Análisis
Una jugada riesgosa
Por Walter Schmidt (DyN)

El gobierno de Cristina Fernández decidió involucrarse a pleno con la causa por la liberación de rehenes en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (Farc).

Si bien la lucha por la libertad de muchos rehenes en manos de la guerrilla colombiana lleva muchos años, la intervención del gobierno francés a cargo de Nicolas Sarkozy en favor de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, reubicó la causa nuevamente en la escena internacional.

Fue el propio Sarkozy quien envió una carta al todavía presidente Néstor Kirchner, solicitando su apoyo para conseguir la liberación de Betancourt. En ese contexto se racionaliza la intervención de la Argentina. No sólo adhiere a una causa humanitaria sino que se acerca a Francia, país con el que se distanció, sobre todo en el marco de las embestidas del ex mandatario contra las empresas privatizadas de servicios públicos, por ejemplo, Aguas Argentinas.

No obstante, hay que tener en claro que uno de los promotores de una suerte de "comisión de garantes" para la liberación de rehenes es el venezolano Hugo Chávez. En ese sentido, no es un dato menor que Cuba integre la comisión.

Por eso, no fue casual que la presidenta, Cristina Fernández, destacara que la presencia argentina fue solicitada por Sarkozy y por Chávez. Tampoco el nivel de la delegación, con Kirchner y el canciller Jorge Taiana, más importante incluso que la de Brasil, que sólo enviará al asesor del presidente "Lula" da Silva, Marco Aurelio García.

Si la liberación se concreta sin inconvenientes, el primer afectado en el contexto internacional será Estados Unidos. La Casa Blanca, en particular desde que es habitada por George W. Bush, viene promoviendo y respaldando económicamente la confrontación del gobierno de Álvaro Uribe Vélez con las Farc. Por eso, un acto pacífico de liberación no hace más que desacreditar la política belicista norteamericana.

Justamente, Estados Unidos es el país con quien hoy se encuentra enemistado el gobierno nacional, a partir del oscuro caso de la valija con 800 mil dólares que Guido Antonini Wilson quiso ingresar al país.

Paradójicamente, esta situación -el viaje de Kirchner y Taiana para la liberación de rehenes de las Farc- tal vez aleje el gesto que la Casa Rosada espera de la Casa Blanca: un apoyo al gobierno nacional para desandar el camino de sospechas construido a partir de la revelación de que los 800 mil dólares eran para financiar la campaña de Cristina Fernández.