Más vale prevenir...
En invierno, juega la reserva
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La experiencia de las inundaciones del otoño dejaron sus enseñanzas entre los tamberos, que ahora apuran el acopio de forrajes conservados para garantizarse alimento suficiente. Pero también empieza a pesar el paradigma de la intensificación, que permite seguir en la lechería pero con un pie en la agricultura.

Juan Manuel Fernández - [email protected]

El campo nunca deja de dar lecciones y hasta el más veterano siempre tiene la chance de aprender algo nuevo. Los tamberos del centro santafesino pueden dar cuenta de ello: la sucesión de temporales entre fines de 2006 e inicio del otoño siguiente, revelaron la importancia de estar cubiertos con buenas reservas de alimento. Quienes habían apostado a la pastura, que se ahogó en su totalidad, "perdieron como en la guerra": tuvieron una gran mortandad, debieron comprar alimento caro en plena escasez, se vieron obligados a desprenderse de hacienda y, los que no cerraron el tambo, recién volvieron a ordeñar varios meses después. En cambio, aquellos que ya tenían su silo hecho cuando cayó el diluvio pudieron "pilotearla mejor" y no perdieron tantos animales o bien les costó menos ponerlos nuevamente a producir.

Dice la sabiduría popular que "el que se quema con leche ve una vaca y llora". Y sería el colmo que fueran los tamberos quienes desoigan ese mandato. Por lo tanto, recorriendo la cuenca, no sorprenden que se estén tomando precauciones antes del invierno. Muchos productores manifiestan haber sembrado más hectáreas con maíz, sorgo y soja para ensilar; se están embutiendo más metros de silobolsa que en la campaña anterior; y también se conservan las alfalfas, ya sea en rollos o ensiladas, para garantizarse una adecuada cuota de fibra.

Y no es sólo climática la motivación para tomar estos recaudos. También empieza a notarse entre muchos tamberos el interés por la intensificación, apostando a los concentrados, y así liberar hectáreas para dedicar a la agricultura, un buen colchón en estos tiempos "morenistas" de engaños estadísticos y precios caprichosos.

Más maíz

En un radio que abarca varias localidades de los departamentos Las Colonias, Castellanos y La Capital, la empresa Avance Rural (radicada en Santa Clara de Buena Vista) incrementó 30% la superficie ensilada de maíz de primera en comparación con la campaña anterior. Matías Boretto, coordinador de trabajo de la firma, confirmó que este aumento se relaciona directamente con los problemas climáticos del año pasado, y por el mismo motivo aseguró que también captaron entre un 13 y un 15% de clientes nuevos.

En rigor, se picaron 640 hectáreas más que en el ciclo anterior, lo que reportó un crecimiento de 2.121 metros en la confección de silobolsa, equivalente a un plus de 7.422 toneladas de forraje conservado para el próximo invierno.

Pero el incremento podría haber sido aún mayor si el clima hubiese acompañado a los productores. Es que si bien se sembró más, la falta de lluvias en el momento oportuno perjudicaron notablemente los rindes. De tal modo, si en la campaña 2006/07 con una hectárea de maíz se rellenaron 10.6 metros lineales de bolsa, en la presente el promedio se redujo a 8.1 metros. "Entonces para confeccionar una bolsa de 68 metros, el año pasado necesitábamos 6.4 hectáreas, mientras que hoy estamos necesitando 8.4", agregó Boretto.

Yuyo verde

Otra firma de contratistas, el Grupo Picadora Progreso, cuyo radio de acción abarca Progreso, Colonia Rivadavia, Humboldt, Esperanza, Cululú y Santo Domingo, también corroboró la tendencia de los productores a incrementar sus reservas. Hasta el momento, sin contar las 700 u 800 hectáreas de maíz de segunda que ya tienen comprometidas sólo de sus socios, picaron más de 1.300 hectáreas de sorgo y maíz de primera. Adrián Zenclussen, miembro de la empresa, ratificó que los volúmenes "son mayores que el año pasado porque hay muchos productores que achicaron el área de pastoreo para liberar hectáreas a los granos". También agregó que este año hubo gran demanda para hacer silo de alfalfa, por lo que confeccionaron más de 2.000 metros de bolsa. "También se hizo silo de trigo y unos cuantos lotes de soja, que también tiene fibra como el de alfa", apuntó.

Enrrollate algo

Por su parte, Raúl Heyno, que arma rollos en Las Colonias y La Capital, reiteró que esta campaña fue complicada debido a las lluvias de primavera y que "no todas las alfalfas respondieron igual". Por caso, comentó que en María Luisa hubo rendimientos de hasta 4 o 5 rollos por hectárea ("una locura", aseguró), pero en Cululú apenas consiguió armar medio rollo por hectárea de promedio. "Después se fue cortando el trabajo por la lluvia", se lamentó.

Aunque aún no cuenta con los números definitivos -todavía queda trabajo hasta el invierno-, ya lleva alrededor de 4.500 rollos, "mucho más que el año anterior, alrededor de un 20% arriba". Para graficarlo, comentó que algunos productores que el año pasado hicieron 400 rollos "ahora llevan 700 y quieren llegar a 1.000". Además, comentó: "hay gente que prefirió achicar el rodeo para poder sembrar con destino a silo y no pasarla tan mal como el año pasado". Incluso relató que un productor apostó a una mezcla de moha con soja para pastoreo y luego para rollo.

A Heyno el contacto con los tamberos (él mismo fue productor) le permite asegurar que "el ánimo está caído por el precio de la leche" y que más de uno le confesó: "con lo que valen los granos tengo ganas de dejar e irme a la soja".

A medida

Del otro lado del mostrador, entre los tamberos, la tendencia a asegurar alimento para pasar el invierno e intensificar para crecer en agricultura muestra matices en función del tamaño de cada uno.

En el oeste provincial, distrito Presidente Roca, departamento Castellanos, Miguel Haberkon es un pequeño productor que alquila 130 hectáreas (el 100% de la explotación) con 58 vacas en ordeñe y algo más de 60 secas. Lleva 40 años de profesión, pero igual tiene que "changuear" como albañil para llegar a fin de mes. Antes de la inundación ordeñaba 1200 litros diarios y había invertido en vacas para alcanzar los 2000. Pero después del agua, que le mató 151 animales (44 vacas lecheras, un toro, más algunos novillitos, terneras y terneros), durante 3 meses apenas pudo ordeñar para salvar algunas crías.

"Ahora estamos muy bien, buenas pasturas, mejor imposible", se entusiasma, aunque sólo recuperó parcialmente la producción y ordeña 700 litros diarios. El año pasado, Miguel había hecho 140 rollos de reserva (el agua le llevó tres lotes hilerados de alfa) y no alcanzó a hacer silo. Ahora ya tiene 70 rollos y otros 70 por hacer, más 25 hectáreas de sorgo y soja intercalados para hacer un silo mixto. La previsión es moderada porque el agua escurre hacia su campo y, como las napas están altas (a 1.20 metros), una lluvia importante pondría en peligro la inversión.

Según Haberkon, en su zona las expectativas son moderadas y los tamberos no aumentaron mucho las reservas. "Este año usa más sorgo que maíz para ensilar, por los nuevos productos en sorgo silero", relató, y aportó el dato preocupante: "En la zona en un año se cerraron muchos tambos y creció soja".

A dos puntas

Distinta es la visión que, por tamaño, tiene Juan Manuel Bressi, productor con dos establecimientos, uno en López y otro en Santa Clara de Buena Vista. Entre ambos ordeñaba entre 7.000 y 7.500 litros diarios con un rodeo de 400 vacas en ordeñe. La crisis hídrica recortó la producción a la mitad y lo obligó a secar anticipadamente parte del plantel, pero evitó desprenderse de las vaquillonas "porque sino este año no ordeñaba".

Hoy este miembro del CREA, que ya está prácticamente recuperado, hizo sus previsiones: destinó el 25% de la superficie a hacer silo y -"según lo que pase con el precio de la leche", dice- aspira a llevarla hasta el 30%. Para ello necesitaría, por lo menos, $1 por litro. La campaña anterior había confeccionado 9 bolas de silo, cantidad que ahora casi duplica: en total hizo 16 "chorizos" entre maíz, sorgo y alfalfa. La apuesta es fuerte, sobre todo teniendo en cuenta que tiene menos animales que en ciclo anterior. El criterio está a tono con la idea de Boretto de "ganarse un silo" a largo plazo: "lo fundamental es una planificación de reservas para 12 o 16 meses porque aporta estabilidad en la calidad de la dieta (frente a problemas climáticos) y en tres años tendremos 1 silo extra".

En tanto, Bressi afirma que "no hay que tenerle miedo al silo", mientras piensa en llevar su planteo hacia un sistema semiestabulado, "porque es lo que se viene".