40 jóvenes santafesinos en la isla
La experiencia de vivir y estudiar medicina en Cuba
Forman parte de los 450 argentinos que ingresaron en 2006 a la Escuela Latinoamericana de Medicina. Una sólida disciplina de estudio se mezcla con la fuerte vinculación social de los alumnos y las ya conocidas limitaciones económicas de ese país.

Paola Stehli y Marisel Junco tienen 21 años: ambas forman parte del contingente de 40 santafesinos menores de 25 años que en 2006 se fueron a estudiar medicina a Cuba, junto a otros 400 del resto del país. Actualmente, están en el segundo trimestre del primer año.

Todo se precipitó luego de que Fidel Castro estuviera en Argentina a mediados de ese año en la cumbre de presidentes del Mercosur: después de su visita se concretó un programa por el cual su gobierno ofreció becar a 1.000 jóvenes de escasos recursos para que puedan acceder a una de las formaciones -en el campo de la salud- más reconocidas del mundo.

Así, 450 estudiantes partieron en noviembre del mismo año. Todos juntos -el programa no prevé reunir a jóvenes de distinta procedencia- se alojaron en los albergues de la Escuela Latinoamericana de Medicina (Elam) N° 15 Esposos Rosemberg, ubicada en pleno campo, a 8 kilómetros de Sandino, el pueblo más cercano.

La propuesta forma parte del proyecto concebido por Fidel Castro en 1999, cuando creó la Elam a efectos de "formar gratuitamente como médicos a jóvenes de distintos países, los que luego de un lapso de seis años, retornarán a sus comunidades para contribuir a la sostenibilidad de sus sistemas de salud".

En Cuba es un "gran proyecto científico-pedagógico" que actualmente forma a estudiantes de 24 países, 19 de ellos latinoamericanos, 4 africanos y 1 de Estados Unidos.

Aunque las vacantes eran muchas, la cantidad de aspirantes que se presentaron sólo cubrió el 50 % de las plazas. En nuestra provincia, el vínculo con Cuba en el campo educativo ya existía, por la implementación del programa Yo si puedo, desde 2005.

La beca cubre un pasaje de ida y otro de vuelta, cuando concluyen los 6 años de cursado; también el alojamiento, la comida, la atención médica, el cursado propiamente dicho y el material de estudio.

El gobierno cubano les garantiza a los estudiantes extranjeros la provisión de una ración mensual para el aseo personal (jabón de tocador, champú, jabón en polvo y jabón blanco para lavar la ropa), un estipendio mensual de 100 pesos y acondicionador de aire, un lujo para el resto de los universitarios nacidos en la isla.

Muy estrictos

Cuando llegan a Cuba, tienen dos semanas de "familiarización", para conocer a los futuros compañeros, a la comunidad a la que se integran, el sistema educativo propiamente dicho, y fundamentalmente, para afianzar la relación con los profesores.

Luego, y por un lapso de 6 meses cursan el premédico, clases nivelatorias que sirven tanto a los estudiantes como a los docentes "porque ellos también necesitan saber con qué chicos están tratando", explicaron.

Inicialmente, el cursado era de tres turnos: por la mañana de 8 a 12, por la tarde de 14 a 16.30 y por la noche de 20 a 22.30. "Era muy estricto, al punto de que no teníamos permitida ninguna salida. Querían que nos concienticemos de nuestro futuro rol de médicos, y por lo tanto, de nuestra responsabilidad. A las 23, todos debíamos estar durmiendo y a las 7, todos levantados. Y para garantizar todo esto, ellos entienden que debemos estar aislados".

Finalizada esa etapa, quedaron 370 jóvenes con voluntad de seguir. Aunque el régimen de cursado cambió (dos turnos en vez de tres), el rigor de estudio no: rinden exámenes de todos los contenidos cada lunes.

En la semana reciben las clases (grabadas y presenciales) en aulas para 30 alumnos (bajo la guía de dos tutores), equipadas con 15 computadoras. Estos equipos les permiten visualizar el material bibliográfico digitalizado y acceder a intranet: esto es, restringido sólo a páginas cubanas.

"La formación es mucho más humanitaria, hay más contacto con la gente. Lo empezamos a hacer desde que cursamos la carrera. Además, los docentes viven con nosotros en la Facultad, a cualquier hora nos atienden si tenemos dudas: están para eso", evaluaron.

Personas, no pacientes

A los 6 años se reciben de médicos clínicos generalistas integrales. "Tenemos muchas posibilidades de continuar. Si en Argentina salís mal en un examen, es problema tuyo: allá el problema es de todos. Por eso los docentes se quedan a deshoras con vos", aclaran.

"Un aspecto destacado de la formación es el contacto con la población. Te enseñan a tratar con personas, no con números. Para ellos no hay limitación que impida al médico atender a la gente. Todo el tiempo, la persona que vas a asistir es una persona: tiene su personalidad y sus sentimientos y hay que tratarla como tal. Y esto se garantiza con el contacto con la gente desde la formación misma", precisaron.

Algunas sí, otras no

"Hay cosas que son ciertas y otras que no -afirman-. Hay chicos que se imaginaban que todo estaba militarizado, o que no te dejan salir. O se creían que los cubanos no tienen nada, que sufren todo el tiempo, y no es así. La gran traba de Cuba es el bloqueo, si no sería otro país".

"Desde mi punto de vista, creo que tienen lo justo y necesario, y con eso están bien. Pero no todos piensan igual: el cubano anciano piensa distinto a los jóvenes, que tienen otra ideas. Los adultos apoyan ciegamente a Fidel y ahora a Chávez. Están como resignados a vivir y morir ahí. Es como si supieran que no tienen otras posibilidades", agregaron.

Este será el comentario más directo sobre la controvertida realidad cubana. Lo cierto es que los argentinos de la Elam no tienen contacto con estudiantes cubanos: la percepción la construyen a partir de sus prácticas en terreno que desarrollan desde primer año con la población de Sandino. "Nosotros de política nada, estamos en otra cosa. En eso no nos metemos. La gente nos dice que Cuba cambió mucho en los últimos años, es lo que ellos nos cuentan".

En síntesis

Hay de todo.

"En Cuba hay de todo, pero sale muy caro, sobre todo para ellos. Por ejemplo: un jabón de tocador cuesta un dólar", comentaron las estudiantes.

La Elam ofrece,

para hacer frente a las limitaciones, servicios de costurería, peluquería, barbería, zapatería, lavandería, electricista y comedor, entre otros. Los estudiantes tienen atención médica las 24 horas en el policlínico de la misma facultad.

El equipamiento

tecnológico existente es de última generación, en su mayoría donado por China, y últimamente, por Venezuela.

Intranet.

No tienen acceso a páginas internacionales. "No tenemos messenger, sólo un e-mail facilitado por la facultad, pero no lo podemos abrir acá", agregaron.

Hay escasez

de bibliografía, "pero todos tenemos garantizada la lectura. Nos organizamos; además está todo en formato digital. Como no podemos acceder a Internet, le pedimos a nuestra familia que nos mande información vía e-mail".

Salir a pasear.

Viajar es muy difícil. "Estamos a 400 km de La Habana. Es muy complicado llegar porque no hay combustible ni colectivos. Nos movemos a dedo, como la mayoría, o en taxis muy viejos. Lo que más vemos por la zona son las arañas, caballos con carretas atrás. Y muchas bicicletas", indicaron.