Silencio... ¿santafesinos hibernando?

¿Quién se acuerda del último diciembre santafesino? Podríamos coincidir en que fue una locura absoluta; si bien llegamos a fin de año con todo el agotamiento que genera la rutina cargada en la espalda, en el mes número 12 todo se vuelve a acelerar un poco por las fiestas. Despedidas de lunes a domingos con los del trabajo, con los de inglés, con los del fútbol, con los amigos de siempre, el encuentro con los que no vemos hace mucho tiempo y llegan de otras ciudades a pasar Navidad o recibir el Año Nuevo en Santa Fe; seguro olvidamos mencionar alguna otra reunión siempre alrededor de una mesa repleta de comida y botellas.

Pasar por el centro de la ciudad en diciembre para comprar un regalo fue un desafío: estacionar era imposible, para entrar a un local y lograr ser atendido había que meter un par de tackles y cuando se llegaba a la meta y atendían era inútil, porque la persona que estuvo antes se llevó el color y el talle que querías.

Entre tanta y tanta despedida de año salir a comer también estuvo complicado en diciembre, bares y comedores se mantuvieron siempre colmados de festejos. Era típico ver gente parada en la puerta de los locales esperando que se desocupe una mesa para sentarse finalmente y disfrutar de una picadita con unos lisos frescos.

Pero el 2007 terminó y llegó enero, obvio. En la ciudad, el verano castiga con sensaciones térmicas que arribaron a los 48 grados o alivia de vez en cuando con una lluvia y brisa; eso sí, todos desorientados con el cambio de horario. Aunque lo que más llama la atención es la ausencia, el vacío, la despoblación de las calles santafesinas, íni un alma!

¿A dónde se metieron todos? De pronto y como por arte de magia desapareció el ritmo agitado. Está bien que es tiempo de vacaciones pero la desolación de las calles invita al comentario. En el único momento que el silencio se quiebra un poquito es el fin de semana, aunque tampoco tanto. Los negocios están vacíos, en los bares las mesas sobran, en la calle no hay autos.

¿Será que con el calor que estamos acostumbrados a padecer los santafesinos desarrollamos la capacidad que tienen las iguanas de hibernar, pero en verano? Suena un tanto contradictorio, pero por el momento sirve como respuesta ante tanto silencio.