Región: REG-06
Los números del saqueo
El Estado y los grandes son los únicos que ganan
Un trabajo del ex director de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Carlos Etchepare, confirma el fenomenal crecimiento recaudatorio gracias al campo y el beneficio de los actores más poderosos del sector.

Bajo el título ""Algunos datos de interés para entender la situación sectorial", el licenciado y ex gerente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Carlos Régulo Etchepare, elaboró un compendio estadístico en el que se detalla el aporte que realizan los productores vía retenciones y el impacto que significa para las cuentas de la empresa agropecuaria.

Ante todo, sitúa al sector agropecuario en el esquema económico nacional exponiendo cuatro cifras contundentes: 56% del ingreso de divisas lo genera el sector agropecuario; así como el 44% del ingreso fiscal; involucra al 45% de la población argentina; y genera el 36% de la mano de obra.

Tras el breve prólogo, pone en contexto al sector: ""El crecimiento de las exportaciones (récord en los últimos cuatros años) se fundamente en el aumento (tanto de volumen como de precio) en las exportaciones del complejo agroindustrial". En 2004, la materias primas representaban el 20% del ingreso por exportaciones; las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) el 34%; y las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) el 28%. En 2007, los porcentajes fueron de 22%, 35% y 31%, respectivamente.

¿Costos argentinos?

Asimismo Etchepare pone el énfasis en los costos del sector, que en los últimos años se incrementaron considerablemente. En términos globales, detalla que el gasto de los productores en una campaña es de u$s 15.000 millones, pero remarca que la actual se incrementó en u$s 1.600 millones por la disparada de los insumos.

Hilando más fino, detalla: la tonelada de Urea Perlada pasó de u$s 244 en 2003 a u$s 630 en la actualidad; el glifosato, que en 2006 valía u$s 2.40 por litro, ahora se paga u$s 6.50; los 100 litros de gasoil (ese argumento permanente del gobierno para justificarse en contra del sector) costaban u$s 45 en 2003 contra los u$s 72 de 2008; y el fosfato diamónico, uno de los fertilizantes fundamentales para la reposición, se elevó de u$s 379 por tonelada en 2006 a u$s 970.

Aunque el especialista difundió el informe antes de los últimos discursos presidenciales, bien podrían utilizarse estos datos para refutar los dichos de la mandataria cuando afirmó que el campo "quiere vender en euros pero trabaja con costos argentinos".

Los chicos transfieren

Otra arista de la coyuntura que analiza el ex director de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires es la de las compensaciones implementadas por el gobierno nacional para mantener a raya los precios de algunos bienes en el mercado doméstico.

A su entender, en el mercado del trigo se confirma una importantísima transferencia de recursos del sector primario a la industria y la exportación. En la campaña 2006/07 ese beneficio a los procesadores fue de u$s 450 millones, menos de la mitad de los u$s 1.000 millones que se llegarían a transferir en la actual.

En cuanto a las "compensaciones cruzadas", Etchepare pone en evidencia el claro beneficio para el sector secundario. El 60% de los $1.400 millones que se recaudaron con la suba del 4% en las retenciones a la soja, ocurrida en enero de 2007, se repartieron entre tan sólo 10 empresas.

Si las compensaciones se toman según la "cadena", se verá también la magnitud de la desigual distribución. Por ejemplo, en el ámbito lechero, más de 28.000 tambos recibieron menos de $80 millones, mientras que a 47 industrias se les giraron $ 316 millones. En el caso de la "cadena" triguera, se compensó a $ 6.000 productores con unos $ 89 millones, pero 349 molinos se quedaron con $ 343 millones.

Retenciones x 5

Por otra parte, el trabajo remarca el vertiginoso incremento que sufrieron los derechos de exportación (el término "retenciones" es erróneo, por cuanto ese concepto supone que en algún momento el importe se reintegra). "Cabe recordar que el origen de la reimplantación de las retenciones fue el de "superar la crisis de 2001'. Originalmente fueron del 10% para luego llegar al 20% y su destino era financiar los planes sociales", aclara el autor.

"En el caso de nuestro país, las características de su comercialización hace que este impuesto a la exportación se transforme en un impuesto a la producción. Todo aquel que vende su mercadería sufre el descuento del tributo, vaya la mercadería a exportación o a consumo interno, convirtiéndose de esta manera en un subsidio para la industria y para el consumo", agrega.

Tras desagregar el descuento por cultivos, Etchepare alcanza una conclusión dolorosa: en presente campaña la retenciones privan a los productores de u$s 15.200 millones, más de lo que ellos invierten para llevar adelante la cosecha. Pero también representa casi 5 veces los u$s 3.000 millones que se recaudaron en 2005/06.

Campo diezmado

"Luego de esta descripción de datos, las conclusiones las saca cada uno de quienes se toman el trabajo de analizarlo", indica al final del compendio, que cierra con un cuadro donde se observan datos del último Censo Nacional Agropecuario de 2002.

Allí se observan los indicadores que confirman el proceso de concentración ocurrido en el campo en los 80 y 90, con la baja de cientos de miles de productores. A modo de síntesis, vale mencionar que en esas dos décadas se perdieron casi 55.000 establecimientos agropecuarios con menos de 1.000 hectáreas, equivalente al 31.6% de ese segmento (la mitad de las pérdidas se dieron en la franja de 50 a 200 hectáreas, con la quiebra de 23.000 explotaciones). En cambio, la cantidad de empresas con más de 1.000 hectáreas creció 6.5%; dentro de las cuales se cuenta el segmento de 10.000 a 20.000 hectáreas, que se incrementó 24.7%.

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