Opinión: OPIN-03 Del autor al cliente

Como todos los años, la Feria del Libro en Buenos Aires congrega multitudes. Y no se trata de asistentes que van solamente a ver el desfile de figuras nacionales e internacionales, sino que el fenómeno se traduce en una importante venta de ejemplares. De hecho, los grandes diarios nacionales agotan bibliotecas de ediciones especiales con clásicos de la literatura y la filosofía, premios nobeles, autores argentinos y latinoamericanos, best sellers, relatos infantiles, obras de referencia y hasta historietas. En tanto, los textos se multiplican hasta el infinito en la web.

Quien tome estos datos como parámetro exclusivo podría caer en el error de considerar que estamos viviendo una suerte de edad de oro de la lectura. Nada más alejado de la realidad. La asistencia a la feria del libro repite el éxito de convocatoria de otros encuentros de la más disímil naturaleza, siempre que cuenten con suficiente trascendencia mediática. La venta de libros registra volúmenes muy superiores a la lectura de los mismos, con lo cual su condición de objetos o de depositarios materiales del acto de compra -que es lo que, al decir de Beatriz Sarlo, realmente muchos coleccionan-, se impone categóricamente por sobre el interés hacia su contenido. Y la asidua y hasta frenética búsqueda de sitios en Internet, aun aquéllos en los que predomina la escritura, apunta más a la adquisición de datos o información de distinta relevancia, que a la apreciación de un texto o al potencial de reflexión, disfrute o emoción que éste puede ofrecer como tal.

Pruebas al canto: más de la mitad de los argentinos no leyó ningún libro en el último año, según una encuesta de Gallup, y por más que las pautas de consumo y nuevas y más cómodas formas de esnobismo parezcan indicar lo contrario. En tanto, una nueva generación estrena destrezas tecnológicas y empobrece inadvertidamente su capacidad de expresión, de comprensión y de goce. Pero lo peor es que ni unos ni otros siquiera saben -no tienen forma de hacerlo- lo que se están perdiendo.