Escenarios & Sociedad: SOCI-02
ANALISIS
"Pensarnos en canciones"
Por DAMIÁN RODRÍGUEZ KEES

Desde la niñez, Liliana Herrero se introdujo lentamente en el mundo de la música y respiró el aire de los debates intelectuales, especialmente a través de su padre, quien fuera maestro rural primero y bioquímico después; militante político siempre (llegó a ser presidente de la Federación Universitaria Argentina), y un gran aficionado a la música.

De estas escuchas y debates, de una fuerte interacción con el paisaje, de una formación universitaria en el campo de la filosofía, de la práctica docente resulta el pensamiento y producción musical de Liliana Herrero, quien hoy es uno de los casos más singulares de la canción popular argentina.

La música de esta intérprete nos invita a reflexionar sobre algunos temas que han preocupado siempre a la vida cultural de nuestro país. Si bien podemos hablar de una "música de Liliana Herrero", no podemos distinguir un estilo en su producción, tampoco una caracterización que permita clasificarla dentro de las normas del mercado discográfico. Vinculada estrechamente con el campo del folclore, su música es lugar de cruces, en especial con el rock, y choques, de rescate de una "tradición selectiva", en términos de Williams, que se contrapone con la tradición de la cual se apropió el poder junto con el impersonal mercado para generar fórmulas que se repiten sin más, como es el caso del Festival de Cosquín. El género, o los géneros, en esta música se ponen en conflicto, como así también los saberes, las técnicas y las prácticas. Así, entonces, la tradición está puesta "adelante", y lo folclórico se presenta como desafío, no como fórmulas a reproducir. El folclore, el rock, lo urbano, lo rural, el paisaje, los silencios, los hombres, se encuentran o desencuentran en un todo llamado canción. Al interior del propio lenguaje musical, estos elementos son tratados con un concepto de la misma Herrero, el de "contrafusión", que resulta al momento de la audición en texturas por planos superpuestos en los que conviven, pero no se integran, recursos y materiales de diferente naturaleza. Se desarma así el legado para recomponerlo de otro modo. Al mismo tiempo, el discurso parece no evolucionar, se evitan direcciones hacia previsibles estribillos o fórmulas de eficacia probada, se rompen relaciones causa efecto que "desacomodan" la audición estándar y, en definitiva provoca sin darnos cuenta una escucha atenta, comprometida.

Secretario de Cultura Municipal