BELLEZA
El poder del perfume
Una marca personal. Un aroma grato es capaz de hacernos evocar mil recuerdos: una persona, un lugar, un momento. El perfume está entre nosotros desde que el hombre tiene memoria. Desde la reina Cleopatra a nuestros días, todas las culturas han sucumbido al encanto de la fragancia de moda. + por Patricia Herencias

¿Cuánta capacidad de poder puede tener un perfume? ¿Tan importantes pueden ser sus efectos? Por simple que pueda parecer, la atracción de este artículo es inmensa. Un aroma puede sugerir sensualidad, dulzura, frescura, y dejar una huella imborrable en otra persona. Nuestro perfume puede ser nuestra marca más personal. Y en eso, la historia no se equivoca.

Ya en la Antigüedad, el hombre honraba a sus dioses incinerando maderas aromáticas para extraer un humo perfumado que complaciese los deseos de estos seres inmortales; de ahí el origen de la palabra perfume, "per fumum".

Los egipcios fueron los primeros en fabricar fragancias artesanales y la cultura árabe se encargó, siglos después, de refinar este producto con el hallazgo del alcohol, gracias al cual los aceites olorosos desprendían mejores perfumes.

La ruta de las Indias y el descubrimiento de América supusieron un impulso para la creación de perfumes al multiplicarse las materias primas de las que obtener los aromas. Y este crisol de culturas lanzó definitivamente el perfume a nuestras vidas.

Objeto de deseo

Aunque hoy en día el perfume supone un complemento para el aseo personal, desde siempre ha estado relacionado con otras artes más sofisticadas y entretenidas. Desde leyendas en las que se creía que determinadas fragancias ahuyentaban las enfermedades contagiosas como la peste y el cólera, a recetas afrodisíacas en las que el perfume jugaba un gran papel para el juego de la seducción.

Tanto es así que los grandes iconos de la belleza y voluptuosidad de tiempos pasados como Cleopatra o María Antonieta eran grandes aficionadas a la cultura de los aromas.

En el siglo XIX, y sobre todo en la década de los locos años 20, arrancó la producción comercial de la perfumería y las firmas de alta costura empezaron a crear sus fragancias presentándolas con nombres y envases atractivos, convirtiendo el perfume en un artículo de lujo relacionado con las altas esferas.

Modelos y actrices, así como los sex symbol de Hollywood, se prestaron a protagonizar campañas publicitarias de tales artículos quedando asociado para siempre el perfume a la elegancia.

Un perfume a medida

A pesar del atractivo de un perfume, este se puede volver en nuestra contra si abusamos de una fragancia o elegimos un olor que no vaya acorde con nuestra personalidad.

Para los grandes clásicos del aroma están los perfumes extraídos de las flores. El jazmín, las rosas, las gardenias y violetas, el azahar o la mimosa son sólo algunos ejemplos de flores que prestan su esencia a los mejores perfumes.

Los aromas orientales son los que más sensualidad y misticismo despiertan. El pachuli, la vainilla, la miel o la canela abrirán los sentidos de todo aquel que perciba su fragancia.

La virilidad se representa con perfumes aromáticos de lavanda, romero o artemisa y también destacan los aromas que evocan a los elementos naturales como la tierra, el agua, el viento y el fuego.

Los perfumes más frescos y juveniles, y también los más originales y modernos son aquellos basados en olores frutados, con toques de manzana, durazno o cereza.

Unas gotas de este concentrado en zonas donde mejor se aprecien los latidos del corazón, como sienes, muñecas, tobillos y pechos, se convierten en una verdadera arma de seducción.