Ganados y carne
El verano, una excepción a la regla de alta oferta
El nivel de faena ya es menor, pero la caída en la cantidad de hacienda no durará mucho tiempo y el mercado de consumo prontovolverá a experimentar una alta oferta. Por tercer año consecutivo, la producción de carne será de 3,1 millones de toneladas.

Ignacio Iriarte

En setiembre, con las lluvias, la faena bajó sensiblemente, pero en octubre, en los días previos a las elecciones, la matanza volvió a niveles récord en 30 años, lo que le dio al Gobierno una mano invalorable en un mes crítico por la suba de precios de otros bienes y servicios.

Aunque en noviembre la faena baje y los precios se afirmen, en diciembre suceda otro tanto y en el verano la oferta se mantenga relativamente baja, hay que recordar que el stock es seis millones de cabezas más alto que al principio de la década. Y que la producción de carne actual es con 3,1 millones de toneladas, la segunda más alta de la historia.

Hasta que no se produzca una liquidación en serio, con una baja de varios millones de cabezas en el stock y una reducción sensible de un rodeo récord de 24 millones de vientres, tendremos "alivio" estacionales de la oferta, pero a los pocos meses la faena volverá a los niveles altísimos que hemos visto en estos últimos dos años y los precios tenderán a debilitarse. Un stock alto permite una faena alta.

Cronología

En la década del '90 se producían entre 70 y 73 kilos per cápita (totales) y ahora, después del aumento de 500 mil toneladas en la producción de carne del período 2002/2006, se producen casi 80 kilos per cápita. El Gobierno tiene entonces, para asegurarse que los precios no suban (todo lo que potencialmente podrían subir), un aliado formidable por parte de los mismos productores, que producen y ofertan cada vez más carne.

Esto, combinado con el límite a las exportaciones (40 mil toneladas mensuales) y una serie interminable de chicanas, permite acotar la suba de precios que seguramente se daría si el consumo interno (extraordinariamente firme) tuviera que competir con una exportación cuyos mercados responden cada vez mejor, tanto en precios como en volúmenes.

Pese a los errores del Gobierno, la carne es un bien abundante y esto lo facilita todo. La actual administración, "plan ganadero" mediante, lo que está evitando es que la presión de la exportación obligue al consumo a pagar valores de 20 a 25 por ciento superiores a los actuales. Si el Gobierno no hubiera actuado y hubieran pujado libremente exportación y consumo, los precios serían otros.

Niveles de consumo

Hasta ahora, las autoridades no han pagado costo alguno por su política para el sector. Es más, pueden mostrar estadísticas de crecimiento del stock y de la producción de carne y, lo que más les interesa, pueden exhibir un aumento muy importante en los ya de por si altísimos niveles de consumo per cápita.

En estos últimos meses, el incremento del stock está mostrando claras señales de desaceleración y la producción de carne se ubicaría este año por tercer ciclo consecutivo alrededor de los 3,1 millones de toneladas, es decir, 80 kilos per cápita.

Se pudo elevar el consumo interno de 62 a 72 kilos anuales por habitante con el sólo recurso de reducir las exportaciones, pero si este plan económico sigue teniendo éxito y la masa salarial sigue creciendo por encima del 20 por ciento anual, la estrategia elegida estaría próxima a chocar contra una pared: no hay más que 80 kilos per cápita para distribuir entre consumo y exportación.