Un sol que sigue iluminando

Nidya Mondino de Forni

La canción "íO sole mio!", conocida en todo el mundo y cantada por miles y miles de inmigrantes italianos al llegar a América, cumple 110 años.

La nostalgia parece acompañarla desde su nacimiento puesto que, a pesar del título y el texto que evoca al Tirreno y a los alrededores de Nápoles y Sicilia y al sol peninsular, la melodía surgió cuando su autor, el músico napolitano Eduardo Di Capua, en viaje a Moscú, encontrábase de paso en un hotel a orillas del Mar Negro, entre el frío y la nieve de la ucraniana ciudad de Odessa. Se inspiró en el poema del poeta, también napolitano, Giovanni Capurro, dedicándosela a Ninna Arcoleo, dama italiana.

De regreso a Nápoles, Di Capua la presentó a concurso en la Editorial Bideri de Venecia (1898), logrando un segundo puesto. De allí en más la canción adquirió notable popularidad. Para los italianos sólo comparable con el célebre coro "Va pensiero" de la ópera "Nabucco" de Verdi, convirtiéndose mucho más que en un símbolo localista, en un símbolo de disputa entre las diversas regiones italianas.

Para los venecianos, el hecho de que los gondoleros adoptaran la canción mientras acompañaban a los turistas, reemplazándola por las barcarolas venecianas, constituía un factor negativo para los tradicionales cánticos de la región véneta. Con respeto al olvido de la partitura de la "Marcha Real", durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Amberes (Bélgica 1920), jamás se ha podido establecer si se trató de un error o de una elección intencional. Se cuenta que, al iniciarse el desfile de los equipos, cada uno acompañado por sus respectivos himnos nacionales, y ya ante la presencia del Rey Alberto, cuando pasó el de Italia la banda tocó "O sole mio", en vez de la "Marcha Real". Todos los instrumentistas la sabían de memoria y la multitud la cantó como si se tratase de la cosa más natural y justa. Recordemos que Italia, hasta 1948, era una monarquía y que la "Marcha Real" fue su himno hasta la fundación de la actual República Italiana.

También en Buenos Aires (1951), la noche de despedida de Gigli, en la sala del "Gran Rex", el tenor concedió un bis final cantando las eternas estrofas. Celebrada por Proust, igualmente el cine le rindió homenaje más de una vez. Otro signo de la enorme popularidad internacional está dado por la calidad de sus intérpretes: Caruso, Schipa, Del Mónaco, Josephine Baker, Elvis Presley, el tenor chino Wu Yen Tze...

Tratando de explicar su éxito algunos reconocen evidentes raíces leopardianas en el ataque de los versos de Capurro: "...Che bella cosa 'na iurnata 'e sole,/ n'aria serena dopo 'na tempesta...". Por otro lado ni siquiera la metáfora del sol, que no es el sol deslumbrante del cielo sino el que "sta 'n fronte a te", puede ser considerada totalmente nueva. Desde siempre la literatura romántica ha movilizado las remotas presencias celestes: sol, luna, estrellas, reduciendo las infinitas distancias para descender de los ojos, en el cabello, en las lágrimas, en la inmediatez de una sonrisa o, como en este caso, en la frente como una diadema. Aún reconociendo que la música es bella, pero ¿cuánta bella melodía ha quedado sólo como un hecho nacional, local, intrascendente? Lo mejor es dejar de lado arduos interrogantes, pues su éxito no puede ser explicado "sino a través de los misteriosos caminos de la popularidad, a través de las ondas invisibles que propagan sonidos y palabras hasta los rinconcitos más secretos de la memoria".

A Eduardo Di Capua (1865-1917) la Editorial Bideri le publicó otros éxitos memorables: "Margaratella", "Maria Mar’", "Torna a Surriento", "Santa Lucia Lontana"...

Giovani Capurro (1859-1920) es autor además de la letra de: "A vongola", "Chitarra mia", "O napulitano a Londra", "'O figlio d"o Rre' " (escrita en ocasión del nacimiento del Príncipe Umberto de Piamonte), "Fili d'oro"...

Ambos autores murieron pobres, sin ningún reconocimiento en Vida. Más su canción, venciendo las barreras del tiempo, vuela por el mundo, regalándoles una fama eterna. Imaginemos su estupendo final en la excepcional voz del inolvidable Pavarotti, otro Sol que seguirá iluminando:

íChe bella cosa na jurnata 'e sole,n'aria serena doppo na tempesta!Pe'll'aria fresca pare gia' na festa...íChe bella cosa na juranta 'e sole!Ma n'atu solecchiu bello, hoi ne,'o sole miosta 'n fronte a te!'o sole, 'o sole miosta 'nfronte a te!sta 'nfronte a te...("íQué cosa hermosa es un día de sol/ el aire sereno tras la tempestad!/ El aire fresco resulta ya una fiesta.../ íQué cosa hermosa es un día de sol!// Pero otro sol/ aún más bello, ah sí/ oh sol mío/ está frente a ti/ oh sol, sol mío/ está frente a ti/ está frente a ti").