Opinión: OPIN-03 Décadas tropezando con las mismas piedras
Por Juan Ignacio Larrínaga

Parece mentira pero los argentinos arrastramos los mismos problemas desde hace décadas y continuamos tropezando con las mismas piedras. Soy un simple observador de los hechos cotidianos del diario quehacer que además gusta de la observación de los acontecimientos políticos.

Hace más de medio siglo un político, luego presidente de la República, decía que había que terminar con la lucha de clases y de sectores. Todo sigue igual. Entonces, la primera observación que se me ocurre es: todos quienes habitamos este suelo, en mayor o menor grado, según el protagonismo que tengamos somos responsables de lo que nos pasa. Segunda reflexión: otros, además de responsables, son culpables.

¿Por qué somos responsables? Por negligencia, comodidad, dejadez, egoísmo (sólo nos importa el interés propio), porque entiendo que hemos cambiado los valores, lo que es peor que perderlos. En este espectro estamos todos. Los culpables son los que en función del lugar o del poder que utilizaron u ostentaron no hicieron las cosas como es debido o simplemente no hicieron nada.

Hoy el poder político de la Nación está concentrado en el matrimonio Kirchner. Ese poder está sustentado en gran parte en los buenos indicadores económicos que no son producto de un plan eficiente y bien ejecutado sino de una coyuntura económica internacional que, montada en los precios de las materias primas genera, a través de las retenciones, ingresos extraordinarios al fisco que el gobierno dispone a discreción.

Sobre iluminados e infradotados

Como ciudadano estoy harto de sentir la sensación que los funcionarios del gobierno aparecen como los iluminados y el resto de los habitantes como si fuéramos infradotados.

Pregunto: ¿hay algún ciudadano que escuche un informativo, lea un diario o simplemente pague los gastos de su diario vivir que no se dé cuenta de que los datos del Indec son inventados? ¿Alguien puede creer que el aumento de las retenciones agropecuarias son para evitar el monocultivo de la soja? Todos sabemos que esto último es pura voracidad fiscal para aumentar el ingreso a las arcas del Fisco Nacional para destinar mayor porcentaje de fondos a los manejos indiscriminados del poder. Como santafesino me pregunto: ¿dónde están los diputados y senadores nacionales?

Si como productor me dijeran que el aumento de las retenciones se destinan a un fondo especial que, controlado por productores, industriales, consejos profesionales, sería destinado a generar inversiones para agregar valor a los productos primarios para sustituir importaciones y aumentar exportaciones en el futuro, para hacer redes ferroviarias que permitan comunicar al interior del país y reducir los costos de fletes y almacenamiento, yo preguntaría ¿dónde hay que firmar?, porque ello implicaría apostar al futuro del país y de las generaciones que nos sucedan. Pero esto no es así.

Los fondos serán destinados a subsidiar el transporte urbano de pasajeros de la Capital y el Gran Buenos Aires, que cuestan tres veces más que lo que costaban de déficit los ferrocarriles, obsoletos, mal administrados y que fue la justificación de su privatización, que terminó aislando a gran parte del interior.

Otro destino será financiar obras de los gobernadores amigos o el tren bala, mientras hay centenares de poblaciones que sólo se comunican por calles o senderos de tierra. ¿Cómo no estar harto y no sentirme que me consideran un infradotado?

Nos guste o no, el gobierno no tiene plan. El éxito o fracaso económico está directamente ligado a los precios de las materias primas. Una baja de ellos en el mercado internacional da por tierra con el superávit fiscal, esa es la realidad.

Pero además de esta afirmación los funcionarios más jerarquizados con una lengua muy suelta dicen toda clase de epítetos contra los productores como si la protesta o el disenso no fuera permitido. Se lo permitieron a los piqueteros amigos, ¿por qué no a los demás?, ¿qué clase de defensores de los derechos humanos son?

También hay que reconocer que los productores agropecuarios, fruto de su individualismo carecen de toda comunicación con la sociedad. No tienen representantes en los poderes del Estado que defiendan sus intereses. No tienen comunicación con otros sectores que tienen intereses comunes; hoy, por ejemplo, con los empleados de los frigoríficos, que si el gobierno sigue con la actual política de carnes se quedan sin trabajo porque no habrá qué exportar.

El gobierno elabora políticas desde un escritorio conforme al pensamiento coyuntural o de algún funcionario. No tiene un plan coherente. No lucha contra la inflación, la esconde debajo de la alfombra. Niega la crisis energética, pero cuando hace calor nos quedamos sin energía eléctrica y cuando hace frío sin gas. Tiene una meta: acumular poder político mientras pueda. Hasta ahora lo consigue porque la coyuntura se lo permite, el problema es qué será del país cuando los tiempos cambien. Sabemos que el crecimiento económico tiene techo.

Algunas ideas

Pero de todo esto es necesario aportar alguna idea que apunte a la solución y dentro de mi modestia me permito decir:

Primero: todos los ciudadanos tenemos la obligación de preocuparnos por el país en su conjunto y por conocer la realidad de quienes nos rodean. Basta de simplificaciones y de creer lo que intencionadamente hacen creer desde el gobierno. Segundo: hay que exigirle al gobierno de turno que comparta y consulte con los sectores interesados las medidas que ahora toma en forma inconsulta y arbitraria. Tercero: los productores deben hacer docencia para informar a la población sobre los riesgos futuros, para hacerles conocer cómo es su actividad y qué necesitan para incrementar la producción y poder acercar alimentos baratos al mercado interno. Deben aprender que los tiempos cambiaron y que hoy no alcanza con sembrar y cosechar. Cuarto: la población en general debe saber que con las actuales políticas del Estado la concentración de la producción será cada vez mayor, porque los pequeños productores que no tengan escala suficiente tendrán cada vez más dificultades para su desarrollo. Quinto: todos los ciudadanos que tengamos un sincero compromiso con la vida y con la comunidad debemos participar en la actividad política aunque más no sea como oyentes o críticos para poder controlar la gestión de nuestros mandatarios. No basta con votar solamente. A los dirigentes hay que formarlos, apoyarlos, controlarlos y premiarlos o castigarlos según sea su desempeño. íNo abandonemos nuestros derechos y cumplamos con nuestras obligaciones! No podemos legar a las próximas generaciones el sueño de un edén convertido en ruinas.