Opinión: OPIN-03
Mesa de café
¿Exigencia legal o negocio?

Erdosain

José dice que desde hace una semana está esperando que le revisen el auto. Su mal humor es casi contagioso. -El gobierno te exige poner el auto al día y resulta que, después, tenés que hacer una cola interminable para que te atiendan.

-En Inglaterra -dice Marcial-, las leyes existen cuando se cumplen, no cuando están escritas. Pero, además, el gobierno crea todas las condiciones favorables para que el ciudadano pueda cumplir con las leyes.

-Acá parece que les gusta hacer todo lo contrario -digo-. Te exigen algo correcto, pero crean tantos impedimentos que de alguna manera, consciente o no, alientan la infracción.

-Un amigo -agrega Abel- hace tres días que está esperando. No sólo hay que esperar, no sólo te tratan con total desconsideración, sino que, además, hay que pagar sesenta pesos, un monto que actualizan cada vez que se les da la gana.

-Admitamos que en todos los países modernos del mundo se hace esto. Nosotros, como siempre, estamos atrasados veinte años -comenta Marcial.

-Nadie discute los objetivos justos de la ley -corta José-, lo que discuto es que te hagan perder tres o cuatro días para poder cumplir. Lo que discuto es que invoquen una ley justa para maltratar a la gente y, de paso, meterle la mano en el bolsillo.

-Lo que no entiendo -dice Abel- es por qué hay tan pocos talleres para atender. Según me dijeron, en la región debe haber por lo menos 400 talleres en buenas condiciones; sin embargo, sólo son tres los habilitados.

-Yo no quiero ser mal pensado -digo-, pero tengo derecho a imaginar que hay algo oscuro en todo esto. Tres talleres disponen de un mercado cautivo de miles y miles de autos. Esto no es casual, y estos favores tampoco se hacen gratis.

-Según leí en el diario, los talleres fueron designados a dedo, no hubo licitación ni procedimientos formales -señala Marcial.

-Éstas son las grandes transformaciones que nos prometió el gobierno de Binner -acusa José.

-Te recuerdo -le contesta Abel- que todas estas designaciones se hicieron durante la gestión peronista y, a juzgar por los resultados, de los cuales vos también sos víctima, la hicieron al mejor estilo peronista.

-Pero, si ustedes fueran tan éticos y transformadores como dicen, ya se habrían encargado de corregir lo que está mal hecho -responde José a la defensiva.

-Espero que se corrija -dice Marcial- porque esto es una vergüenza.

-Es abusivo e injusto -digo yo- porque está bien que los autos viejos sean revisados; pero todos, no solamente los que no son tan viejos.

-No te entiendo -dice José.

-Muy sencillo -contesto-; en la ruta y en la ciudad transitan verdaderos cadáveres, catraminas atadas con alambre que no sólo son inseguras, tampoco tienen un papel en regla. Esos autos no van a ir a la RTO porque, si van, el auto y el dueño quedan retenidos. A mí, que pago seguro y patente, me exigen todo al día; pero a estos infractores reincidentes, que andan en autos que son un peligro público, no les dicen nada, no he visto un operativo contra ellos.

-Lo que hay que entender -dice José- es que no estamos en Suecia y mucha gente usa estos autos para trabajar.

-Como siempre tenemos que entender que no estamos en Suecia, es que nunca vamos a ser como Suecia... -reflexiona Marcial, que le acaba de hacer señas a Quito para que sirva otra vuelta de café.

-No comparto-, concluye José .