Acusado por la hermana
Quedó procesado por asesinar a su cuñado
La Justicia decidió dejar tras las rejas al joven de Laguna Paiva, que a comienzo de mes mató a su cuñado, en una estancia del departamento Las Colonias. Escapó con el auto de la víctima, pero lo atraparon en Cabaña Leiva.

Juliano Salierno

Juan Carlos Mitjana, un pintor de obras de 21 años que vivía en Laguna Paiva, seguirá detenido por orden judicial, tras confirmar la prisión preventiva que se le impuso por matar a su cuñado de un disparo en el pecho.

El juez de Instrucción de la Segunda Nominación, José Manuel García Porta, lo procesó por los delitos de "homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por la alevosía". Además lo acusó por robar un coche y por la portación del arma.

La víctima era Cristian Adrián Vallejos, un muchacho de 27 años que trabajaba en una estancia de Cululú, donde vivía junto a su esposa y dos pequeños hijos. Fue en ese lugar que su cuñado, es decir, el hermano de su mujer Carla, lo esperó agazapado entre la maleza y le disparó a traición y casi sin mediar palabra.

Cuando Mitjana fue llevado a declarar a Tribunales "aceptó la comisión de los hechos dando explicaciones que resultan fríamente planeadas y ejecutadas", aseguró el juez García Porta.

La deuda

Fue la noche del 3 de diciembre, en el establecimiento agropecuario La Maragata. La familia acababa de llegar de Laguna Paiva, donde vive la familia de la mujer. Habían ido esa tarde a encontrarse con Mitjana, para cobrarle una deuda de $4.000 por una moto que Vallejos le había vendido y quería recuperar.

Pero el joven no estaba en casa y uno de los familiares les dijo que el muchacho se había ido con la moto y había prometido no volver.

En cambio Mitjana viajó a Progreso y los esperó pacientemente entre los pastizales, donde tenía escondida la moto y cargaba una escopeta calibre 16 mm.

Al parecer, esperó varias horas, agazapado entre la maleza, la llegada del grupo familiar. Entonces aguardó a que su hermana entrara a la casa con las dos criaturas y salió de las sombras con el arma alzada.

Vallejos estaba en otra dependencia, guardando su Ford Escort, cuando se le apareció el cuñado, ciego de furia, y le disparó sin titubear.

El tiro estremeció el rumor de la noche y Carla corrió desesperada, guiada por el estampido y el olor a pólvora, que pronto invadió el lugar en el que su hermano abrió fuego contra su marido.

Difícil confesión

No hubo pelea entre los hermanos, ni se oyeron más disparos. Juan Carlos arrojó la escopeta al costado del cadáver, tendido en un charco de sangre, y ordenó a su hermana Carla que le entregara el coche.

Aturdida por lo ocurrido la mujer, que le reprochaba la tragedia, apenas pudo escapar a pedir auxilio a otros peones de la estancia.

Mientras tanto Mitjana aprovechó para fugarse en el auto de la familia, con destino a Laguna Paiva.

Pronto intervino el personal de la subcomisaría 5ta. de la localidad de Progreso -departamento Las Colonias-, a quienes la viuda les dijo el nombre del agresor.

La policía local alertó de inmediato a las unidades de las localidades vecinas y se montó un operativo cerrojo que pudo localizar el coche, algunas horas más tarde, en la ciudad de Santa Fe.

Mitjana regresó a Laguna Paiva, y allí se encontró con dos amigos. Juntos los tres, viajaron a la capital, donde comenzó la persecución. El raid que comenzó en plena zona urbana, se trasladó a calles de tierra de los aledaños y acabó en el norte, a la altura de Cabaña Leiva.

No obstante, una vez que fueron atrapados, el juez determinó que ninguno de los dos amigos de Mitjana "ha tenido vinculación con los ilícitos analizados".

A la hora de calificar el hecho, el juez García Porta consideró que existió "alevosía" por parte del victimario, porque "se ha cometido ha traición, tomando a la víctima desprevenida e indefensa" de modo tal que el agresor actuó sin peligro para sí mismo.