Opinión: OPIN-04
Artes Visuales
"Mujer"

"Imago" Espacio de Arte -Fundación Osde- de avenida Rivadavia 3238, Santa Fe ha dado comienzo al calendario de sus presentaciones para el año en curso, auspiciando la exposición de óleos del artista Benito Postogna, quien titula "Mujer" a la colección de obras de su autoría y a la vista. Se trata de la exhibición de una colección de carácter temático, en la cual se configura un imaginario integrado por obras fechadas en distintos momentos y que guardan entre sí una marcada coherencia plástica, tanto en su elaboración como en su trasfondo expresivo. Postogna ha hecho de la temática que constituye ésta, su muestra actual, un tópico recurrente en su producción artística a lo largo de años de trabajo, sin ostensibles variaciones en la configuración compositiva de las mismas.

La persistencia de los acordes cromáticos, la organización de las figuras en sí mismas y en el espacio se posicionan "per se" y recortan una mirada persistente en el artista, quien pareciera haber arribado a una interpretación cristalizada en esta cuestión, tanto sea desde lo formal a la vista como lo conceptual emergente de cada composición plástica.

La elaboración del color como valor lumínico en pinturas que a primera mirada se definen como cuasi-monocromáticas indican una posición propia del merodeo y exploración de un espectro invariante del que ocasionalmente se desprenden pequeñas áreas de contraste muy evidentes y puestas como acento subrayado (uñas de tono bermellón plano), reafirmándose elípticamente la arista significativa de este detalle, en la constelación de datos que particularizan a la mujer, que Postogna presenta en situaciones de la vida ordinaria.

Con paso acompasado de controlada elegancia y en tensión constante, distantes, estas mujeres retratadas en el anonimato, se deslizan de aquí hacia allá, reposan y se miran, se exhiben a sí mismas, y nos miran de soslayo con actitudes hieráticas y expectantes, como sorprendidas, desplazándose en una dimensión cuasi-fantasmagórica, irreal, ajenas y despojadas de cualquier atisbo de sensualidad inherente a la sexualidad. Postogna elabora una imagen metafórica de la mujer, de su dimensión expresiva y de su especificidad de género, encorsetándola en una paleta de tintes ocres, pardos y grises, esquivas a la idea de turgencia o subrayada pasión vital. Los trabajos en su conjunto definen de manera notoria la praxis y el lenguaje del autor caracterizado por los ritmos angulosos de la línea, contorno remarcado en forzados arabescos que citan parcelas de la anatomía, pero no se ajustan a su proporcionalidad. La figuración del autor en tanto explicitación y comprensión de las imágenes vira hacia una abstracción controlada de tono expresionista no hedonista.

El despojamiento del tratamiento de superficie, que elude la incorporación de texturas hápticas en beneficio de la presencia constante de los tratamientos visuales con pigmentos que levemente tiñen la tela definen la autocontención constante de la práctica pictórica de Benito Postogna, quien remarca el aplanamiento de los volúmenes indicados como superficies, construyendo de tal modo espacios de profundidad acotada. El remarcado de los límites de contorno, de subespacios plásticos otorga a muchos de sus trabajos, en esta ocasión expuestos, a saber pinturas, la particularidad de ser leídos como dibujos de contorno entonados con valores sepias, grises y azules quebrados. El ascetismo se remarca una y otra vez orientándose hacia una abstracción de la forma elaborada con datos compositivos.

Cada trabajo destaca el valor expresivo y de comentario de la línea como límite formal. El color denso, la textura como tratamiento diferenciador vinculado a experiencias táctiles son ajenos a los intereses estéticos del expositor. Con toda la obra expuesta se compone un personal friso de la Mujer, construyendo un arco estilístico de inmediato reconocimiento, casi una reiteración que el autor mantiene a lo largo de su dilatada carrera profesional. Crean un cosmos de absoluta pertenencia que responde, más que al lugar en que se produce, al imaginario internalizado del autor, rehusándose a cualquier localización geográfica.

Domingo Sahda