Periodista: -Otro fenómeno que aparece es la pérdida de lugar de la crítica teatral o musical, a manos de la crítica de televisión...

Cejas: -En Rosario hemos tenido que construir una crítica a partir de los no-espacios (...), la crítica anterior al trabajo que hago yo o al de Passarini estaba siempre mirando a Buenos Aires, desde la estética y la línea hasta la difusión de los espectáculos o productos teatrales comerciales. (Nosotros) empezamos a trabajar con una mirada propia y ganamos espacios (...) empezamos a decir: voy a escribir lo que hay que escribir, en estos medios que nunca estuvieron mirando lo que se produce a nivel local (...) así, buscamos contextualizar y trabajar un discurso crítico propio.

Passarini: -La figura de prestigio del crítico de antaño era la figura de un intelectual que era convocado por los medios, expresamente, para la reflexión crítica. Esa figura hoy, lamentablemente, se ha perdido -salvo casos como La Nación- (...). Yo no fui convocado para escribir sobre teatro, pero hemos ganado espacio desde adentro, me parece que esa realidad se repite en otros diarios: el caso del periodista que tiene un interés personal y que empieza a empujar con los codos hacia los costados, tratando de encontrar un espacio para eso (...), la demanda también viene por la gente que produce teatro: la legitimación que da el diario (...) la opinión está bastante devaluada a nivel nacional.

Catena: -La pérdida y el deterioro de esa figura de la que se hablaba está vinculada con el cambio de la ideología de los medios, que hace que el espacio teatral sea virtualmente desechado (...). en Clarín, por ejemplo, se ha sacrificado el teatro en función de la televisión o las secciones de chismes, que han tomado un lugar preponderante (...). Por otro lado, hay que decir que se convoca a la firma para que prestigie el diario, pero si esa persona no tiene otros desarrollos profesionales, no puede vivir de eso. Es decir que el diario no está dispuesto a sostenerlos económicamente.