Sistema de retenciones. Mientras exista el sistema de retenciones, se propone procurar la convergencia de rentabilidad entre las distintas producciones agropecuarias, de modo de permitir a los productores la rotación de los cultivos, en el marco de un aceptable balance entre actividades. La circunstancial expansión de la soja es, en parte, resultado de la menor rentabilidad registrada en otros cultivos y en la producción cárnica y lechera. De ahí que los productos agropecuarios deben encontrar hoy su equilibrio mediante retenciones diferenciales, con reglas previsibles claramente necesarias para actividades con ciclos prolongados de producción y/o de alto riesgo. Se sugiere la revisión de las retenciones cada seis meses o por campaña, para servir a las decisiones de siembra que respondan a las variaciones inevitables del funcionamiento de los mercados. La revisión semestral o por campaña de las retenciones no haría perder el carácter móvil que ha sido impreso por el gobierno nacional con su última decisión, pero daría previsibilidad a los ciclos de los cultivos. Asimismo, un sistema que establezca una justa compensación a las provincias por las retenciones originadas en sus exportaciones. Justicia Contributiva. Se propone reemplazar paulatinamente las retenciones por los impuestos coparticipables a provincias y municipios y fortalecer las competencias tributarias de las provincias. Costos de producción. Se plantea aplicar mecanismos que impidan el aumento desproporcionado del precio de los insumos clave, comenzando por aquellos que son ineludibles en las próximas campañas cerealeras, como la del trigo como así también fomentar el desarrollo de la producción nacional de los insumos agropecuarios. Consumo Interno. Los instrumentos utilizados para contener los precios de góndola de algunos productos lácteos, carnes y molinería distorsionan los precios de intercambio entre los eslabones de la cadena de valor, generando tensiones y logrando efectos inversos a los esperados. Se propone la revisión de los instrumentos compensatorios a fin de que su aplicación sea más transparente e integrar los sistemas de comercialización y distribución a la problemática de la producción agropecuaria. Agricultura familiar y pequeña producción agropecuaria. Se plantea un menú de medidas que combine créditos, recálculo de deuda de origen, refinanciación en condiciones favorables y suspensiones de remates. Ciencia y tecnología e innovación. Se propone el desarrollo de innovaciones clave en sectores como agroalimentos y nuevas semillas transgénicas, además de mejoras en genética bovina y porcina, intersiembra y de desarrollo de logísticas y marcas propias, entre otras. El mismo se hará bajo la forma de programas especiales, desarrollados de manera conjunta entre el sector público y privado. Planes para el desarrollo sectorial. Se recomienda el financiamiento y otros incentivos para la producción primaria y su industrialización de actividades como la del arroz, algodón, cítricos, horticultura, caña de azúcar, porcinos, caprinos, ovinos y aves, entre otras. Estas actividades, además, son intensivas en la utilización de mano de obra. Plan Nacional Agropecuario. Además de las medidas inmediatas a adoptar para resolver la crisis, es imprescindible una política agropecuaria de mediano y largo plazo concebida como política de Estado. Salir del día a día y hacer de nuestro país un lugar previsible dentro de un mundo cambiante. Un Plan Nacional Agropecuario que contenga todos las definiciones estratégicas regionales y sectoriales.

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