Serios problemas de convivencia
Carnicero procesado por un crimen en Alto Verde
Regresaba a su casa con sus hijos y un amigo, cuando un vecino armado los increpó. Si bien dijo que tiró para defender a su familia, el juez entendió que no hubo "legítima defensa".

Un muerto y dos heridos fue el saldo de un enfrentamiento a tiros que se produjo en los pasillos de Alto Verde, el 25 de noviembre del año pasado. Por ese hecho fue procesado Carlos Santiago Gutiérrez, un carnicero de 32 años que trabajaba en el centro, y vivía con su mujer y dos hijos en el distrito costero.

La resolución judicial de fines de diciembre la dictó el juez de Instrucción Penal de la Primera Nominación, Norberto Guevara, que procesó a Gutiérrez como presunto autor del delito de "homicidio agravado por el empleo de arma de fuego", y por el de "abuso de arma" en el caso del muchacho que quedó herido.

El carnicero quedó detenido luego de que entrara al Hospital Cullen, alrededor de las 19 de ese día, con una herida de arma de fuego en la pierna izquierda, a la altura de la canilla.

Allí la guardia policial se enteró de que en la Manzana 3 de Alto Verde, en un pasillo de aproximadamente dos metros de ancho, apareció el cadáver de un hombre, con dos disparos, uno en el cuello y otro en el omóplato.

Confesó todo

Inmediatamente lograron establecer el vínculo entre uno y otro hecho, cuyo autor confesó sin esconder nada.

En la escena del crimen, la policía secuestró una escopeta calibre 16, marca Sole, con su numeración intacta y a nombre del matador, que según dijo, la utilizaba para salir de cacería.

La víctima fatal fue identificada por su concubina como Marcos Jonatan Romero, de 26 años; cuyo hermano de 13 años también resultó herido durante la balacera.

Al momento de ser indagado, Gutiérrez relató que eran las 16.30 cuando su vecino, conocido como "Chito", "salió al pasillo con un arma de fuego y totalmente drogado".

El trabajador le contó al juez que había salido con sus dos hijos, hasta un videojuegos, y al regresar a su casa junto a su amigo José Luis, se encontró con el muchacho, que estaba acompañado por sus dos hermanos, todos armados.

"Che vos..."

Fue entonces que se produjo un altercado. "Che vos, qué pasas por acá, no ves que yo soy el dueño del pasillo", habría increpado "Chito" Romero al amigo de Gutiérrez. A la agresión verbal siguieron empujones y cachetadas, siempre a punta de escopeta, "mientras sus hermanos se reían y lo festejaban", relató el acusado.

"Dejá de joder que nosotros no te molestamos", fueron las palabras utilizadas por el vecino, que para ese momento no quería problemas. Pero dos bofetadas ante la mirada de sus hijos y una frase desafiante: "Si vos tenés escopeta, sacala si sos guapo", desencadenaron la tragedia.

Su familia y el amigo le pedían que no hiciera "macanas", pero al advertir que "Chito" intentaba meterse en su casa, hizo un disparo al aire, que fue contestado por otras dos detonaciones desde afuera.

En el blanco

Ante el temor de ser atacado "por la espalda" o que en su ausencia, les hiciera daño a sus hijos o a su mujer, Gutiérrez volvió a abrir la ventana de la cocina comedor y apuntó al cuerpo.

Lo último que le escuchó decir a su blanco fue "que le iba a matar a toda su familia y le iba a prender fuego su casa". Esta última advertencia la consumaron los deudos de Romero, al día siguiente.

Para saber si Gutiérrez respondió a un ataque armado, tal como declaró, se ordenó la realización del dermotest -prueba que registra restos de pólvora- al cadáver de Romero, que indicaba el uso de armas con ambas manos.

No obstante, el juez no pudo justificar semejante agresión y considerar que fue en su propia defensa, cuando al parecer la familia ya estaba a resguardo y debió llamar a la Policía para que interviniera en ese asunto.

No hubo legítima defensa

Al analizar la posibilidad de que haya sido un caso de "legítima defensa", que lo desafectaría a González del hecho delictivo, el juez argumentó que "en el caso hay ausencia de cualquiera de los tres reclamos legales que permitirían aplicar el atenuante".

En ese sentido, el juez Norberto Guevara sostuvo que González podría haber tomado otra decisión, por lo que "no se puede decir que era inevitable". Además, no se pudo comprobar que los ataques de la víctima hayan estado directamente dirigidos a Gutiérrez, ni que hayan puesto en riesgo su vida y la de los suyos.

Sobre la consideración del delito como "exceso de legítima defensa", el juez entendió que primero debía configurarse una situación de "legítima defensa" y eso al parecer no había sucedido.

Juliano Salierno