Ecos de un evento bien gaucho
San Cristóbal le rindió culto al caballo
Una nueva edición de la Fiesta Nacional del Caballo volvió a poner de manifiesto el amor de un pueblo por este animal, tan ligado al acontecer histórico del trabajo en el campo y pieza fundamental del deporte equino como una industria que crece.

Campolitoral

Nuestra historia no consigna los nombres de los caballos que montaron nuestros máximos héroes, los más destacados caudillos y argentinos ilustres. Esto tiene su explicación, por cuanto en nuestro pasado existía la costumbre de distinguirlos por su pelaje, y así se solía decir: el rosillo de Belgrano; el malacara de Echagüe o el tordillo de Morón. En cambio, ya en nuestro siglo trascienden algunos nombres, como "Maipú", el tordillo del General Uriburu.

El Dr. Emilio Solanet en "El caballo criollo" y en "Las capas del caballo criollo", nos suministra una importante clasificación por su pelaje, distinguiéndolos en: "bayo, cebruno, gateado, encerado, anaranjado, amarillo, huevo de pato y blanco. Barroso, lobuno, tostado, alazán, moro, rosado, zaino, oscuro, colorado, doradillo, pangaré y tordillo".

Apunta también que los descendientes de los caballos traídos por el primer fundador de Buenos Aires don Pedro de Mendoza, eran de pelo colorado, y los había también zainos negros -caballo cuyo pelo tiene un color entre el colorado y el oscuro-, y alazanes tostados.

Lugones hace referencia a que "el color predominante de las caballerizas era el colorado, el alazán, el zaino y el bayo oscuro, que seguramente sería el gateado". Se considera al bayo, el color blanco amarillento. Entre otros matices de este pelaje, se cuenta: bayo blanco; huevo de pato, amarillo, dorado, y otros más, como el encerado, que tiende al matiz de la cera.

Emilio Solanet, define al gateado como de "pelo de yeguarizo bayo oscuro y cebrado con los cabos negros". Entre los gateados, ha cobrado celebridad mundial, el inolvidable "Gato", el compañero de "Mancha", partícipe por su jinete Aimé Tschiffely en la colosal travesía entre Buenos Aires y Nueva York.

San Cristóbal, al galope

La localidad, por su historia, se encuentra íntimamente ligada al equino. Desde allí partían las caballadas que proveían a la división de Remonta y Veterinaria del Ejército Argentino, quien a lo largo de los años se nutrió del noble animal para la tarea cotidiana de la institución militar en toda la geografía nacional.

Esta demanda sostenida, hizo de San Cristóbal un lugar selecto para la cría de caballos, tradición que -pese a la reducción y virtual desaparición de esta unidad militar- se mantuvo para el resto del país, volcando el conocimiento adquirido a lo largo de los años para los animales deportivos y de trabajo.

El polo, verdadera actividad que expresa el legado y la sapiencia del jinete, acaparó la práctica de la cría y el amanse a través del trabajo de miles de "petiseros", que son el verdadero cordón umbilical de este selecto deporte que caracteriza a los argentinos en el mundo y en el que nuestros representantes no tienen par.

Otro capítulo

En la 40° edición de la Fiesta, el Centro Tradicionalista "El Zorzal" obtuvo el premio como mejor agrupación gaucha presentada. Los 15 jinetes de Tacural lucieron con caballos tordillos blancos y atuendos tradicionales que los caracterizan.

Este es el tercer año consecutivo en el que la agrupación tacuralense consigue tan importante galardón, sin contar el primer premio obtenido en 1995 y menciones en otras fiestas gauchas que la enaltecen como una de las mejores del país. Ernesto Medrano, presidente del Centro Tradicionalista agasajado dijo: "Es un orgullo obtener tres años consecutivos el premio a mejor agrupación gaucha". Además, señaló que "es emocionante la buena respuesta del público al ponerse de pie para saludarlos, al igual que las acotaciones del maestro de ceremonia al momento de nombrar al Centro Tradicionalista como representante del pueblo".

En la intensa jineteada con la presencia de ocho tropillas, Luis Romero fue el indiscutido ganador, quien mostró sus condiciones intactas como impecable vencedor de Jesús María en el año 2006. "Peto" Acosta recibió el premio Broche de Oro en manos de Miguelito Gómez cuando la noche del domingo daba paso a la actuación de Mariel Trimaglio y los Guaraníes.

Tradición gaucha

Los dirigentes de la Sociedad Rural de San Cristóbal desde el año 1940 contribuyen a que sus integrantes muestren sus productos, y que los empleados y paisanos de la colonia se recreen con juegos, rodeos, domadas, jineteadas, destrezas, bailes, canciones, espectáculos musicales, comidas típicas y juegos para niños. Todo esto constituye el disfrute en homenaje al caballo, compañero inseparable del hombre de campo.

Sin lugar a dudas la Fiesta del Caballo es el festival gaucho más grande que hay en la zona. En esta sorprendente festividad estuvieron presentes más de 3.000 personas, hubo una notoria calidad y cantidad de equinos superior a años anteriores; como así también, excelentes jineteadas. La elección de la reina y la actuación sobre el escenario mayor reconocidos artistas pusieron el detalle de cierre a un gran espectáculo.

Bailanta

En la tarde noche del sábado se vio el predio ruralista colmado de animados asistentes, en tanto una tropa de cien emprendados guiados por abanderados y autoridades hacían la tradicional recorrida por la ciudad, otros comenzaban la bailanta donde se pudo observar radiantes lugareños que durante tres horas sin parar, disfrutaron de la fiesta con los conjuntos Karamelo, Los Ases del Chamamé y Pastor Luna.

El lunes por la tarde, los organizadores informaron que de los 130 caballos que estaban a la venta, sólo 46 fueron adquiridos en el remate con un precio de promedio de $1.900, logrando la mejor oferta por $5.500.

Premios

El 1º Premio Recreación fue para Daniel Rochia. El 1º Premio Reprod. Reprod. Cabest. para Rubén Airasca. El 1° Premio Padrillo Manso para Oscar Ratto. En raza criolla, La Lucila obtuvo el 1º Premio y campeón. El 1° Premio mulas fue para Miguel Gómez. Ricardo Gramaglia ganó el 1° Premio en trabajo Mestizo. Otros premiados fueron Osvaldo Oertolano, La Fortuna, La Prusia, el Establecimiento Don Carlos, César Emmer, Juan Bausucco, Jesica Fossatti, Alberto Fruh, y Francisco Mayoraz.

Al caballo

En las potradas de antaño

los pelos eran criollazos,

conocí pampas, picasos

y hasta un overo castaño.

Dende que me jui hace años,

Pa' una estancia en el Pigüé

montao en un yaguané

en busca de una tropilla

de entrepelaos gargantillas

que en ese pago compré.

Era un gateado tiznao

de ancha raya sobre el lomo,

de esos que yo elijo y domo

con los cuartos atigraos.

Pelos que ya están mermaos

por ser de criollas manadas

que con clines encrespadas

vagaban en campo abierto

por el disco del desierto

de la pampa desolada.

Elías Gordillo Rojas

El criollo

La mansedumbre y docilidad, hacen que el Criollo sea el caballo ideal en las tareas del trabajo diario de nuestro hombre de campo, así como el elegido por niños, jóvenes y adultos, a la hora de escoger un caballo de paseo o tiempo libre. Su rusticidad, excelente sanidad y fertilidad hace que sea un caballo de muy fácil crianza y manejo, brindándole a sus dueños únicamente satisfacciones. Esto queda en evidencia a través de las cifras del Stud Book Argentino, llevado por la Sociedad Rural Argentina, en donde la Raza Criolla, tiene el 82% de los potrillos inscriptos anualmente en nuestro país.