Adentro sin problemas, afuera con dudas
El mundo del matrimonio Kirchner
El presidente y su sucesora parecen dominar por completo la escena política nacional. Por el momento, sólo las fuerzas de la naturaleza y el mundo exterior parecen estar fuera de su alcance. Semana de presupuesto, uso de superpoderes, denuncias por intento de cohecho y Patti.

Cristina Fernández de Kirchner obtuvo la presidencia por poco más del 45 por ciento de los votos válidos emitidos en la elección respectiva del 28 de octubre, pero en la actualidad política argentina es como si ella y su marido, Néstor Kirchner, hubieran obtenido todos.

Los principales referentes de la oposición enfrentan conflictos internos (como el caso de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, cuyo embrión, el ARI, afronta este sábado una estrujante convención partidaria); o han desaparecido a los efectos prácticos (Lavagna y su ya casi inexistente relación con los disminuidos radicales, Sobisch, Rodríguez Saá, López Murphy); o no tienen masa crítica (Pino Solanas y su intento de aglutinar a la izquierda); o están a la defensiva en sus propios distritos, como Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires y Hermes Binner en la provincia de Santa Fe.

Además de resignarse a dejar de ser presidente de Boca, donde reinó por doce años con un estilo feudal similar al que critica en los Kirchner, Macri debió entregar la cabeza de un miembro designado de su gabinete antes de que asumiera; vio postergado el aumento de la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza que había consensuado con el todavía jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, al igual que el esquema de puntaje en las licencias de conductor en Capital Federal, y no pudo avanzar un paso en su reclamo de que el gobierno nacional le traspasara el control de la Policía en el ámbito local, junto con los recursos para financiar la nueva responsabilidad.

Binner, en tanto, marcó distancias con Carrió, y la semana que pasó se dejó fotografiar en sonriente diálogo con la presidenta electa, a sabiendas de que una buena relación con la Casa Rosada es clave para acceder a efectividades cada vez más concentradas en el gobierno federal.

Charada presupuestaria

En ese contexto, la Cámara de Diputados dio media sanción, y el Senado convertirá en ley, la semana próxima, a otro presupuesto de fantasía, orientado no a calzar del modo más preciso posible las prioridades, recursos y gastos del Estado en el año 2008, sino a liberar la mayor cantidad posible de dinero al uso discrecional del Ejecutivo, a través de los superpoderes y de los decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), siempre a tiro de gancho K. Menos de 12 horas después de la media sanción en Diputados, el gobierno dio un nuevo ejemplo de la eficacia del primer método, redistribuyendo 1.069 millones de pesos desde el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial a otros destinos, entre ellos $ 313 millones para el Ministerio de Planificación del ratificado Julio De Vido.

Entre 2003 y 2006, calculó el diputado Claudio Lozano, quien llegó originalmente a su banca con la camiseta K, la práctica de escamotear ingresos fiscales por la doble vía de subestimar la expansión real del PBI y de los precios, le ha permitido al actual gobierno disponer de más de 50.000 millones de pesos por fuera de los controles legislativos.

En ese mismo período, el monto de los Fondos Fiduciarios, también ajenos a un oportuno control legislativo y a los procedimientos de la ley de administración financiera, se quintuplicaron, de 1.200 millones a 6.000 millones de pesos. El gobierno, siempre dispuesto a sobreactuar las diferencias, en este caso no repudió un instrumento creado por la administración De la Rúa, sino que lo usó con llamativo cariño, pese a que su justificación original (asegurar el financiamiento de proyectos plurianuales en tiempos de sequía) pierde validez en un período de bonanza fiscal.

Los márgenes de discrecionalidad de que gozará la futura presidenta serán aún mayores, habida cuenta de que el presupuesto con el que gobernará en su primer año fue elaborado por su esposo, antes de los feroces aumentos de las retenciones al sector agrícola y al petróleo y los combustibles, pero no retocado después, pese a que esos aumentos significan -según diversos cálculos- entre 7.600 y 10.000 millones de pesos adicionales para las arcas federales.

Las fuerzas de la naturaleza

Con el frente así de despejado, el matrimonio presidencial y sus allegados más confiables se reservaron el fin de semana para afinar, desde El Calafate, el armado del equipo del próximo gobierno.

Las vicisitudes de la naturaleza y el mundo exterior, ancho y ajeno, parecen ser de momento las únicas limitaciones importantes a su dominio del panorama político y económico de la Argentina.

Las heladas bonaerenses son un módico ejemplo de lo primero. El convulsionado escenario económico internacional, con epicentro en la crisis en el mercado hipotecario de Estados Unidos y la extrema debilidad del dólar (que refuerza el encarecimiento en esa moneda de variables clave de la economía global, como el precio del petróleo, de las materias primas agrícolas y del oro) podrían desatar un tsunami financiero de alcance y consecuencias muy difíciles de prever. Nunca en los últimos cincuenta años pasó que un patrón monetario se debilitara con la fuerza y la continuidad con que lo está haciendo la moneda norteamericana, generando inquietud por el posible movimiento de enormes masas de liquidez. Lo del tsunami no es una metáfora caprichosa.

La Argentina está mejor preparada que otras veces, pero sería ingenuo pensar que es inmune. Los superpoderes K no llegan a tanto.

Luces y contraluces de la semana

Incluso los hechos salientes de la semana política, como la denuncia de un diputado oficialista de que lo intentaron sobornar para que desistiera de su proyecto de limitar el uso de tickets en el pago de sueldos, y la detención del ex comisario y diputado electo Luis Patti, acusado de cometer gravísimos crímenes en la época de la dictadura militar, fueron funcionales al reforzamiento del poder kirchnerista. En parte, porque fortalecieron sus posiciones, y en parte, porque dejaron en segundo plano episodios menos favorables, a saber:

* Las intrigas en torno del despido del (ex) jefe de Inteligencia militar, Osvaldo Montero, decidido por la ratificada ministra de Defensa, Nilda Garré, por presunta deslealtad del desplazado general de Brigada en un episodio en el que habría estado involucrada una funcionaria cercana al todavía ministro de Interior (y futuro de Seguridad y Justicia) Aníbal Fernández, quien salió presuroso a desmarcarse.

* La sospechosa coincidencia de que la denuncia pública del intento de soborno para frenar el proyecto contra los tickets fue antecedida en pocas horas por una resolución oficial, que aumentó en 60 % la suma máxima permitida en tickets-canasta.

* El retorno a la luz pública de la ex ministra de Economía, Felisa Miceli, sospechada e investigada por presunto soborno y lavado de dinero, como asesora financiera en planes de vivienda de las Madres de Plaza de Mayo, que reciben fondos del Estado. ¿Un anticipo de que la causa irá a ningún lado?