CULTURA
La humanidad en peligro
Apocalipsis. Muchas veces el cine se detuvo a especular sobre el futuro de la raza humana sobre la tierra, con miradas más o menos sombrías. El reciente -y exitoso- estreno de "Soy Leyenda", visión aterradora de un mundo postapocalíptico, demuestra la vigencia de un género que tiene fuerte impacto en las carteleras de todo el mundo. textos de Juan Ignacio Novak.

Desde que el cine es cine, la especulación sobre el futuro de la humanidad fue una de las materias primas preferidas de los estudios, siempre ávidos de dar algún golpe en las taquillas. Así, muchos cineastas -ya sea con ambiciones vinculadas con el plano artístico o al estrictamente monetario- se dedicaron a reproducir sus visiones, esperanzadoras o sombrías, sobre lo que le depara al hombre sobre la tierra. Entre los más ilustres, podríamos citar a Fritz Lang, quien presentó un desesperanzador panorama en "Metrópolis", en la lejana década del 20', y Stanley Kubrick, quien planteó -mucho antes de Terminator- las posibles consecuencias de dotar de excesiva inteligencia a las máquinas, en "2001, Una odisea del espacio".

Pero sin duda, los filmes más escalofriantes producidos dentro de este género, son aquellos que muestran a la raza humana diezmada por plagas, guerras atómicas, desastres ecológicos o alguna de las tantas consecuencias posibles del accionar nocivo del propio hombre. Entre éstas, una de las más recordadas es "12 Monos", la alucinada historia de Terry Gilliam que muestra fragmentos de un siglo XXI devastado por un virus, y los viajes en el tiempo de un hombre para rastrear su origen y destruirlo.

Pero sin dudas este subgénero (parte de la ciencia ficción) tuvo un fuerte resurgir en 2002, cuando el escocés Danny Boyle ("Trainspotting"), rodó el impresionante filme "28 days later", conocido aquí con el más prosaico título "Exterminio". Este filme -que incluye algunas secuencias sobrecogedoras y de impecable factura, como el alucinado deambular del protagonista por una Londres desierta- obtuvo un notable éxito de taquilla, a la vez que imprimió nueva fuerza al género.

El argumento es simple, pero sumamente eficaz. Narra las nefastas consecuencias que se producen cuando un grupo de activistas libera de un laboratorio a unos monos utilizados para la experimentación, infectados con un virus que sume a su portador en una condición inhumana de furia asesina. 28 días después -de ahí el título original del filme- toda Inglaterra, al menos, queda devastada. En este sentido, el inteligente guión, con el fin de mantener en vilo al espectador, sólo va mostrando en fragmentos las consecuencias de la propagación de la enfermedad.

En ese marco desolador cuatro supervivientes, asediados por los "infectados", unen esfuerzos para encontrar alguna esperanza. Y es en las nuevas relaciones que se van generando entre estas personas, donde se entreteje el segmento más terrorífico del filme: rodeados por la muerte, los supervivientes intentan destruirse unos a otros, demostrando la vigencia de aquella frase de Thomas Hobbes, que afirma que "el hombre es lobo del hombre".

Sin embargo, más allá de las posibles pretensiones filosóficas del director, el éxito del filme se asienta en dos puntos: el ritmo trepidante, no exento de momentos de gran tensión, y sobre todo en la veracidad con que está narrado. En otras palabras, esa sensación de que lo que se está viendo, es perfectamente posible.

Un futuro sin niños

Unos años después del espaldarazo que dio "Exterminio" al género, el reconocido cineasta mexicano Alfonso Cuarón, adaptó una novela de P.D. James y estrenó "Hijos del hombre", otra mirada aterradora del futuro de nuestro mundo. En este caso, la tragedia no está dada por un virus, sino por un efecto de la contaminación, que impide a las mujeres concebir hijos.

En ese contexto -casi tan desolador como el de Exterminio-, el caos se ha apoderado de las ciudades, ya que la certeza de la imposibilidad de un futuro se tradujo en desbordes sociales continuos. En esto es especialmente sobrecogedora la escena en que cientos de personas se conmueven con la muerte de la persona más joven de la Tierra, de 18 años. La historia está narrada por Theo, personificado por un desalentado Clive Owen, un burócrata, ex activista, convocado para poner a salvo a la persona que lleva en sus entrañas la única esperanza para la humanidad.

Con una puesta en escena excelente, que muestra sólo un fragmento de ese mundo futuro sumido en la desesperación, Cuarón -responsable de la hasta el momento, mejor adaptación de una novela de Harry Potter al cine, con "El prisionero de Azkabán"- despliega con acierto una historia que, al igual que el filme de Boyle, teoriza sobre las posibles reacciones de un hombre o un grupo ante la certeza del inminente fin de su raza. Dimensión que encuentra su correlato en casi todas las películas del género.

El último de los mortales

A mediados de la década del cincuenta, en pleno auge de la Guerra Fría, los temores sobre la posible destrucción de nuestra civilización, estaban más enfocados en un desastre nuclear, producto de la tensa relación entre las dos potencias que en aquellos tiempos pugnaban por la imposición de un sistema socio-político: Estados Unidos y la Unión Soviética.

En ese marco, dónde muchas veces el arte literario y el cinematográfico se dejaron llevar por la compleja paranoia circundante, el escritor Richard Matheson imaginó en su obra "Soy leyenda", un futuro descarnado, en el que, tras la dramática propagación de una enfermedad, un único hombre logra sobrevivir. Se trata del científico Robert Neville, quien en su desesperación descubre que, no sólo es el último ser humano -al menos como tal- sobre la tierra, sino que también debe confrontar al resto de sus congéneres que, debido a los efectos nocivos del virus, se han convertido en una especie de vampiros.

Escalofriante por sus implicancias, la novela narra las andanzas de Neville en ese contexto, dónde su vida se reduce prácticamente a noches turbulentas que lo encuentran abocado a destruir a la mayor cantidad de vampiros, en contraste con días aciagos dónde se ocupa en descubrir un antídoto para la terrible enfermedad. Un aspecto interesante de esta historia -dónde radica una de las genialidades del autor- se basa en la presentación del punto de vista de los "vampiros", para los cuales el único monstruo es ese hombre empeñado en aniquilarlos.

Por supuesto, y frente a un material tan jugoso y con tantas posibilidades, Hollywood no pudo más que llevar esta historia a la pantalla grande. La primera versión (llamada sugerentemente "El último hombre sobre la Tierra", data de mediados de los 60', y el encargado de personificar a Neville fue el brillante Vincent Price. Más tarde, a principios de la década del 70', fue otro actor notable, Charlton Heston, el encargado de encarnar al científico enfrentado a un destino adverso, en la versión conocida como "Omega Man".

La -hasta el momento- última versión de la novela de Matheson fue estrenada los primeros días de este año, y la protagoniza el ascendente Will Smith. La historia se mantiene, en líneas generales, semejante al argumento original, salvo que esta vez transcurre en las desoladas calles de Nueva York (las anteriores tenían como espacio de acción a la ciudad de Los Angeles) y aparece la perra Samantha (ausente en la novela), personaje dónde se apoya buena parte de la acción al filme, en este sentido acorde a las exigencias de las taquillas, que hoy reclaman más escenas de acción que aquellas que se introducen en la psicología del personaje.

Más allá de sus defectos o virtudes, la nueva adaptación de "Soy leyenda", es una demostración más de que el género en el que se inscribe sigue en plena forma. Tal vez porque en realidad, independientemente del contexto en el que se inscribe, trata de responder desde la ficción a un interrogante que, palabras más, palabras menos, todas las generaciones se hicieron alguna vez: ¿Cuál es el destino de la humanidad?. Y no existe mejor canal que el cine para esto.

Inluencia de Romero

Tanto en "Exterminio" como en "Soy Leyenda", los supervivientes deben enfrentarse contra "los infectados", criaturas ávidas de sangre humana que, con ciertos matices, recuerdan mucho a las creadas por un hombre llamado George A. Romero, pionero indiscutido de la serie de filmes que podríamos considerar como "cine de zombies". Víctor Halperin y Jacques Tourneur entre otros directores ya habían indagado en el tema entre los años 30' y 40' pero nunca en la dimensión lograda por él.

En 1968, por entonces desconocido, Romero irrumpió en la pantalla con una bizarra pieza clase "B", "The night of the living dead", donde un grupo de personas se veían asediadas por un grupo de cadáveres vueltos a la vida por efecto de la radiación. Realizada con un presupuesto bajísimo, tuvo tal éxito que el director concibió en los años venideros -con mayor o menor fortuna- varias sagas como "Dawn of dead" (1978) y "Day of the dead" (1985).

La última de estas es la que más se acerca a los argumentos de "Exterminio" y "Soy Leyenda". Allí, los zombies se han apoderado de la tierra, quedando un humano vivo por cada 400.000 zombies. En tanto, un grupo de personas, conformado por científicos y militares, se refugia en una antigua instalación subterránea del gobierno dónde buscan una cura, y contactar a otros supervivientes. Romero intenta mostrar las tensiones que van surgiendo en el grupo y cómo, aún en un contexto adverso, aflora lo peor del ser humano. Aspecto que -varios años después- explotará Danny Boyle en "Exterminio".

"Exterminio"

El año pasado, Juan Carlos Fresnadillo, a la luz del éxito que tuvo su predecesora, dirigió la segunda parte de "Exterminio", ubicando la acción seis meses después de la llegada del virus; de ahí su denominación original "28 weeks later". En este punto, las Islas Británicas ya están aniquiladas, pero el ejército de Estados Unidos supone que ha logrado detener al virus. Se trata de una interesante saga, dirigida con mano firme por el realizador español.

"La bomba J"

El peruano Héctor Velarde escribió el cuento "La bomba J'. Lejos del tono épico que se puede apreciar en otros textos similares, Velarde describe como, tras la caída de una bomba, sólo sobrevive en la ciudad de Lima el burócrata Don Ismael Lanatta y Perales, el último hombre en la tierra. En una reacción mucho más típica del ser humano, y tras comprobar que ya no hay nada afuera, Don Ismael se acuesta en su cama, aterrado. Más tarde, se limita a poner a todas sus pertenencias un rótulo con el nombre y su ocupación, patético intento de perpetuación.

"Resident evil"

"Resident evil", de 2002 es otra de las películas que, junto a "Exterminio", forma parte del repunte del género, basada en un famoso videojuego. El argumento es similar: en un centro de investigación genética se produce el brote de un virus que contamina el edificio. Para contener la fuga, se bloquean las instalaciones, donde los infectados se convierten en feroces zombies. La protagonista es la bella Milla Jovovich y el éxito que tuvo, hizo que se realicen -hasta el momento- dos sagas.