamí como Ahmadinejad apostaron por Rusia como el nuevo gendarme en Medio Oriente y Asia Central en detrimento de EE.UU.

En los últimos años, el Kremlin no ha dudado en aprovechar la oportunidad para hacer negocios con el régimen iraní, denostado por Washington como una amenaza para la seguridad regional y mundial.

Rusia es ahora quien lleva la iniciativa en el "Gran Juego", la partida que se disputa desde hace siglos en esa región por el control de sus ingentes recursos energéticos y sus estratégicas rutas de suministro y comunicación.

A cambio, Moscú ha respaldado desde el principio el derecho de Teherán a desarrollar un programa nuclear civil, pese a las crecientes presiones occidentales.

Además, Moscú ha reforzado en los últimos años el sistema defensivo iraní pese a la frontal oposición de Israel, que calificó la operación de "puñalada en la espalda".

Ingenieros rusos también construyen a orillas del Golfo Pérsico la primera central nuclear iraní (Buchehr), de mil megavatios de potencia; y Moscú ha propuesto a Teherán que se sume al proyecto de creación de un centro internacional de enriquecimiento de uranio en Siberia.

Por su parte, Irán ha planteado a Rusia la creación de una "Opep del gas", cartel que se encargaría de coordinar los precios y pondría en una difícil posición a los importadores occidentales.

Interferencia extranjera

Los presidentes ruso e iraní advirtieron hoy contra cualquier interferencia extranjera en los asuntos de los países del mar Caspio, en una cumbre destinada a acordar formas de compartir las riquezas energéticas de la región.

Las declaraciones se interpretaron como una alusión a Estados Unidos, dado su conocido apoyo a la construcción de oleoductos que lleven hidrocarburos a Occidente sin pasar por Rusia y los rumores de que Washington planea usar a Azerbaiján como plataforma para lanzar un hipotético ataque a Irán.

Putin advirtió que los proyectos de oleoductos que pasen por los países del Caspio sólo pueden ser implementados con el apoyo de las cinco naciones con costas en el mar interior.

"Los proyectos que puedan infligir serios daños medioambientales a la región no pueden ser implementados sin discusiones previas de las cinco naciones caspianas", declaró el mandatario ruso, citado por la agencia de noticias Interfax.

Putin también subrayó la necesidad de que todas las naciones del Caspio prohíban a terceras naciones usar su territorio para lanzar campañas militares contra algún país de la región, en alusión a las versiones sobre los planes de Estados Unidos para un eventual ataque a Irán desde Azerbaiján.

AFP